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Profesor de karate, propietario del gimnasio Shindo Ryu de Caracas y cofundador de la Federación Venezolana de Karate

Fue preparador de la Guardia Nacional, Armada y Policía Metropolitana y, a los 75 años, imparte cinco horas diarias a más de 100 alumnos

“Fun de luna de mel a Caracas á casa da miña cuñada e xa me quedei en Venezuela, onde levo 52 anos. Non viñen por necesidade, pero gustoume o país”. Así resume su cambio de vida Guillermo Pérez Álvarez, originario de Grixó (Ramirás) y personaje muy querido por toda la Hermandad Gallega de Venezuela, colectivo en el que se inició como profesor de karate en 1974. Ha sido uno de los seis fundadores de la Federación Venezolana de Karate y su escuela-gimnasio, de la que han salido más de cien cinturones negros y numerosos representantes del país en competiciones internacionales, es un referente tanto en la alta competición como en la práctica más popular de este deporte. El maestro Guillermo Pérez, cinturón negro 7º Dan, fue durante más de 20 años formador de agentes de la Guardia Nacional, de la Policía Metropolitana y de las tropas de la Armada. En la actualidad, a los 75 años de edad, continúa impartiendo cinco horas diarias de clases -de lunes a sábado- en su gimnasio de Chacao, a más de un centenar de alumnos “desde os máis pequeniños, de 4 anos, ata adultos que superan os 70 anos”, resalta con orgullo. Se define como amante de la naturaleza y del deporte, y en su filosofía de vida están muy presentes valores como la perseverancia, la perfección, el respeto y la autoconfianza. En un mundo dominado por el materialismo y el consumo, asegura que “saber vivir é solo para escollidos”. Su estilo en el karate es el denominado Nihon Koden Shindo Ryu (Casa del Camino a Dios), en el que ejerce como director técnico para Venezuela. Desde hace unos años, cambió su residencia en Caracas por una casa de campo en San Antonio de Los Altos, en la que dedica tiempo al cuidado de palomas, loros, tortugas, gallinas... pero en especial de su perra mastín napolitana de casi 80 kilos de peso. El shihan Guillermo vive con cierta inquietud las actuales restricciones de alimentos en Venezuela: “Falta a graxa para o corpo porque hai carencia dalgúns alimentos. Aínda que hai carne e verduras, hai tempo que non podemos facer postres. E ademais, os que traballamos fóra da casa e non podemos estar horas nas colas, temos que pagar polos produtos na revenda cinco ou seis veces máis cos prezos que marca o Goberno”, explica.

Texto: Javier de Francisco ©

Analista de The Bank of New York Mellon

“Aquí no es tan importante tener cuantos más títulos universitarios mejor, sino mostrar en el trabajo qué sabes hacer y hasta dónde puedes llegar”

Tres años de formación en París y en Bruselas, para adquirir bagaje internacional y dominio de idiomas, impulsaron y ampliaron el foco laboral de la ourensana Gema Pérez, que acaba de cumplir un año en su nuevo cargo como analista de operaciones corporativas en la sede central de The Bank of New York Mellon, una de las mayores corporaciones bancarias del mundo, con 232 años de historia. Después de finalizar los estudios de Empresariales, abrió la carrera profesional en su propia ciudad, formando parte de la plantilla de dos líderes sectoriales a nivel local, una empresa de programación y hardware, y un centro médico de referencia. Gema Pérez se anticipó a la fuga de talento que aún arrastran Galicia y España desde el inicio de la crisis, y que se agudizó a partir de 2009. En su caso, vive en el exterior desde el año 2005. Durante su estancia en la capital europea forjó su primera vinculación laboral con la multinacional financiera para la que trabaja actualmente, The Bank of New York Mellon. En Bruselas ejerció durante tres años y medio (hasta diciembre de 2012) como experta en acciones corporativas. Ya en Nueva York, se reincorporó a la propia corporación BNY Mellon en agosto del año pasado, como analista de acciones corporativas, después de otra experiencia financiera -de algo más de un año de duración- en uno de los departamentos técnicos de Bloomberg LP, la compañía estadounidense de software financiero, datos y noticias. De su ciclo profesional en la mayor plaza financiera mundial, destaca el cambio de cultura empresarial en contraposición a Europa, en un país en el que “no parece tan importante tener cuantos más títulos universitarios mejor, como realmente mostrar en el trabajo qué es lo que sabes hacer y hásta donde puedes llegar. Se necesita una cierta preparación académica, por supuesto que sí, pero se requieren resultados”. Gema Pérez matiza que un currículum americano nunca se encabeza con los títulos y méritos académicos, sino con los resultados tangibles conseguidos en el trabajo: “La experiencia laboral no se describe en tareas sino en resultados y ésta siempre encabeza el currículum. Los títulos académicos se ponen a continuación”, aclara. Formar parte de una de las corporaciones de liderazgo le permite vivir, en primera persona, la verdadera dimensión de la operativa financiera mundial: “Trabajar en una empresa que ofrece servicios financieros en numerosos mercados le hace a uno consciente del altísimo volumen de transacciones internacionales que se dan en los mercados accionarios”. Y también le posibilita comprobar la permanente evolución del perfil de trader: “Hoy es mucho más importante tener conocimientos informáticos avanzados de lo que lo era hace tan solo diez años”, comenta.

