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MIGUEL CID GONZÁLEZ LA PALMA

Funcionario del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y entrenador de prestigio en el fútbol canario

“Hay mucha gente que se ha ido de La Palma porque no encuentra solución para rehacer su vida”

En 1991, un eufórico joven de A Limia (Vilar de Barrio, Ourense) que con solo 22 años acababa de aprobar las oposiciones para ingresar en el cuerpo de funcionarios del INSS (Instituto Nacional de la Seguridad Social) hacía las maletas y emprendía un ilusionante viaje rumbo a Canarias, uno de los destinos habituales de los siempre valorados opositores ourensanos y gallegos. Atrás dejaba su infancia y juventud en una comarca agraria por excelencia, su familia, sus amigos y sus buenos recuerdos como jugador del Maceda y del Antela. “Como típico aventurero con esa edad dices, voy un año y luego pido destino...”, recuerda con ironía Miguel Cid tres décadas después, tras formar familia en la Isla Bonita, con acento palmero y convertido en entrenador de prestigio en el fútbol canario. En los últimos meses ha vivido, como todos los habitantes de La Palma, la pesadilla de la erupción del volcán. Y por partida doble, porque durante largas semanas ha tenido que ejercer más de psicólogo que de funcionario cada vez que ayudaba a despejar trámites burocráticos a los muchos residentes que han pasado por su mesa del INSS desde la fecha que ya forma parte de la historia de la isla: 19 de septiembre de 2021 (entrada en erupción del volcán Cumbre Vieja). “Cuando les preguntas si son evacuados se echan a llorar, porque es muy difícil pasar toda esta situación... Hay mucha gente que se ha ido a otras islas porque no encuentra solución para rehacer su vida”, relata Miguel Cid, más acostumbrado a las celebraciones que a los dramas, como la de su mayor gesta en el fútbol: el ascenso a Segunda B con el Mensajero, en 2015, en una emocionante eliminatoria frente al Pontevedra.

Texto: Javier de Francisco ©

Después de 85 días de espera, por fin finalizó la erupción del volcán de La Palma. ¿Ha transformado mucho la vida de los habitantes de la isla?

Hay secuelas psicológicas y por supuesto materiales. Mucha gente se ha quedado sin casa y sin trabajo. También ha transformado la fisonomía de la isla; las nuevas coladas han añadido espacio y la montaña que se creó en torno a la boca del volcán es bastante elevada. Esa zona próxima al volcán ha cambiado bastante toda la isla. Se pueden observar muchas más montañas negras. Y a partir de ahí, lo más significativo es la repercusión psicológica y económica. Dicen que ahora el turismo puede ayudar, pero en este momento hay mucha gente que lo está pasando mal, porque no tiene dinero, trabajo, ni donde quedarse. Ha habido ayudas, pero muchísima gente está afectada y eso es lo peor. No es lo mismo una persona de 20 o 30 años que se haya quedado sin casa, y que puede rehacer su familia y su vida, que una persona de 70 años que se haya perdido todo. A ver cómo rehace su vida. Es muy complicado.

Por tu trabajo en la Seguridad Social, ¿notas mucho parón de la actividad empresarial en La Palma?

Sí, sí, hay muchísimas familias que como digo se han quedado sin casa, pero el problema mayor es cómo rehago mi vida si no tengo trabajo. De hecho hay muchísima gente que se ha ido de la isla. Era gente que vivía aquí y se ha marchado porque no encuentra solución para rehacerse. Yo por mi trabajo en la Seguridad Social lo puedo ver cada día. Hay muchísima gente con el ERTE específico que han aprobado para la isla por el volcán. Casi todas las empresas de Los Llanos y de las zonas más afectadas tienen al 90% de los trabajadores en ERTE.

¿La salida de la isla también ha afectado a la colectividad de gallegos?

Algunos habrán retornado, pero la mayor parte de los gallegos que estamos aquí trabajamos en la Administración. Algunos que estén en empresas privadas si que pueden haber retornado. Los que digo que se han marchado de la isla me refiero sobre todo a gente que no es de aquí y no tiene trabajo. Y también hay muchas personas y familias locales que están esperando a que les lleguen las ayudas por sus casas para irse a otra islas. En la zona afectada hay muchos extranjeros que vivían aquí y que han regresado a su país, sobre todo alemanes. De los gallegos que conozco yo no se ha ido ninguno.

Aunque vives en una zona alejada, ¿tienes visión directa del volcán? ¿Se han notado mucho sus efectos en tu zona de residencia?

