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JOSÉ COSTA VELOSO - Uruguay

Empresario del sector cárnico y de la distribución alimentaria en Montevideo y fundador de Mercadito Rivera en el popular barrio de Pocitos

De aprendiz de carnicero a propietario de una de las mayores cadenas de carnicerías en Montevideo

La familia Costa Valverde, originaria del municipio de Gondomar (Pontevedra), es un referente del sector cárnico y de la distribución alimentaria en Montevideo. Con una trayectoria de 64 años en Uruguay, José Costa Veloso ha contribuido a fortalecer y expandir el negocio de la venta de carne en la “Suiza” de América, en donde el número de cabezas de ganado vacuno -más de 12 millones- cuadruplica el padrón de habitantes. Emigrante de la parroquia de Mañufe (Gondomar), llegó a Montevideo en 1956 a la edad de 16 años. Sus primeros oficios fueron el de camarero en un bar del céntrico barrio Cordón y el de aprendiz de carnicero junto a su tío, pero pronto cumplió el sueño de regentar su propia carnicería. La incorporación de su hijo José Maximino Costa Valverde al negocio familiar propició el crecimiento con un modelo empresarial basado en la creación de un grupo de compra y en la adquisición o asociación de carnicerías en los principales barrios de Montevideo. Hasta que llegaron las desinversiones, se convirtió en una de las mayores cadenas de la capital, en una época en la que llegó a comercializar 100.000 kilos al mes y en la que la nueva rama del grupo familiar entró de lleno en la industria cárnica, con mataderos y exportaciones regulares a varios continentes. Cater Group, cofundada por José Maximino junto con su socio Enrique Misa Martínez, también de origen gallego (Sabarís, en el municipio pontevedrés de Baiona), llegó a mover la quinta parte (500.000 reses por año) de todo el sector cárnico de vacuno de Uruguay. Por decisiones estratégicas, la actividad de las empresas familiares se concentra ahora en un único establecimiento, Mercadito Rivera, un supermercado y carnicería situado en el barrio de Pocitos que se define como “el etiqueta negra de las carnes”. Abre los 7 días de la semana y cuenta con 70 empleados. A los integrantes de la familia Costa Valverde, la pandemia del Covid-19 les ha sorprendido en diferentes ubicaciones, en Montevideo y en Gondomar.

Texto: Javier de Francisco ©

Desde el 13 de marzo, José Costa Veloso ha adaptado su vida al confinamiento voluntario decretado en Uruguay por la pandemia del coronavirus. Es un “encierro” más permisivo que el de España, ya que no existe la obligatoriedad de permanecer en el domicilio, pero sí que hay ciertas restricciones.

El mismo día en el que se detectó el primer caso de Covid-19 en el país, el Gobierno ordenó el cierre de colegios y de oficinas públicas. La medida se ha extendido a la hostelería, restauración y comercios, y a la mayor parte del sector industrial. Mercadito Rivera, al igual que el resto de la distribución alimentaria, no ha tenido que cerrar y mantiene su actividad, con algunos cambios como un horario algo más reducido y un refuerzo del servicio de entregas a domicilio.

“En Uruguay, por suerte, hasta el momento (24 de abril) vivimos en una situación buena; los últimos datos son la detección de 500 positivos y 12 muertes por la pandemia. A la distancia, desde Galicia, tratamos de hacer conciencia para que se mentalicen porque aunque hoy esté controlada la enfermedad, puede explotar en cualquier momento”, argumenta José Maximino Costa, quien vive el confinamiento en Gondomar junto a su mujer, también de origen gallego (Ribadeo, Lugo), y a una parte de la familia. “Por suerte hace años pude recomprar la casa paterna que perteneció a mis abuelos, la hemos rehabilitado y ahora estamos haciendo esa etapa que hizo mi padre durante muchos años, de pasar aquí los veranos gallegos e inviernos de Uruguay. Él sigue viniendo con frecuencia y aquí nos reunimos la familia las pasadas Navidades para celebrar su 80 cumpleaños”, relata José Maximino.

José Costa y su hijo José Maximino celebrando las pasadas Navidades en Gondomar

Pendientes de Montevideo

Todos siguen al minuto la situación de la pandemia en Uruguay, y mantienen contacto permanente con José Costa y con sus dos hijas residentes en el país. Allí ya está comenzando la desescalada y la recuperación de la actividad económica. En esta situación inédita por el Covid-19, el protagonista de www.galiciaexterior.com vive unas semanas muy diferentes a las del resto de su larga trayectoria en la “Suiza” de América. Y eso que el destino no siempre ha sido amable. En especial cuando perdió a su esposa, María Valverde Márquez, a la temprana edad de 40 años, debido a la leucemia.