Texto: Javier de Francisco ©

 

Empresario del sector hotelero y propietario de una ganadería con más de 2.000 reses de vacuno en Tacuarembó

El grupo empresarial que comparte con dos socios tiene en propiedad los hoteles Holiday Inn Montevideo y Klee

Cuando volvió a contraer matrimonio en 2009, en su tarjeta de invitación se podía leer “20 años en España, 50 años en Uruguay”. Hoy el reparto es aún más favorable para su país de acogida: 20 años en España, 57 en Uruguay. El empresario hotelero y agropecuario Julio Ríos Serapio emigró desde O Valoiro (Lobios) en 1959: “Fui el menor que emigró de la familia, a los 20 años de edad”, recuerda. Sus padres, su hermana y su hermano también fiaron sus destinos a la emigración de postguerra. Él trabajó de camarero en los primeros años, hasta que el propietario del bar que atendía le ofreció formar sociedad para adquirir un local de hostelería en Montevideo. Y viendo el recorrido del grupo inversor que crearon, acertó de pleno. Su socio, el también gallego -de Pontevedra- Jaime Araújo, posee hoy una de las cien mayores fortunas del país. Ocupa plaza en una selecta lista en la que su nombre figura al lado de las mayores sagas empresariales de Uruguay, de banqueros, de arquitectos, de abogados, de comerciantes y también de futbolistas tan reconocidos como Edinson Cavani, Marcelo Zalayeta, Luis Suárez, Álvaro Recoba, Diego Forlán o Enzo Francescoli. La sociedad formada por Julio Ríos, Jaime Araújo y por un empresario local, bautizada como Rolyr Sociedad Anónima, es propietaria de dos hoteles en Montevideo, el Holiday Inn (de cuatro estrellas y 136 habitaciones) y el Hotel Klee (de tres estrellas y 60 habitaciones), así como de otro establecimiento hotelero en la turística Punta del Este, el Porto Bari, que tienen arrendado a inversores uruguayos. Además, el ourensano Ríos Serapio posee una hacienda agropecuaria en Tacuarembó -capital del departamento agrícola y ganadero por excelencia-, formada por más de 2.000 reses de ganado bovino.

Texto: Javier de Francisco ©

 La popularidad lograda por Julio Ríos entre la colectividad gallega de Uruguay es probablemente insuperable. Su cercanía, su buen humor, su don de gentes, su animosidad para emprender proyectos y, sobre todo, para organizar actos sociales, le han convertido en uno de los personajes más admirados entre los socios, descendientes y simpatizantes de instituciones como el Centro Gallego y la Asociación de Empresarios Gallegos de Uruguay. Uno de los ejemplos más contundentes fue su boda, a finales de 2009, con la también empresaria agropecuaria -de Tacuarembó- Mariela Zilli. En la fiesta organizada en el propio Centro Gallego de Montevideo se dieron cita más de 500 invitados.