No, desde mi casa no lo veo; estoy a unos 30 kilómetros. Se ve el humo y la ceniza cuando es arrastrada por el viento en esta dirección. También se escuchaba el sonido del volcán. Pero no se veía; tendría que subir una montaña para verlo. La isla en diagonal está dividida por una montaña bastante elevada; hay que tener en cuenta que la altitud pasa del nivel del mar a 2.400 metros en muy poco terreno, en 50 kilómetros. La Palma es muy montañosa, muy verde, y en ese aspecto se parece bastante a Galicia.

Miguel Cid, segundo por la derecha (agachado) con el Maceda juvenil en Salesianos de Ourense

Con el reciente cese de la erupción, ¿existe ahora menos pesimismo entre la población?

La gente está algo más esperanzada, pero no ve aún la luz. El agobio del ruido del volcán ya no está, las cenizas apenas se notan, el aire ya casi no está contaminado, pero la población aún no ve la salida económica que le permita restablecerse. Aún comienzan ahora a regresar a las casas que han sido destruidas. Las viviendas que van a entregarse y las subvenciones que conceden no cubren todo el porcentaje del valor. Me refiero a que una casa valorada en 150.000 euros, dependiendo del tipo de seguro, es fácil que el propietario no recupere ni 100.000 euros. Percibes que del dinero que tiene que venir no ha llegado casi nada, la mayor parte de las casas prefabricadas aún no han sido entregadas... De todos los evacuados, calculo que solo a un 10% le han dado casa y le han dado el dinero. El resto sigue igual, sin casa, sin dinero, sin trabajo... Y ese final de que vuelvas a recuperar todo aún sigue estando muy lejos, muy lejos... Esa alegría que había en la calle, sobre todo con el turismo, ahora ni se nota. Por mi trabajo, te vienen a pedir algún trámite, como un certificado para que les puedan dar la ayuda, y cuando les preguntas si son evacuados se echan a llorar porque es muy difícil pasar toda esta situación.

La Federación Gallega de Fútbol fue de las primeras entidades en reaccionar y en solidarizarse con los afectados mediante una aportación económica. Seguro que como entrenador has tenido mucho que ver con esa iniciativa...

Sí, la verdad es que fue una sorpresa agradable. Aquí también está otro entrenador gallego, Juan Salvadores, así que en entrevistas de radio nos llamaban muchas veces y coincidíamos. Hubo otras colaboraciones, como la del famoso chef José Andrés, pero a nivel futbolístico la Federación Gallega si no fue la primera sí que estuvo entre las primeras en donar fondos para los afectados. Tuvimos unas charlas informativas, en las que más que hablar de fútbol era contar anécdotas, y lo compartimos a través de la Escuela Gallega de Entrenadores. Participamos Pepe Mel, el entrenador de Las Palmas, Ramis, el entrenador del Tenerife, Juan y yo, que estoy entrenando a un equipo nacional de fútbol femenino. Fue muy agradable, muy emotivo y recaudaron bastante dinero, ya que por cada visualización que había en la web, la Federación donaba 2 euros a los damnificados por el volcán. Conmigo contactó la Escuela de Entrenadores de la Federación Gallega de Fútbol.

Como muchos ourensanos, llegaste a Canarias tras aprobar una oposición. ¿Cómo fueron tus inicios y adaptación a La Isla Bonita?

Sí, me vine muy jovencito, nada más aprobar las oposiciones, con 22 años, en 1991. Como típico aventurero con esa edad dices voy un año y luego pido destino... Pero la verdad es que me fui metiendo aquí poco a poco, me gustó la isla desde el principio, entré en el mundo del fútbol, primero jugando y luego como entrenador, formé familia, y la verdad es que nunca se me ha pasado por la cabeza el marcharme. En algunos momentos echas de menos muchas cosas de ahí (Galicia), sobre todo la familia y amigos, pero la verdad es que estoy super a gusto aquí. Vine con el trabajo, me hice a esta forma de vivir, muy tranquila, me fui enganchando a esto, y ahora que tengo familia no piensas en cambiar de lugar.

Y tu origen familiar está en Vilar de Barrio, en A Limia...

Sí, soy de nacimiento de Vilar de Barrio.

Miguel Cid lleva 17 temporadas seguidas en los banquillos

¿Con el paso del tiempo has dejado de venir a Galicia con la frecuencia de los primeros años?

No, no, voy todos los años. Llevo todos estos 31 años regresando, excepto los años que nacieron mis hijos y el pasado por la pandemia. El resto he ido siempre en verano y en Navidades algunas veces.

¿Ya jugabas a fútbol en Ourense? ¿En qué clubes?

