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GABRIEL LAGE - ARGENTINA

Gabriel Lage

Diseñador de Moda y referente de la alta costura argentina con proyección internacional

“Soñé tanto con vestir a la reina doña Letizia que se dio, y además de una manera muy especial; lo sentí realmente como una ofrenda a mi padre”

Texto: Javier de Francisco ©

La alta costura con firma de origen gallego no es exclusiva de los conocidos diseñadores establecidos en España y formados en París. Existe otro patrón y otro modelo de muestra. El de los descendientes de sastres artesanales que emigraron desde Galicia rumbo a América. Uno de sus máximos exponentes saltó a la fama en España en la primavera de 2022, por vestir con uno de sus diseños exclusivos a la reina Letizia. Ocurrió en la cena de gala ofrecida por los Reyes de España al emir y a la jequesa de Catar. Desde entonces, el nombre de Gabriel Lage irrumpió con fuerza en el circuito mundial de la moda de lujo. Sin embargo, el hijo del sastre de Taboada (Lugo) emigrado a Buenos Aires lleva tres décadas entregado a la profesión y forma parte desde hace tiempo del selecto grupo de diseñadores argentinos con proyección internacional. Grandes celebrities del país eligen las piezas únicas del atelier de Gabriel Lage para eventos especiales, desde Juliana Awada, esposa del ex presidente Mauricio Macri, diseñadora, empresaria textil y gran embajadora de la moda argentina, o la también ex primera dama de la Nación Fabiola Yáñez, hasta la veterana actriz y presentadora Mirtha Legrand o las modelos `Pampita´ (Ana Carolina Ardohain), Mariana Fabbiani... De aquella fecha especial que marcó su carrera, el autor con origen familiar en la provincia de Lugo recuerda que “siendo diseñador, sueñas sin duda vestir a una reina, y si esa reina es del país de donde vino tu padre, y un país en el que te sientes como si fuera tu casa, pues mucho mejor. Yo creo que lo soñé tanto que se dio. Y se dio de una manera muy especial, en un momento muy fuerte, terminando la pandemia”. Llegó a sentir aquel acontecimiento como “realmente una ofrenda a mi padre. Fue como que mi padre pudo volver de alguna manera a su tierra. Me hubiera encantado que lo hubiera visto. Habría sido fabuloso”.

Los próximos proyectos de Gabriel Lage son la inminente apertura de “un pequeño punto de venta o atelier” en Madrid y de un showroom en Milán. Ha tenido contacto con el sector gallego de la moda a través de una invitación de Eva Cárdenas -esposa de Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular y ex presidente de la Xunta de Galicia- para conocer la sede de Inditex, en la que quedó “fascinado con todo”. Entre sus planes está viajar por segunda vez a la casa paterna de Taboada (Lugo), dedicar largo tiempo a recorrer Galicia e iniciar colaboraciones con el sector textil gallego. 

Procedes de una familia que se dedicaba a la sastrería artesanal en Taboada (Lugo). ¿Las enseñanzas de tu padre han marcado mucho tu estilo y tu forma de concebir la alta costura?

Mi padre trabajaba como una sastrería. Había una parte que no contaba mucho sobre su infancia y yo no tuve tanto contacto de pequeño con la familia de mi padre. Es decir, no conocí a la familia paterna salvo a una tía, Lola, que estaba aquí en Buenos Aires. En aquella época no existía contacto. Mi padre trabajaba muchísimo. Era muy buen sastre, pero económicamente no estaba en una posición como para poder ir a España a visitar a su gente, ni su gente indudablemente estaba en la posición de conseguir venir a Argentina. Por eso no tuve ese contacto. Aunque fue mucho lo que él me contaba. Y eso que no hablaba demasiado sobre cómo era su familia en sí; digamos que la parte laboral nunca la supe muy clara. Si sé que él aprendió de chico con su familia y que trabajaba con la sastrería. Y que cuando vino aquí comenzó justamente con eso. La verdad es que era muy, muy buen sastre; no lo digo porque fuera mi padre, sino porque lo veía. Lo que trató fue de inculcarme eso desde pequeño.