 Julio Ríos emprendió el viaje de la emigración de ultramar en 1959, a la edad de 20 años. Vivió en el país acompañado de sus padres, de una hermana y de un hermano. La familia es originaria de O Valoiro, en el municipio ourensano de Lobios. En cuanto llegó a Montevideo se puso a trabajar en la hostelería, como camarero. Pero enseguida le surgió la oportunidad de dar el paso como empresario. Y acertó en la elección de socios, ya que la sociedad que formó con su patrón, el pontevedrés Jaime Araújo, y con otro camarero del bar en el que trabajaba, perdura a día de hoy y engloba un importante patrimonio en el sector hotelero. Los tres jóvenes se unieron para comprar y transformar el viejo Bar Vaccaro, de Montevideo, en un renovado y cuidado local. Tras este negocio llegaron más, como panaderías y estaciones de servicio, que en muchos casos Julio Ríos adquirió o abrió incorporando como socios a sus propios hermanos.

Mientras, la sociedad de ámbito no familiar, que tiene como razón social Rolyr S.A., continuó creciendo y dio un salto definitivo cuando se introdujo en el sector hotelero. En la actualidad posee el hotel de Montevideo que forma parte de la cadena Holiday Inn, una de las nueve marcas englobadas en el gigante británico IHG (InterContinental Hotels Group), el líder mundial por número de habitaciones, con una oferta global de más de 4.700 hoteles en un centenar de países. El Holiday Inn Montevideo es un cuatro estrellas de 136 habitaciones y siete salones de convenciones. Su actividad genera 70 empleos directos.

 

El segundo hotel en propiedad es el Klee Internacional, situado muy cerca de la Avenida 18 de julio, la arteria principal de la capital uruguaya. Se trata de un tres estrellas con 60 habitaciones, en el que trabajan 22 personas. Los activos de Rolyr S.A. en el sector hotelero se completan además con una participación accionarial en el Hotel Sheraton Montevideo, un lujoso cinco estrellas con 207 habitaciones y 9 suites. Está situado muy cerca de la zona centro, a 200 metros del club de golf y del paseo marítimo. El edificio forma parte del centro comercial Punta Carretas.

 

“Benigno

Empresario del sector del mueble, fundador de Industrias Álvarez

Llegó al país como ebanista y logró ser un referente nacional en la fabricación de mobiliario de alta calidad

La crónica de esfuerzo y de éxito en la emigración del empresario ourensano Benigno Álvarez se inició en el año 1963, cuando confió su vida laboral a Panamá, uno de los destinos de ultramar más repetido entre los residentes en la comarca de Carballiño. Partió desde su localidad, Penedo de Xuvencos, en el municipio de Boborás, hasta el puerto de Barcelona para embarcar hacia su nuevo país. Sus primeros empleos ya estuvieron relacionados con el sector en el que desarrolló toda su carrera profesional, el de la fabricación de muebles. Además de tratarse de la actividad polarizada por docenas de empresarios surgidos de la emigración ourensana, para ingresar en el gremio, Benigno Álvarez se benefició de una condición innata, su destreza como ebanista, la profesión que ejercía en Galicia antes de emigrar. Se estableció inicialmente en la Ciudad de Panamá, después se mudó a Antón y finalmente arraigó en Aguadulce, donde lleva 40 años. En 1975 abrió su propia fábrica de muebles, Industrias Álvarez, cuando ya había cumplido una década regentando su primer negocio, Mueblería Ideal. Su grupo llegó a tener 80 empleados (hoy son 25) y a superar el millón de dólares en facturación. Con el cambio de milenio, y en pleno boom del ladrillo en España, se animó a invertir en su tierra. Realizó varias promociones inmobiliarias en Carballiño.

Texto: Javier de Francisco © 

 

“Llegué a Panamá en una época delicada para el país. Cuando no llevaba ni un año, surgió un  nuevo problema con Estados Unidos y hubo ruptura de relaciones. Me tocó vivir toda esa etapa, que fue  complicada”, recuerda Benigno Álvarez. La crisis diplomática de los sesenta derivó, en 1968, en un golpe de  Estado y en la dictadura militar de finales de la década. Por aquellos años, el ebanista emigrado desde  Boborás en compañía de varios vecinos, ya trabajaba como comercial para mueblerías regentadas por otros  emigrantes de la comarca de Carballiño que sumaban muchos más trienios que él en el país de acogida y  hasta compartía sociedad en su primer negocio, Mueblería Ideal.