Sí. Empecé a jugar a fútbol federado bastante tarde. Estaba más arraigado a los maratones de fútbol sala de 24 horas que se hacían en verano, y a fútbol once no empecé hasta la edad juvenil. Íbamos a los maratones con el equipo que patrocinaba Seguros Hermes, y recuerdo partidos y torneos como los del Cambey, en Viana do Bolo, cuando traían jugadores brasileños. Llegamos a jugar finales contra ellos, de las que me acuerdo perfectamente. En nuestro equipo estaban Toncho, que jugó en CD Ourense y en Academia Postal, y chicos de Xinzo, como Carlos... Después con Toncho también coincidí un año en el Antela, en Regional Preferente. A fútbol jugué en el Antela y en el Maceda, siempre de medio centro. En el Maceda jugué dos años de juvenil y los siguientes me fui al Antela.

Miguel Cid celebrando el ascenso a Segunda B con el CD Mensajero en 2015

¿Y en La Palma cuál fue tu trayectoria de jugador antes de dar el salto a los banquillos?

Cuando llegué jugué una temporada y media en el Mensajero, en Tercera División, y luego me fui a hacer la mili a Melilla. Allí jugué a fútbol sala en un equipo federado con el que nos fuimos a jugar a la Expo 92. De vuelta a La Palma fiché por un equipo que se llama Unión Deportiva Mazo, en el que jugué en Primera Regional y Preferente, y en el que estuve 12 años. Al terminar ahí, la edad me dijo que ya se acababa; además empecé a tener lesiones, y al año siguiente ya comencé a entrenar. Fue en Preferente, en el club Victoria. A continuación, también en Preferente, entrené al Atlético Paso, que ahora está en Tercera, y luego estuve mucho tiempo, seis temporadas, en el Unión Deportiva Norte, de Preferente. De ahí me fui al Tenisca, en Tercera División, volví otros dos años al Norte, y fiché por el Mensajero en Tercera División, categoría en la que fuimos campeones de liga y ascendimos a Segunda B.

El Mensajero te ofreció la renovación, pero ¿por qué era incompatible con tu trabajo?

Bueno, sí me propusieron renovar, pero de esa forma yo no podía aceptar. Me proponían una temporada, y yo por mi trabajo tengo que pedir excedencia por dos años, como mínimo. El Mensajero me daba un año, quería que dejara el trabajo y que me dedicara solo al fútbol, pero no podía arriesgarme. Tengo familia y si va mal la temporada y me echan, tampoco podría regresar al trabajo porque la excedencia sería por dos años. No me podían ofrecer dos años de contrato y entonces no llegamos a un acuerdo.

¿Y ahora vives en el CD Tarsa tu primera experiencia en el fútbol femenino?

Sí, es la primera experiencia, pero ya llevo tres temporadas en el club. Del Mensajero me había ido otra vez al Victoria en Preferente, y luego otro año a Tercera al Tenisca, y desde entonces llevo tres temporadas -incluyendo la actual- en la Primera nacional del fútbol femenino, en el Grupo 6. De los siete grupos que hay en esta categoría, el nuestro es el único que solo coge la comunidad de Canarias. Viajamos a todas las islas. Es como la Tercera División masculina de aquí. El próximo año se va a crear una categoría nueva, entre la Primera nacional y la Segunda División, y habrá equipos de la Península que tendrán que venir a Canarias y nosotros iremos a otras comunidades, así que los desplazamientos serán bastante complicados.

Miguel Cid durante un partido con el CD Tarsa

Tu curriculum está formado por clubes de Tercera y Preferente, y de Primera nacional en el fútbol femenino, lo que te sitúa en la élite de entrenadores de fútbol en La Palma y en Canarias...

Sí, en ese aspecto no me puedo quejar. La verdad es que también me lo he currado bastante. Llegué aquí en una época en la que lógicamente no era nadie en el fútbol canario. Al salir de equipos de Preferente sabes que es más complicado que si eres un entrenador con procedencia de clubes de Primera o de Segunda División. Pero estoy satisfecho. Incluso he logrado premios al mejor entrenador de Canarias en varias temporadas. Es cierto que tengo ese mundillo de reconocimiento, pero a mí lo que me gusta es entrenar.

¿Has tenido o tienes algún proyecto de incorporación al fútbol gallego?

De momento no me lo he planteado. Sí es verdad que alguna vez me han llamado algunos equipos de fuera de la Isla, no solo de Galicia sino también de otras comunidades, sobre todo después de ascender con el Mensajero a Segunda B. Al no renovar me llamaron equipos de la Península, pero tenía el mismo problema. O me dan un contrato de dos años o no me arriesgo. Pero sí que tengo varias ideas, no a corto plazo, porque aún me falta bastante tiempo para poder dejar de trabajar. Si llegado ese momento aún estoy en el mundillo del fútbol, que me sigue gustando como el primer día, sí que me gustaría probar fuera de aquí.