En uno de tus viajes a España has visitado el pueblo y la casa familiar paterna. Sueles contar que de tanto escuchar las historias que te contaba tu padre y de tanto imaginar los lugares, cuando llegaste a esa casa tan especial tenías la sensación de haber estado allí antes. ¿Qué sensaciones tuviste?

Sí, la cosa fue así. La verdad es que fue todo bastante raro. Yo lo viví con él, porque me contaba las cosas como si las estuviera viviendo. Me gustaban las historias que me contaba y las escuchaba muchas veces. Así que fue increíble, porque después de muchos años conocí el lugar donde nació y realmente fue como estar allí. En su momento habían anexado una parte moderna a la casa, pero en toda la parte original a mí me daba la sensación de que ya había estado allí. Lo veía todo de una manera que me resultó increíble. No me había pasado nunca en la vida algo así: que alguien me haya contado algo tan específicamente hasta sentir que lo había vivido y que realmente cuando conocí el lugar fue como que lo viví; fue recordar mucho. Es más, hay muchas cosas que te cuentan de pequeño que alomejor las olvidas hasta un momento en el que vas recordando. Y me pasó eso. Recordar muchas otras cosas más al estar en el propio lugar. Tendría que regresar. No he vuelto. Me cuesta después de tantos años el contacto con la familia de allá. La familia directa no está, han fallecido. Han quedado primos y demás, pero a mí me cuesta un poco. Soy algo tímido con todo eso y la verdad es que me cuesta llegar. Pero me gustaría tomar algo de contacto con su gente para saber la historia familiar.

¿Y ese viaje pendiente a Taboada está próximo a cumplirse?

Todos los años he querido volver. Creo que este año o el próximo voy a hacer una visita larga y me voy a quedar más en el lugar. Quiero conocer más Galicia. Por una cuestión laboral, a veces me costó llegar o me tocan otros tipos de viajes, a otros países. Es difícil dividirse. Nosotros trabajamos muy bien aquí en Argentina y no tengo los tiempos como para llegar a hacer todo lo que realmente quiero. La verdad es que disfruto mucho de España. Hemos podido hacer algunas cosas en Madrid, y estoy allí algún tiempo, porque la idea es poder hacer pie con algo de nuestras colecciones en Madrid. Toda España me hace sentir muy bien. Tengo muchos amigos en Madrid, con lo cual voy seguido, pero como digo, toda España me hace sentir muy bien. Y quiero conocer Galicia de una manera especial. Tengo ganas de quedarme un buen tiempo recorriendo Galicia.

Tus inicios en la alta costura fueron en Mar del Plata, aunque tu atelier está en Buenos Aires. ¿Tus padres se habían establecido en Mar del Plata o en Capital?

No, no. Ahí hay una confusión con eso. Yo fui el que se estableció unos años en Mar del Plata, ya a los 19 años. Empecé en la moda como hobby a los 14 años, con gente amiga y realmente como afición. Yo hacía otra cosa; era DJ y llegué a tener alguna disco. Como tenía tiempo, hacía moda por placer; era un hobby divino. Y cuando me establecí en Mar del Planta unos años, justamente cuando fui a hacer algo que tenía que ver con lo que yo hacía en aquel momento, que era tener una discoteca, empecé a hacerlo en la semana y a poco fue surgiendo que cada vez me fui metiendo más en la moda. Por eso empecé trabajando para la moda en Mar del Plata. Pero mi padre estaba establecido aquí, en Capital, siempre en Buenos Aires. Alguna gente piensa que estábamos en Mar del Plata, pero es debido a ese tema.

Galicia es un referente en moda y alta costura, y tierra de diseñadores como Adolfo Domínguez, Roberto Verino... ¿Has llegado a tener colaboraciones y relación con compañías gallegas del sector de la moda de lujo?