 

 

En su primera etapa residió en la Ciudad de Panamá, que recuerda a su llegada “como poco más  que un pueblo, hace 53 años. Hoy sin embargo es una gran urbe, con una bahía que no tiene nada que  envidiar a la de Miami”, asegura. Su segundo destino en el país fue Antón y el tercero, y definitivo,  Aguadulce. En 1975 dio el salto de la venta a la fabricación de muebles. Desde los primeros tiempos,  Industrias Álvarez se especializó “en el mueble funcional de calidad y durable. Las características de  nuestros productos se conocen en toda la República y aún hoy seguimos suministrando a una docena de  mueblerías”, explica Benigno Álvarez.

Lo único que ha cambiado en los 41 años de actividad de la fábrica es que las ventas y la  distribución ya no se nutren al 100% de la fabricación propia: “A día de hoy lo que producimos puede  representar el 40% de lo que vendemos. En los últimos años ha ido subiendo la importación, sobre todo de  Asia, por los precios más competitivos y por algunos problemas, como las dificultades para encontrar  trabajadores en Panamá”.

 

 

Con estos antecedentes, su fábrica adelgazó hasta pasar de una media anual de 70 ó 80  empleados a los actuales 25. Quedaron atrás los ejercicios en los que la facturación sobrepasaba fácilmente  el millón de dólares. El mercado tampoco ayuda, por el auge de las importaciones de muebles asiáticos y  por la llegada de empresas competidoras de otros países del propio continente americano.

Por el contrario, las exportaciones nunca han sido el objetivo de Industrias Álvarez: “Hubo un  momento en el que intentamos llevar nuestros muebles a España, pero vimos que la exportación salía muy  cara. No somos una industria tan grande como para vender lejos y, además, la rama del mueble está más  avanzada en España que aquí”.

A diferencia de otros empresarios carballiñeses establecidos en Panamá, Benigno Álvarez nunca  barajó la posibilidad de dedicarse a la concesión de préstamos o abrir una casa de empeños: “En este país  funciona mucho lo de las financieras como extensión de la banca. Pero yo nunca me planteé dedicarme a  las finanzas. No se puede ambicionar todo”, señala.

Para diversificar, prefirió realizar inversiones en Galicia: “Hace unos quince años me dediqué al  sector de la construcción e hice algunas promociones de edificios en Carballiño. También tengo algunas  propiedades en Ourense, que ahora puedo disfrutar más, porque hace ya seis años que dejé la mueblería  para pasar a la jubilación”.

Pero la saga de Industrias Álvarez continúa bajo la dirección de su hijo, Benigno Manuel Álvarez  Fernández, con el que ya venía compartiendo la gerencia antes del retiro. El representante de la segunda  generación de la industria familiar mantiene además una intensa vinculación con la función pública y con el  asociacionismo. Hasta noviembre de 2015 ejerció como presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y  Agricultura de Aguadulce y Natá (dos distritros de Panamá) y en la actualidad es asesor de la junta directiva. 

Como objetivo para los próximos años, el fundador de la reconocida fábrica de muebles situada  en Aguadulce se conforma con “mantener los actuales niveles de fabricación y ventas. Ojalá se pueda  seguir así durante mucho tiempo. La situación del país está más dura que hace unos años. Ha decaído la  economía. Venía creciendo al 10%, pero este año no pasará del 5 o del 6%, según las previsiones, y ya se  viene diciendo que los ejercicios siguientes serán aún de menor crecimiento”, advierte.

 

Carlos Vasallo Tomé - México y EEUU

Empresario del sector audiovisual en México y Estados Unidos, fundador de Vasallo TV Group, presidente y CEO de América CV Network y mayor propietario de cine mexicano, con los derechos de exhibición de más de 6.000 películas.