Ella había emigrado a Montevideo tres años más tarde que su marido, junto a sus padres y hermanos, desde Chaín, una parroquia vecina del municipio pontevedrés de Gondomar. Se habían conocido, como otras muchas parejas de gallegos emigrantes, en un baile dominical de los que se organizaban para combatir la morriña. Antes de emprender viaje a América, José Costa ya conocía la dureza de la emigración. No en primera persona, sino a través de la experiencia de su padre, que emigró dos veces a Venezuela antes de retornar definitivamente a Galicia.

José Costa y su hijo posando con mate antes de rehabilitar la casa familiar de Gondomar

Con un extra de sacrificio y esfuerzo, José Costa sacó adelante a sus tres hijos y forjó una empresa familiar que perdura en el tiempo, hoy representada por Mercadito Rivera, en la intersección de la avenida General Rivera con Lepanto, en el barrio de Pocitos, el más poblado de Montevideo, el que tuvo la primera línea de tranvías eléctricos de la capital (1906) y en el que continúan instalados muchos locales de gastronomía nacional e internacional. A su llegada a Uruguay, trabajó como camarero en un bar de la calle Sierra, en Cordón, y más tarde se inició junto a su tío en el oficio de carnicero.

José Costa celebrando su 80 cumpleaños con su familia en Uruguay

“Con sus ahorros y alguna ayuda abrió su propia carnicería y siguió creciendo hasta el día de hoy”, rememora su hijo José Maximino. El proyecto empresarial iniciado por José Costa Veloso fue incorporando carnicerías en diferentes barrios de Montevideo, mediante compras o participación en las sociedades creadas: “El encargado de cada una de las tiendas que fuimos añadiendo era socio participativo en las ganancias del grupo, que operaba como central para las compras. Fuimos una importante cadena de carnicerías, que no operaba bajo una marca única, sino con el nombre de cada establecimiento, hasta que decidimos vender y quedarnos con un único supermercado en Montevideo. Cada uno controlaba su negocio y el grupo hacía las compras. Llegamos a mover 100.000 kilos de carne al mes en ventas para particulares”, detalla el hijo del fundador, quien además se introdujo en la industria cárnica con mataderos y plantas que exportaban en torno al 80% de la producción a mercados como la Unión Europea, México, Estados Unidos, Canadá, Israel, Rusia y China. La industria Cater Group, que fundó con otro socio originario de la comarca gallega del Val Miñor (Rías Baixas), llegó a generar la quinta parte de todo el sector cárnico de vacuno de una potencia como Uruguay. Sacrificaba en sus tres mataderos más de 40.000 reses al mes (medio millón al año), en un sector industrial nacional que totaliza unos 2,5 millones/año en el conjunto del país.

Cater Group inició su actividad en 1991 como industria frigorífica y se mantuvo hasta 2014. Estuvo formada por tres mataderos, de vacuno y ovino: Las Moras, Elbio Pérez Rodríguez y Frigorífico Carrasco. En 2006 la sociedad vendió el matadero Elio Pérez Rodríguez al grupo brasileño Marfrig, en 2009 un segundo matadero, Las Moras, pasó a ser propiedad del socio Enrique Misa Martínez, originario de Sabarís (municipio de Baiona), mientras que José Maximino Costa mantuvo hasta 2014 la titularidad de Frigorífico Carrasco, cuando decidió su venta a la compañía brasileña Minerva Food, uno de los grandes líderes sectoriales de Sudamérica. Más allá de los movimientos corporativos, otra de las novedades en el sector ganadero de Uruguay ha sido la progresiva diversificación de razas para complementar la cabaña local en las explotaciones.

José Costa y su hijo con la familia y amigos en la fiesta de su 80 cumpleaños

Aunque algún productor ha incorporado razas no autóctonas, entre ellas la rubia gallega, José Maximino afirma que “no es una raza muy gestionada en el país, en el que predominan las razas británicas, que son a las que me dediqué cuando incursioné en el sector industrial”, puntualiza. Sobre la dimensión de Mercadito Rivera, apunta que “para nosotros es de los importantes, aunque no el mayor de Montevideo. El hecho de tener 70 empleados se debe a que en Uruguay los supermercados abren también los domingos y el horario diario es muy extenso, desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche, así que se necesitan plantillas amplias para la rotación y las vacaciones”.

Para la familia Costa Valverde, la conexión con Galicia forma parte de la genética: “La tradición gallega y el arraigo, si bien a veces por situaciones de trabajo se pueden reducir, se conservan a pesar del paso del tiempo. Hay muchas tradiciones de Uruguay que se nos han pegado, pero las de Galicia también se siguen manteniendo y se transmiten de generación en generación. En nuestro caso estamos cada vez más vinculados a Galicia, por la recuperación de la casa paterna y desde hace unos años porque nuestra hija mayor, licenciada en Telecomunicaciones, hizo una maestría en Barcelona y desde hace un año trabaja en Madrid, así que nuestra familia tiene cada vez más apego a España”.

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