 Acabamos de traer a Roberto Diz a Argentina, un diseñador gallego que está en Sevilla. Nosotros hemos enviado partes de nuestras colecciones a España, no a nivel negocio, sino prensa. Y con eso hemos vestido a varias estrellas en su momento. Empezamos con ellos (el showroom The Basement, en Madrid) hace ya unos cuantos años. Primero yo comencé con uno de los hijos de Nati Abascal que tenía un showroom de prensa. Y luego quien era su gerente quedó a cargo de la empresa, y es quien hoy maneja nuestro tema de prensa y publicitario en España. No vendemos en este momento en España. Lo único que hacemos es vestir estrellas, o como el caso de la reina doña Letizia. En ese mismo showroom conocí a Roberto Diz; me invitaron a su desfile en Madrid, me pareció muy bueno lo que hace y me pareció una persona fantástica. Y bueno, hace dos o tres años que estoy intentando traerlo a Argentina a presentar la colección; me parece muy positivo que Argentina reciba también un poco de moda de afuera, sobre todo de España, si es posible. Y acabamos de lograrlo con Héctor Vidal Rivas, quien es el fundador de Argentina Fashion Week, que lo maneja de una manera exquisita. Así logramos traer a Roberto Diz, que presentó su colección junto a nosotros en la Embajada de España. La embajadora nos prestó su residencia para hacer este desfile, que resultó magnífico. Fue hace sólo dos semanas. Estuvo aquí Roberto con todo su equipo. Así que sí, la idea es empezar a tener más contacto con diseñadores de ahí. Pero insisto en que a veces me faltan los tiempos para hacerlo. Me gustaría estar un poco más libre. Argentina es un país difícil, y hay que estar presente. Nosotros gracias a Dios trabajamos muy bien hace muchísimos años, pero hay que estar. Tenemos muchos empleados, muchos artesanos trabajando, que dependen de mí, y no puedo hacer escapadas tan grandes. La verdad es que me gustaría muchísimo. Es más, tengo 58 años, ya estoy grande y quiero empezar a disfrutar un poco más, pero bueno...

Además de Madrid, ¿otro proyecto estratégico es tener presencia directa en Italia?

En Madrid estamos en ese showroom que digo que es de prensa, The Basement Agency, que tiene varias marcas y estamos con ellos. La verdad es que nos encontramos muy cómodos con ellos. La idea sí es poder abrir un pequeño punto de venta o atelier. Estamos tratando de comenzar con todos los trámites para poder hacerlo. Y sí tenemos un ofrecimiento para estar también en Italia. Pero quiero primero hacer Madrid. Siempre fui primero por estar en Madrid. Tengo un amor especial por esta ciudad y me apasiona mucho más. Así que primero vamos a ir a por ello y luego, si todo se da bien, y podemos lograr unirnos en Italia con esta gente que nos ofrece hacerlo, lo vamos a hacer también. Desde Argentina te digo que es muy difícil con la estructura de nuestra marca, que si bien es fuerte en el país, no cuenta quizás con una estructura como tienen los grandes diseñadores europeos. Aquí se hace todo bastante a pulmón. Por eso cada decisión nos lleva más tiempo. Hay que pensar que no estamos asociados a grandes grupos que manejen todo este tema. Lo vamos haciendo un poco a la antigua, de una manera que a mí particularmente me gusta, pero en algunos lugares necesitamos sí o sí asociarnos de alguna manera con alguien para manejarlo. No podemos llevarlo todo desde aquí y no lo podemos manejar todo dos personas, mi socio (Eduardo Ramírez) y yo, que ya hacemos más de lo que podemos. Hay que ir de a poco.

Sin embargo, en España tu marca y tu atelier han entrado de golpe, desde el hito de vestir a la reina Letizia.  ¿Ha habido mucha demanda y mucho tirón desde entonces?