“Tengo la ilusión de poder invertir y emprender en Galicia, aunque el sector audiovisual gallego está muy limitado”

Se define más empresario que creativo y vincula su éxito profesional a la empatía y a saber captar en cada momento los gustos del público, primero en el teatro, después en el cine y ahora en la televisión. El calificativo de emprendedor no hace justicia con Carlos Vasallo Tomé, empresario de origen gallego (Cesuras, A Coruña) y magnate del audiovisual en México y en el mercado latino de Estados Unidos. A los 18 años ya dirigía y producía teatro, a los 21 era propietario de tres teatros en Madrid, a los 26 comenzó a producir cine, antes de los 30 ya había cosechado el éxito por la coproducción de películas como Manaos y Las mujeres de Jeremías. En los años 80 y 90 dio el salto a la distribución con el control de la sociedad Películas Nacionales, la mayor distribuidora mexicana, de la que dependía el 55% del mercado nacional, dominio que también se extendía a la exhibición de cine norteamericano, mediante acuerdos de licencia con Disney y Warners. En 1982 fundó su propia compañía de distribución en Los Angeles, con delegaciones en las grandes urbes del país. Sus empresas llegaron a introducir, en México y en Estados Unidos, más de 5.000 películas dentro del entonces pujante sector del vídeo.

A principios de los noventa, y tras un importante paréntesis, retomó sus inversiones en España al impulsar en sociedad con Enrique Cerezo, actual presidente del Atlético de Madrid, la productora Atrium, con la que llegó a rodar 36 películas muy representativas de la filmoteca nacional (Intruso, El amante bilingüe, Cómo ser mujer y no morir en el intento, Tirano Banderas...).

Desde hace décadas es el mayor propietario de derechos en la gran industria del cine mexicano. Posee más de 3.000 de las 6.500 películas producidas en México entre los años 1930 y 2010. Su librería cuenta con Santa, la primera película sonora filmada en Latinoamérica. En la lista de los mayores propietarios de cine mexicano le siguen, a gran distancia, el multimillonario Carlos Slim, Televisa y el canal Azteca.

Como suministrador de contenidos para televisiones, dispone de los canales Cine Nostalgia y Cine Estelar, el primero en blanco y negro con 2.300 películas listadas, y el segundo con más de 2.000 títulos incorporados. En Estados Unidos, ambos canales superan los 2,5 millones de usuarios.

Hasta hace dos años, su grupo empresarial contaba con otra línea de negocio tradicional, la exhibición de cine. Con Cines Lumière, que vendió en 2013, repartía 260 salas de cine por México, con una cuota de mercado del 7%.

A comienzos de año, Carlos Vasallo fue nombrado presidente y CEO de América CV Network, la compañía propietaria de los canales América TeVé y TeVeo, de gran difusión entre las comunidades hispanas de Estados Unidos, especialmente entre la de origen cubano. Vasallo TV Group, la empresa matriz de Carlos Vasallo, comparte accionariado en América CV Network con el empresario Alejandro Burillo Azcárraga -presidente del grupo Pegaso- y con Mediaset. En esta nueva etapa, los canales de América CV están llamados a convertirse en líderes de la información política entre los estadounidenses de habla hispana. Entre los logros de Carlos Vasallo en el audiovisual mexicano también destacan los de haber sido el mayor proveedor de Televisa y de la plataforma de cable PCTV, con más de 4 millones de suscriptores.

En la entrevista concedida a Galiciaexterior, en una distendida conversación que se prolongó durante casi una hora, en medio de una jornada de reuniones en Madrid, Carlos Vasallo rememora su vinculación familiar con Galicia, sus primeros años en la casa familiar de Trasanquelos (Oza-Cesuras), sus inicios en el teatro, su salto al cine, su día a día gestionando 60 sociedades, sus proyectos actuales como empresario de la televisión en México y Estados Unidos, y también su sueño nostálgico de invertir algún día en Galicia.

Texto: Javier de Francisco © 

 

Usted nació en Valencia, pero su origen familiar está muy ligado a Galicia. ¿De qué zona de la provincia de A Coruña es su familia materna?

