La nueva era de la emigración gallega es talento, constancia y brillantez. La Galicia envejecida y gris (el color preferido de nuestros políticos) está hoy en las Antípodas de la nueva Galicia del Exterior, en la que despunta un potente colectivo de jóvenes que cosechan en sus destinos el prestigio profesional y el reconocimiento social que ya no existen en su país de origen. El investigador ourensano Pablo Sierra es un claro ejemplo de la generación de la alta formación y de las ideas claras. Se dedica a los avances en el tratamiento del cáncer desde la Biomedicina: “He vivido la experiencia de perder a dos seres muy queridos por culpa del cáncer, y por ello me dedico a esto. En el laboratorio estás “detrás de la barrera”, pero en donde estoy ahora, puedo influir en las decisiones de hematólogos sobre cómo deben tratar a sus pacientes. Mi empresa se centra en el diagnóstico y monitoreo de pacientes con mieloma múltiple, un tipo de cáncer que no tiene cura en la actualidad”, explica Pablo Sierra a los seguidores de Galiciaexterior.com. Su trayectoria investigadora se desarrolla en el Reino Unido, uno de los países más demandados por la comunidad científica internacional: “Una de las claves que nos diferencian de un país como el Reino Unido es la conciencia social.
Por ejemplo, la gran mayoría del dinero que llega a Cancer Research UK (CRUK) viene directamente de donaciones de la gente; solo una mínima parte procede del Gobierno. ¿Y por qué?, pues porque la gente no quiere que sus familiares y amigos mueran de cáncer. Y si son diagnosticados, ayudan para que nuevos tratamientos descubiertos a través de CRUK (u otras instituciones) les permitan seguir viviendo el máximo tiempo posible. La finalidad es encontrar una cura, y para conseguirlo, donan dinero cada semana, cada mes o cada año a “charities” como CRUK, que lo invierte en investigación. Esto atrae a los mejores investigadores del mundo al Reino Unido; saben que aquí no sólo van a disponer de muy buena financiación, sino que también van a ser reconocidos por su trabajo. Hay mucho respeto y agradecimiento por aquellos que se dedican a investigar, sea cual sea el campo que estudien”, asegura.
Después de cuatro años como investigador en el Beatson Institute, en Glasgow (Escocia), Pablo Sierra se incorporó a finales de 2017 a The Binding Site, una spin off de diagnóstico clínico creada en la década de los 70 en la prestigiosa Facultad de Medicina de la Universidad de Birmingham. En Beatson ha tenido parte activa “en un proyecto del cual no había ningún tipo de estudio previo, y al final llegó a ser algo mucho mejor de lo que jamás hubiera soñado. Hemos logrado encontrar cómo un simple azúcar es capaz de frenar el crecimiento de muchos tipos de células tumorales e incrementar el efecto de la quimioterapia cuando se usa en combinación con estos fármacos. Sobre todo cuando esos tumores presentan niveles muy bajos de una proteína en concreto que, tal y como mostraremos en la publicación, podría ser usada como biomarcador para identificar qué pacientes se podrían beneficiar de este tratamiento, y cuáles no”. Nuestro nuevo protagonista de Galiciaexterior.com comparte con cientos de investigadores y científicos gallegos el deseo de retornar algún día, pero no confía demasiado en los típicos programas de las Administraciones que cacarean y publicitan -casi siempre antes de unas elecciones- el regreso de la generación perdida: “Todo lo que se pueda percibir de los políticos, a día de hoy, es una cortina de humo que al final, desgraciadamente, no ayuda a nadie; sólo nos perjudica. No soy el primero que escucha como algunos de los mejores científicos gallegos han intentado volver a través de estos “programas de recuperación”, y han tenido que hacer las maletas o dejar de trabajar en lo suyo, porque el programa se acaba y no hay visión de futuro más allá. Creo que las cosas cambiarán cuando los políticos de este país cambien”.
En otra de sus reflexiones sobre los actores del sector público, Pablo Sierra concluye que “España se ha caracterizado siempre por una clase política que evoluciona mucho más lentamente que el resto de la población, de ahí que no se dé dinero a la investigación, pero si a la construcción de autopistas que acaban en quiebra”.