En primer lugar fue algo increíble. Siempre digo que uno sueña un montón de cosas. Sitúate en Argentina haciendo alta costura. Estamos muy lejos de Europa, muy lejos de todo, y por más que sueñes llegar a muchas cosas, porque digamos que soy un soñador nato, que sueña y trata de realizar sus sueños, hay muchas cosas que uno cree que nunca se van a dar. Y bueno, siendo diseñador, sueñas sin duda vestir a una reina, y si esa reina es del país de donde vino tu padre, y un país en el que te sientes como si fuera tu casa, pues mucho mejor. Yo creo que lo soñé tanto que se dio. Y se dio de una manera muy especial, en un momento muy fuerte, terminando la pandemia, cuando todos estábamos un tanto aturdidos. La verdad es que hemos tenido comentarios de la prensa, en España y en muchas partes del mundo, que fueron realmente fabulosos. Ha gustado mucho. Y eso me dio muchísima felicidad.

La reina doña Letizia me parece una mujer maravillosa, super elegante; tiene aparte de su cargo algo que para la moda es muy importante, y es que se la ve a ella con un vestido y uno queda anonadado. Así que fue una felicidad total. Sin duda fue un cambio rotundo, no sólo en España con gente que nos comenzó a conocer, sino que en Argentina y en toda Latinoamérica se hicieron eco y lo cierto es que hemos tenido muchísima gente que ha llegado después de eso, sin ninguna duda. Yo creo que hay mujeres en el mundo que son  muy seguidas y que consiguen esto, que es increíble. Estoy muy feliz, feliz de que nos haya llamado, feliz de cómo le quedaba, y como siempre digo, lo sentí realmente como una ofrenda a mi padre. Fue como que mi padre pudo volver de alguna manera a su tierra. Me hubiera encantado que lo hubiera visto. Habría sido fabuloso.

¿La reina Letizia en Europa y Juliana Awara -esposa de Macri- en América, son las dos grandes embajadoras del atelier Gabriel Lage?

Sí, sí, sí. Juliana es una mujer divina. Yo creo que inclusive el primer contacto que tuvo la reina con nosotros fue a través de Juliana Awara, con su vestido en la cena de gala en Palacio. Indudablemente ha sido ese el primer contacto. Juliana es una mujer increíble; me da mucho placer haberla vestido. Es una mujer supersencilla, muy elegante, muy femenina, una mujer increíble. Tengo los mejores recuerdos de ella. Hablamos muy seguido. Ha sido una tremenda embajadora de la moda argentina y ha usado muchos diseñadores de Argentina, lo cual es fantástico. Yo creo que las primeras damas deben ser embajadoras de la moda de su país. Y ella lo fue de una manera especial.

Tus producciones son muy reconocibles, por los bordados a mano, arabescos, tules... ¿Cómo consigues aportar tanta originalidad a cada prenda?

 Me lo dice mucha gente y la verdad es que me da mucho placer. En Argentina hubo muy pocos diseñadores que hagan alta costura. Hubo muy buenos diseñadores, pero pocos, que han hecho alta costura. Cuando yo comencé a hacer alta costura, que es lo que más me gusta,  hice un poco de prêt-à-porter, pero no me sentía muy cómodo con eso. De a poquito, cada vez fuimos más arriba. Fue como que las clientas solas fueron pidiendo un poco más, un poco más, hasta encontrar lo que más me gustaba. Acá siempre me decían, no, estás loco, en Argentina no se puede hacer eso. Dedícate al prêt-à-porter porque no vas a poder en la haute couture, te va a ir mal. Era siempre un poco para atrás, de la gente, de la prensa... Y creo que ahí tengo la parte gallega, en la terquedad que me caracteriza, no sé si lamentablemente o no (risas). Soy muy terco. Y lo que sí siempre dije es que se podía hacer en Argentina y que había mucha gente para poder usar alta costura argentina. En realidad lo que quería era demostrar que se podía hacer. Yo creo que fue un poco el reto de decir lo vamos a hacer, vamos a llegar a conseguirlo. Y nos costó muchísimo. Recuerdo que trabajábamos a destajo hasta cualquier hora. Al principio era muy difícil. Hacer alta costura tiene un costo muy fuerte. Los comienzos son durísimos. Es muy complicado. Trabajábamos hasta las tres de la mañana. He planchado vestidos hasta las tres y media o las cuatro de la mañana porque teníamos entregas... Fueron años de mucha locura. Pero siempre quise formar un taller que pudiera estar adentro (del país). Yo veía los grandes talleres de fuera, de Chanel, de Dior, etcétera, y yo quería en una pequeña escala, sin duda, llegar a hacer lo mismo. Hacer algo que acá no estaba muy visto. Y quería justamente poder interactuar con mi gente. Y eso fue lo que se logró. Nosotros logramos llegar a eso, con gente que trabaja aquí hace muchísimos años. Y realmente tenemos artesanos y artesanas que son maravillosos, pero no lo digo porque trabajen conmigo. Tienen unas manos y una cabeza increíble para trabajar. Hemos sabido siempre mantener a toda esa gente. Hay personas que trabajan conmigo desde hace más de 30 años, desde la década de los noventa. Tenemos madres que han empezado a trabajar aquí y que hoy están sus hijos con nosotros. Se logró un equipo de gente que crea. Y luego, en las grandes crisis en Argentina, que hemos tenido varias, fue increíble.