Mi madre era de Teixeiro y nuestra casa familiar está en Trasanquelos, Cesuras, que saltó a la fama como el primer ayuntamiento en fusionarse, en coalición con Oza dos Ríos, cuando hablaron de las duplicidades de municipios. A mi padre lo trasladaron a Valencia y por eso mi hermano Javier y yo nacimos en esa ciudad. Mi padre era director de periódicos. Fue director de La Solidaridad y El Jornada, en Valencia, pero regresando siempre o teniendo la casa familiar en Trasanquelos, de donde realmente nos consideramos todos los hermanos, que somos ocho.

 

¿En qué medios de comunicación de la época trabajó su padre?

Fue director general de la prensa del Movimiento; era periodista, originario de Zamora. Era hijo de un sargento de la Guardia Civil, sargento trompeta tengo entendido, porque no lo conocí. Me pasó al revés que a Zapatero, que conoció a su abuelo. Yo al mío nunca llegué a conocerlo; fue de los primeros que desgraciadamente fenecieron en el campo de batalla, en el frente del Ebro. Mi abuela quedó viuda con tres hijos. Mi padre era el mayor y le ofrecieron una carrera. Lo llevaron al frente con 17 años, pero mi abuela lo rescató por ser huérfano, hijo de soldado fallecido en la guerra, y por lo tanto al ser el primogénito pudo recuperarlo. Entró a estudiar redactor jefe, y de ahí se fue muy joven, con 18 años, a La Coruña, en donde ejerció como redactor jefe de La Voz de Galicia. Y en La Coruña fue donde conoció a mi madre. Yo jamás tuve conciencia de tener casa familiar en otro lugar por el origen de mi padre; ni siquiera en Zamora. Todo se limitó a la casa familiar de los Tomé, que es la de la familia de mi madre. Y siempre nos hemos considerado a todas luces gallegos, porque es el único sitio en donde tenemos las raíces. De hecho en Trasanquelos, en donde está enterrada mi madre soy un afortunado propietario de montes y montañas. Ahí están mis raíces, en el pueblecito lechero de mi bisabuelo, en donde se fabricaba la leche que se expedía en La Coruña.

 

Y además, su apellido materno, Tomé, es muy característico de esa zona de A Coruña...

Sí, así es. Luego por parte de mi padre tengo Alonso, apellido judío, y por parte materna Cruceiro y Ferreiro, así que tengo colección de apellidos gallegos. El nombre de mi padre era Jesús Vasallo Ramos, que fue un periodista muy reconocido en su momento. Fue dirigiendo periódicos por toda España y ahí fuimos naciendo los ocho hijos en distintos destinos, hasta que consiguió llegar a Valladolid. Tengo entendido que en aquel momento ya le ofrecían venir a Madrid; estamos hablando del año 1955 ó 1956, cuando yo era muy chiquito. Pero él, curiosamente, en lugar de preferir ir a Madrid, donde ya le ofrecían ser una figura importante de la única cadena que existía, la Cadena del Movimiento, prefirió el destino de Valladolid. Franco nacionalizó todos los periódicos, menos el ABC, que era monárquico, La Vanguardia, que también era monárquico, y menos otros pocos diarios, entre ellos La Voz de Galicia, que lo dejó libre posiblemente porque él era de Ferrol. Todos los demás pasaron a formar parte de la Cadena del Movimiento, en la que mi padre llegó a ser el gran jefe técnico, aunque siempre había un político arriba o a su lado, como Utrera Molina, el padre de la mujer de Gallardón, o como Alejandro Fernández Sordo y distinguidos miembros de la política del país de la época. Y esa es la historia. En lugar de Madrid, mi padre escogió ir a Valladolid porque su ilusión era ser director del diario Libertad, que era el auténtico “orden” del Movimiento. De esa ciudad era Onésimo Redondo, el fundador de La Falange. Así que mi padre fue director del periódico importante de La Falange Española, cuando tenía a Miguel Delibes con él, curiosamente, que dirigía la Hoja del Lunes. Y esa es la historia.

 

Carlos Vasallo

 

¿Su padre también llegó a emigrar o fue usted el primero en hacerlo en la familia?