¿Cuántas temporadas seguidas llevas entrenando?

Llevo 17 temporadas sin parar.

Miguel Cid en su presentación en el Tenisca en 2018

¿Es muy grande el colectivo de gallegos en La Palma? ¿Habéis constituido alguna asociación?

No llegó a formarse una Asociación de Gallegos en La Palma, pero sí que somos bastante numerosos. Hay muchos sobre todo en el sector sanitario, en centros de salud y hospitales. Hay también algunos profesores de Muface. En la Administración, en el INSS, estamos también bastantes. Te hablaba antes de otro entrenador gallego, Juan Salvadores, que trabaja en Medio Ambiente. Conozco también a gallegos que trabajan en la Tesorería de la Seguridad Social y en el INEM, pero hay más ejerciendo Enfermería y Medicina en hospitales y centros de salud.

¿Y la construcción también se nutrió en esa isla de mano de obra gallega?

Hubo gallegos durante la burbuja inmobiliaria, pero en donde tuvo lugar el boom tremendo de complejos hoteleros y turísticos en aquella época fue en Lanzarote, en Fuerteventura y en el sur de Las Palmas. Aquí había menos.

El volcán se ha juntado con la pandemia. En tu caso, ¿el coronavirus ha cambiado mucho tu vida?

Sí, a todo el mundo nos la ha cambiado. A mí a nivel de trabajo también me la ha cambiado bastante, comenzando por el teletrabajo, aunque ahora mismo no lo estamos haciendo. Atender a una persona con una mampara delante y con mascarilla, te hace sentir incómodo. Y en el fútbol, con lo que me gusta planificar y organizar entrenamientos, he llegado a hacer sesiones por vídeo-chat. Han surgido formas muy diferentes de preparar un equipo y me costó bastante adaptarme. Hubo un momento en el que buf... Mi pensamiento era: espero que esto no me llegue a aburrir. Y luego está el tema de las PCR, que hay que hacerlas cada 15 días. El seguimiento del covid y toda esta situación te desanima un poco. Pero en mi caso lo pasé mucho peor el año pasado que esta temporada. Ya me he acostumbrado un poco. Pero la temporada pasada lo pasé muy mal con el covid.

El fútbol canario ha aportado grandes talentos a la selección española y a clubes de renombre. ¿También viene pisando fuerte la nueva generación de jugadores?

El fútbol canario tiene mucha calidad. Es muy diferente al del norte de la Península, simplemente por la climatología. Es un fútbol muy callejero; se practica mucho en la calle y en las playas, y es más tipo brasileño. Sí que cuidan la cantera, pero ahora mismo salen jugadores que llegan a Segunda y Segunda B, pero no veo que puedan salir cracks inmediatos como los Valerón, Manuel Pablo, David Silva... Que por cierto, la abuela de David Silva es de aquí; de hecho es muy amiga mía. Me viene a visitar muchas veces. Hace diez años sí se veía otra cosa. Entrenando yo al Tenisca, me acuerdo de jugar contra Jonathan Viera y Vitolo, y aunque eran juveniles de primer año ya les veías a leguas del resto. Tenían ese punto de calidad, de chispa, de fútbol, de pillería, de dominar muchas cosas, el espacio, el tiempo... Ahora mismo hay una buena base, pero no creo que lleguen a salir esos jugadores que triunfen en Primera División y que sean cracks incluso en la selección española. Hay un nivel muy bueno, pero no de cracks.

Miguel Cid entrenando al CD Tarsa

¿Y hasta puede influir el hecho de que cada vez se practique menos fútbol en la calle?

En el fútbol base hay mucha equivocación por perseguir el triunfo y no el crecimiento futbolístico de los niños. Los entrenadores nos basamos mucho en cómo golpear la pelota, cómo dar el pase y nos olvidamos que lo que los hace buenos es simplemente jugar y jugar al fútbol. En dos horas de entrenamiento, de fútbol igual le estamos dejando al chico 20 minutos al final, y eso claro que limita bastante. Aquí sigue habiendo mucho fútbol en la calle y en las playas, porque el tiempo lo permite, y eso ayuda a que salgan jugadores de más calidad que en otros lugares. Tal vez también tenga algo de culpa la sociedad de hoy en día, que no permite que los niños pasen tiempo jugando en la calle. Algo hay que no veo el nivel como para que lleguen a cracks...

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