Artículos de opinión
Listones muy altos
Por Javier de Francisco
En la vida, de vez en cuando nos planteamos metas tan exigentes que rara vez se cumplen. Y la consecuencia son cabreos, frustración, desencanto con uno mismo y patologías, muchas patologías y de todo tipo.
En la política, el de vez en cuando se convierte en siempre. Todos los objetivos son de 10. Da igual de quién vengan y a dónde se dirijan: el tren más rápido del mundo y que nunca se avería, las mejores autovías, la reforma educativa que agrade a todos y nos ponga a la vanguardia, la Sanidad modélica y sin fisuras, los hospitales de bandera… Pero en política no hay consecuencias cuando se incumple. Ni siquiera de vez en cuando.
Así que el ciudadano, el bueno y el malo, ya está acostumbrado a que los políticos, cada uno en su terruño, fijen listones muy altos, a sabiendas de que no los saltaría ni el mismísimo Armand Duplantis, oro olímpico y mito actual de la pértiga.
Dentro del ámbito de especialización de GaliciaExterior (Economía, Empresas y Emigración, E+E+E), me vienen a la memoria unos cuantos listones celestiales. Algunos van y vienen como las modas y otros son perennes. Entre estos últimos está el de la conexión entre el sistema educativo y el mercado de trabajo. A veces se viste con otros trajes: transferencia de conocimiento entre Universidad y Empresa, Cooperación Universidad-Empresa, Triple Hélice (cuando la innovación entra en juego)…
Llevo décadas escuchando que los planes de estudio, en todos los niveles, no pueden vivir tan desconectados de la realidad empresarial. Pero llevo las mismas décadas sin escuchar una sola propuesta lúcida y lucida.
Ya entre los listones que aparecen y desaparecen como las prendas textiles de colección, en los 80 y 90 se llevaba el de la necesidad de aprovechar el gran potencial de los gallegos del exterior. Y surgieron intentos, como el de Fegaex (Federación que se apagó en 2001). Desde hace unos años, el asociacionismo de los gallegos del exterior parece que ha cogido buena ola, con Aegama y los empresarios de Estados Unidos desafiando el Atlántico y empujando hacia la costa gallega. Pero aquí de momento faltan surfistas.
Entre las modas, ya sean pasajeras o reincidentes, también brotaron con fuerza la de la innovación, la de la tecnología, la de la digitalización, la de la productividad, el problema demográfico... Hoy las grandes estrellas son la Inteligencia Artificial y la Ciberseguridad.
También entre las modas, otra de las recientes es el listón de querer recuperar el talento que se fue de Galicia y que nunca regresó. Se marchó en épocas de goteo, de bombeo, de aspersión y en la última década en pleno reventón y pérdida de caudal. Un mar de egresados de la universidad, de investigadores y de talentos gallegos de primer nivel ceden hoy su conocimiento a universidades, centros de investigación, organismos, entidades y empresas de los cinco continentes.
Conseguir el regreso de generaciones de gallegos plenamente integrados en su país de carrera profesional suena a desafíos como el del tren velocísimo que nunca se avería, como los hospitales desbordantes de recursos (humanos y tecnológicos) o como el truco de magia que uniría enseñanza y trabajo. ¿Será otro listón demasiado alto? ¡Ánimo Duplantis!