No, que va, él toda la vida permaneció en España, al igual que mis hermanos, que son muchos. Ellos fueron universitarios y son gente muy preparada. Uno acaba de jubilarse y le han dado hace muy poco la vieira de honor como presidente de Walt Disney en España. Otro es Ignacio Vasallo, que fue muchos años director del Inprotur (actualmente Turespaña). Otro trabajó en IBM y está jubilado. Jorge es el actual presidente de inversiones del Arcano Group, un banco de inversiones muy importante. Y en mitad de estos cinco grandes, digamos, estoy yo, que soy atípico, porque a los 14 años me fui de casa. Tengo 65 y llevo 51 años trabajando en el mundo del espectáculo, que se dice rápido. A veces hasta yo mismo me asusto.

 

“Censo

Copropietario de la compañía de licores Los Domínguez y primer presidente de la Asociación de Empresarios Gallegos del Uruguay (AEGU)

El referente uruguayo en bebidas de importación y delicatessen, Los Domínguez, es una empresa de ourensanos y supera los 27 millones de facturación

Los Domínguez es mucho más que una empresa de distribución de licores en Uruguay. Con 45 años de historia, con más de 6.000 referencias de productos y con un volumen de ventas que supera los 30 millones de dólares al año (27 millones de euros), se ha convertido en el gran referente de la importación de bebidas y del sector delicatessen y gourmet en el país. La tienda bandera sigue fiel a su ubicación original, en la mítica confluencia de las calles Paraguay y Colonia, en pleno Mercado de los Artesanos, núcleo del Montevideo más turístico. Es el mismo local en el que los padres de Celso y de Jesús Domínguez Villarino, impulsores y copropietarios del grupo Los Domínguez, regentaron el Bar Madrid durante su sacrificada vida en Uruguay tras emigrar desde Pereira, en el municipio ourensano de Bande. Este local está considerado como el de mayor rentabilidad económica (relación entre ingresos y metros cuadrados de superficie) en todo el sector del comercio en Uruguay. La sociedad Los Domínguez agrupa actualmente dos tiendas de licores, una importadora y manejo en zona franca para la distribución a free shops. Además, Celso Domínguez y su hijo Alejandro han creado un segundo grupo empresarial, Iberpark, una cadena de tiendas de conveniencia con ocho locales, con presencia en los centros comerciales más importantes del país y con ventas superiores a 15 millones de dólares (13,5 millones de euros).

Texto: Javier de Francisco © 

La familia Domínguez, originaria de Pereira, localidad muy cercana a Bande (Ourense), compartió con muchos vecinos de A Baixa Limia y de otras comarcas de la provincia de Ourense el destino uruguayo de la emigración en la España de la posguerra. Los primeros en establecerse en Montevideo fueron los hermanos Jesús y Domingo Domínguez, tíos de los fundadores de la compañía de licores y de artículos gourmet. El hermano mayor emigró antes del estallido de la Guerra Civil española y desde allí reclamó a varios familiares, entre ellos al padre de los dos empresarios, Celso Domínguez.

La hostelería fue el medio de vida de la familia en el nuevo país. Celso Domínguez Villarino, gerente de Los Domínguez, relata que “nuestra historia refleja la clásica emigración uruguaya, en la que entre tres o cuatro socios armaban un bar y cuando podían se independizaban, abriendo otro pero siendo ya los únicos propietarios. Mis padres trabajaban muchas horas, más de 16, y aún así no pudieron independizarse hasta que los hijos cumplimos los 18 años. Yo, que llegué a Uruguay con 4 años, a la edad de 13 estudiaba y a la vez trabajaba doce horas en el bar, para ayudar en todo lo que podía”.

Recuerda que antes de independizarse y de cosechar el éxito como propietarios del Bar Madrid, en donde hoy está la tienda de referencia de Los Domínguez, sus padres acumularon largas jornadas de trabajo en otros locales de la ciudad, como el Bar Bonn y el Bar Los Andes: “En aquella época era muy común que los emigrantes compraran negocios y que los vendieran en unos pocos años. Los compraban cuando estaban a la baja, para revalorizarlos, y los vendían cuando tenían rentabilidad alta. Era como en la Bolsa. Después de una venta, pasaban dos o tres meses descansando y buscando otro negocio”, explica Celso Domínguez.