¿Y cómo incidieron sobre tu proyecto esas sucesivas crisis internas y globales?

Por ejemplo en 2001, que fue una crisis fatal, nosotros estábamos agrandando nuestro atelier. Nos estábamos mudando; con el presidente De la Rúa yéndose en un helicóptero nosotros nos habíamos agrandado de un atelier de 180 metros a uno de 400. Teníamos un susto tremendo. Y no se podían traer telas del exterior. No había forma de traer textiles del exterior. Entonces dijimos: ¿Qué hacemos? O nos tenemos que ir o tenemos que ver la manera de crear los textiles acá. Y la verdad que la gente que trabajaba conmigo siempre fue un motor para todo esto. Gente que acompañaba; y comenzamos a hacer las telas y los textiles, no todos, pero buena parte de la colección, la comenzamos a hacer con una máquina manual y después con bordados manuales. Entonces eso fue lo distintivo nuestro: prendas que son únicas, que no se pueden repetir aunque quisiéramos... Somos creo que los únicos en muchos países de Latinoamérica que tenemos dibujantes textiles trabajando en nuestro atelier. Acá se crea absolutamente todo, es todo personalizado y se tiene en cuenta muchísimo la personalidad de la mujer para cada pieza. Se crean realmente piezas únicas que a lo mejor no tienen nada que envidiarle a las grandes colecciones del exterior y eso es lo que nos hizo un poco característicos. Es la única manera de explicarlo. Fue tenacidad y fue decir se puede hacer en Argentina, lo vamos a hacer acá y vamos a tratar de llegar al exterior. Y luego, increíblemente, años después, en el 2002 y 2003, con esta línea ya de textiles hechos por nosotros en nuestro atelier, empezamos a salir al exterior. Fuimos convocados por una organización de moda e invitados a muchísimos lugares del exterior; estuvimos presentando en Nueva York, en Yakarta, en Australia, en Dubai... En un montón de lugares. Y en todos era increíble, porque de todos ellos sacábamos algo muy bueno, que es que fascinaban las colecciones, que la prensa hablaba muy bien del trabajo, que la gente se interesaba por cómo está hecho. Y nos pasó por ejemplo en Italia, en Milán, que hicimos un cierre de una semana de la moda, y no podían creer que estuviera hecho a mano y menos aún no podían creer que estuviera hecho a mano en Argentina, que eso fue un gran placer. Me lo dijo el director del sector de moda de Milán, y para mí fue un orgullo. Primero dije, está desconfiando de que lo hagamos a mano, pero luego dije no, qué placer que me diga ésto alguien que es el director del sector moda y espectáculo. Yo creo que eso fue lo que logramos. Y continuamente tratamos de innovar con esto. Por ejemplo ahora mi socio está justamente en Madrid buscando unos moldes especiales antiguos para crear unos pétalos para añadir a los vestidos. Trato de seguir con la tradición, con la antigüedad que tiene la alta costura, pero llevada a una modernidad de cualquier pieza que hagamos, de cualquier vestido. Creo que eso es lo que nos caracteriza. Y luego un trabajo muy minucioso a medida, que trabajamos con muchísimas clientas acá. Y eso fue lo que nos posicionó y lo que nos permitió seguir haciendo alta costura en Argentina. Si no hubiera sido imposible. No tenemos tantos eventos en Argentina. En España hay cantidad de festivales y hay muchísimo más para poder usar una alta costura que en Argentina. Pero bueno, logramos ser distintivos, que es lo que me apasiona.

¿El plan de negocio y la expansión de marca contempla plazas de potencial en América, como México, Colombia, Miami, Nueva York...? ¿Es un objetivo penetrar con fuerza en estos mercados?

Mira, voy a ser totalmente sincero. Yo trato de ser un buen diseñador, pero la verdad es que no soy un buen comerciante. Creo que todos los que somos soñadores y creamos no somos buenos comerciantes. La empresa creció, como dije antes, a pulmón. Somos dos personas, mi socio y yo, que hemos empezado hace muchos años haciendo esto y lo hemos hecho a pulmón. Si nos ponemos a pensar, los dos no podemos creer a lo que llegamos. Lo pudimos haber soñado, pero nos pasan un montón de cosas que decimos no puedo creer que me esté pasando a mí esto, qué bueno. Insisto, es muy difícil llegar sin un grupo que apoye atrás al resto. Es muy difícil. Y lo seguimos haciendo. Yo estoy en todos los detalles, en el taller, en la charla con la clienta, hago mis diseños personalizados en el momento con una clienta, y quiero seguir teniendo eso, no quiero perderlo. De eso estoy seguro. No quiero perder eso. Lo amo con pasión. Es lo que me da felicidad hacer. Entonces, si nos agrandamos demasiado creo que voy a perderlo y la verdad que no quiero. Por otro lado, puede haber una parte comercial; habría que buscar la manera de conseguir una parte comercial para poder hacer algo que sea siempre dentro de lo mismo que hacemos aquí. Es decir, que sea exclusivo. No quiero irme a algo grande. No quiero salir a hacer un prêt-à-porter el día que sea conocido. Si en algún momento lo hacemos, lo quiero hacer pequeño. No sé si quiero un crecimiento tan de locura. Me encanta esto de vivir cada pieza, de poder realizarla, de poder crear y para eso necesitas mucho tiempo. Ten en cuenta que hay vestidos que necesitan seis meses de trabajo. Es mucho. Y en serio, no quiero desvirtuar eso. Si lo lográramos de esa manera, poder estar en diferentes lugares con una colección pequeña y muy exclusiva, yo sería feliz. Es más, viajaría para hacer medidas y todo. Nosotros tenemos muchísima gente que viene de Chile, de Brasil, de Paraguay, de México. Tenemos mucha clientela que viene de los países cercanos. En Chile estamos muy fuertes en este momento. Y lo hago de la misma manera. No quiero perder eso.

Las crisis de las que hablabas antes, ¿en Argentina afectan también a la alta costura o es un sector más estable? ¿Se está notando el cambio político que vive actualmente el país?

No, claro, las ventas son afectadas por las crisis. Sí, sí, son afectadas. Lamentablemente las crisis en Argentina afectan a toda Argentina. En nuestro caso no sólo hay un tema económico, porque trabajamos con gente que está bien económicamente, sin duda, pero hay un tema moral también. Hacer una fiesta fuerte y vestirte de una manera especial en un país con tanta pobreza y corrupción es muy complicado. Sí, por supuesto, las fiestas no son lo mismo, la gente no se viste tanto por una cuestión lógica. Hay toda una degradación que afecta lamentablemente a todos. Nosotros tenemos la gran suerte de seguir trabajando, y tenemos mucha gente trabajando en el atelier, y es gente que sin duda merece vivir bien, pero sí que afecta continuamente. Los cambios son tremendos. Lo que además afecta en Argentina es que vives siempre con una psicosis absoluta; vivimos pensando en el dólar, en qué va a pasar... No sabemos qué va a pasar mañana con nadie. Ahora estamos esperando un cambio que ojalá suceda realmente. Yo soy favorable a que Argentina cambie de una vez por todas y que se pueda tener algo de tranquilidad, porque vivir en una locura es muy difícil. Nosotros gracias a Dios salimos un poquito de esa locura porque vivimos en la nebulosa de un momento lindo de la gente: del momento en el que se casa una novia... Vivimos de buenos momentos. Pero desde ya no estamos ajenos a lo que sucede en el país. Yo lo sufro mucho. Soy un tipo que sufre mucho lo que sucede en el país. De verdad, me da lástima, me da bronca, me da angustia, a veces no lo puedo manejar... Últimamente he apoyado un poquito a algunos políticos, como en el caso de Macri, todo porque me dieron esperanzas, me dieron la esperanza de poder cambiar; capaz en su momento no sucedió, pero bueno... No importa con quién, insisto, no es a favor de alguien ni en contra de nadie. No importa con quién, pero quisiera que el país de una vez por todas crezca. Es un país que tiene mucha riqueza, es maravilloso; conozco casi todo el país y la gente es maravillosa. Tenemos todo para estar bien y no entiendo porqué  nunca lo estamos.

Ya casi en el terreno personal, desde hace poco tiempo tienes también la nacionalidad española. ¿Ha sido en cierto modo en homenaje a tu padre?

No, en realidad mi padre siempre me decía que lo iba a hacer él, no sé porqué en su momento no se hizo. Y luego durante mucho tiempo tuve dudas, porque había como un ida y vuelta con el tema de la nacionalidad: que se podía, que no se podía, que la daban, que no la daban... La verdad que todos los primeros años de trabajo fueron excesivamente fuertes y la fui dejando. Y luego empecé a viajar a España sin ningún problema. Nunca tuve un problema para ingresar a España; digamos que no era algo que dijera ¡uy! si no tengo la nacionalidad no puedo viajar, no puedo entrar, la paso mal o algo... Siempre fui bien recibido, nunca tuve un solo problema en aduana, he ido las veces que quise sin problema... Entonces fue como que no necesité tramitarla (la nacionalidad española). Luego cuando empezamos seriamente a pensar en poner un pie en España sí lógicamente, a nivel papeles, era necesario. Y entonces así fue cómo la tramité y orgullosamente salió hace un tiempo. Ahora estoy tramitando el pasaporte y bueno, uno ya se ve un feliz ciudadano español también.

Galicia siempre ha apostado fuerte por el sector de la moda, con apoyo institucional y con la fuerza de un clúster sectorial. Los grados universitarios del textil que hace décadas eran exclusivos de Cataluña también se imparten en las universidades gallegas. ¿Te gustaría tener un acercamiento y compartir tu talento con el sector en Galicia?

Sin duda, sin duda. Mira, yo tuve un contacto muy bueno con Galicia, con una persona que la voy a nombrar, aunque en realidad no suelo comentar esto... Pero hace un tiempo tuve una buena charla por Instagram con Eva Cárdenas. Ella se conectó con nosotros porque le gustaba lo que hacíamos y tuvimos un contacto muy bueno. Yo luego viajé a Coruña para conocerla. Me pareció una mujer maravillosa. Es de esas mujeres que deslumbran, a las que te gusta escuchar, porque tienen como magia. Estuve comiendo en A Coruña con ella y con su esposo (Alberto Núñez Feijóo). Ella en ese momento todavía estaba en Inditex y me llevó a conocer Zara. Y la verdad es que quedé fascinado. Me llevó a conocer la fábrica y el lugar donde trabajan, y quedé fascinado con todo. O sea que hemos tenido contacto a ese nivel. Luego hemos seguido hablando muchas veces con Eva, que insisto, me pareció una persona magnífica, y muy cómodo con ella. Así que hemos tenido ese contacto. Pero luego ya digo que yo no soy muy buen comerciante, pero sin duda estamos abiertos y me daría una felicidad tremenda poder estar en Galicia, sin ninguna duda. Así que bueno, estamos desde ya abiertos a todo. Ojalá que podamos colaborar pronto también con el Clúster y con el sector.

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