Sin embargo, la segunda generación cambió la forma de dirigir. En 1968, tras el fallecimiento de su padre y cuando el Bar Madrid estaba en pleno auge, Celso y su hermano Jesús optaron por “un cambio radical”. Cerraron el bar y apostaron por la importadora de licores. El acierto fue pleno, porque después de muchos años de cupo cerrado para las importaciones de bebidas, el Gobierno suprimió esas restricciones. Y así fue como las estanterías del emblemático local de la esquina de Paraguay con Colonia se fueron llenando con buenos whiskyes escoceses, Champagne francés y vinos argentinos.

 

 

Hoy la mayor licorería tradicional de Uruguay, que cuenta con un segundo local -también en Montevideo- en un centro comercial, continúa importando bebidas, pero dispone además de un extenso catálogo de productos delicatessen, desde aceite de oliva, conservas, bombones, chocolates y turrón hasta estuches, lotes variados y todo tipo de complementos para el vino.

 

 

Celso Domínguez precisa que las proporciones actuales de venta son “un 40% de whisky, un 40% de vinos -más de mil marcas de 150 bodegas de todo el mundo- y un 20% con el resto de productos. Sin embargo, hace años las ventas de whisky representaban el 80% de los ingresos”, asegura. En el segmento de esta bebida, más del 95% de las importaciones que realiza la empresa son marcas escocesas.

 

“Grupo

Ex empleado y actual propietario y gerente del taller gallego ubicado en Ironbound (Newark)

Pulaski Auto Body repara la flota de vehículos oficiales de la ciudad de Newark y de la Autoridad Portuaria de N. York y N. Jersey

La aventura profesional del ourensano Julio Barreiro Vázquez -nacido en Lameiriño, municipio de Ramirás- en la acogedora ciudad de Newark, uno de los grandes focos de la emigración ourensana y gallega en la costa este de Estados Unidos, tuvo su punto de inflexión en el año 1985. Hasta entonces, y desde 1974, Pulaski Auto Body fue su centro de trabajo como chapista. Pero once años después de su ingreso en la empresa, le surgió la oportunidad de convertirse en empresario y de mantener la propiedad gallega de este conocido taller de New Jersey, traspasado por Manuel Zamuz, originario de San Clodio (Ribas de Sil, provincia de Lugo). La empresa, que tiene 14 empleados y factura 1,8 millones de dólares al año, lleva operando desde 1989 como taller de confianza de la City of Newark para la reparación de todos los vehículos oficiales de Policía, Bomberos y de los departamentos de Agua y Saneamiento. Desde hace un año también mantiene un contrato con la Autoridad Portuaria (Port Authority) de New York y New Jersey para sus flotas de vehículos. El sector público representa el 60% de la cartera de clientes. De media, realiza 26 reparaciones de vehículos al mes. Con cuatro décadas de acreditada trayectoria, Pulaski Auto Body se encuentra en plena fase de inversiones, consistente en la ampliación del taller y en la instalación de un nuevo banco de chasis y de dos máquinas adicionales para el mezclado de pintura.

Texto: Javier de Francisco © 

Los contratos que mantiene con entidades y organismos como City of Newark (Ayuntamiento de Newark), Homeland Security (Seguridad Nacional) y Port Authority of New York and New Jersey (Autoridad Portuaria) le confieren singularidad y categoría a la empresa de origen gallego Pulaski Auto Body, en un país en el que las homologaciones y los requisitos para trabajar para las Administraciones alcanzan el grado de máxima complicación y exigencia.

 

 

El contrato con City of Newark se remonta al año 1989 y abarca la reparación de todos los vehículos de los departamentos de Policía, Bomberos, Agua y Saneamiento. Julio Barreiro, propietario y gerente del taller gallego de referencia en Newark y su entorno, explica que “nos encargamos de reparar en nuestras instalaciones todos los vehículos de la ciudad; coches de patrulla, camuflados y también los de los departamentos de fuego, agua y sanidad. En el caso de la Autoridad Portuaria, ya hace un año que firmamos el contrato y venimos reparando una media de aproximadamente cuatro vehículos al mes”.

Financiado por la Unión Europea, NextGenerationEU
Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia