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DAVID CORDERÍ NOVOA - Madrid

Economista, analista económico y financiero, consultor independiente, Doctor en Economía Agrícola y Recursos Naturales por la Universidad de California en Davis, y Máster en Economía del Desarrollo por la Universidad de Yale, formando parte del equipo del Nobel de Economía de 2018, William Nordhaus.”

“Aprendí mucho del profesor Nordhaus (Nobel de Economía en 2018), en primer lugar de su gran ética de trabajo”

La especialización y el potencial profesional del economista ourensano David Corderí dieron un salto cualitativo en 2018 con la concesión del Nobel de Economía –compartido con su compatriota Paul Romer- al estadounidense Willian Nordhaus, profesor emérito de Economía en la Universidad de Yale, por su propuesta de modelo económico sobre el impacto del cambio climático. En esta entrevista concedida a Galiciaexterior.com, David Corderí recuerda su experiencia formativa como integrante, en la Universidad de Yale durante un año, del equipo de investigación del conocido a nivel mundial como el economista del cambio climático. “Aprendí mucho del profesor Nordhaus, en primer lugar de su gran ética de trabajo. El rigor con el que trabaja, su capacidad analítica y su constante curiosidad intelectual fueron aspectos que me contagió”, ensalza el economista ourensano, establecido en Madrid desde finales de 2017 como consultor independiente. David Corderí es asesor técnico de Bancos de Desarrollo y de organismos como la OCDE y la Comisión Europea y ha trabajado en proyectos de medio ambiente, agua, agricultura, energía, cambio climático y gestión de desastres naturales en 35 países de Europa, América, Asia y África. Actualmente está asesorando al Gobierno de Vietnam sobre las reformas regulatorias, las inversiones y los cambios necesarios para implementar las leyes nacionales de medio ambiente y agua, y para el Gobierno de Indonesia está realizando el análisis de factibilidad económico-financiera para un plan de inversión en infraestructuras hídricas cuantificado en más de 500 millones de euros.

Texto: Javier de Francisco ©

Tras una etapa de casi 14 años en Estados Unidos, en la que te has formado en unas de las mejores universidades americanas y has trabajado para organismos financieros de alcance global como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, te has establecido en Madrid desde finales del 2017 para ejercer como consultor independiente. ¿Estás satisfecho con un cambio tan radical y con tu experiencia actual?

Sí, la verdad es que estoy encantado con el cambio. A nivel profesional, mi etapa en Estados Unidos ha supuesto un crecimiento exponencial en mi carrera. Allí tuve la oportunidad de trabajar en una gran variedad de proyectos y aprender de excelentes profesionales. Muy rápidamente me tocó asumir cada vez más responsabilidades y eso me ha dado una experiencia única. Ahora que estoy de consultor independiente sigo involucrado en proyectos similares en todo el mundo. A nivel profesional no siento tanto la diferencia, quizás incluso disfruto más, al tener una mayor variedad de proyectos y clientes.

Después de una etapa dedicado a la investigación, pasaste a trabajar como economista en los Bancos de Desarrollo, y ahora trabajas como experto independiente. ¿Te has adaptado fácilmente al trabajo individual y al asesoramiento?

Sí, en realidad, la esencia de mi trabajo no ha cambiado tanto. Una gran parte de mi trabajo en proyectos de investigación estuvo orientada a generar conocimiento que servía para la toma de decisiones informada por los análisis de datos. Trabajé con equipos en los que había ingenieros civiles, agrónomos, biólogos y expertos en medio ambiente, y aprendí a integrar los aspectos relevantes de sus disciplinas en los análisis económicos. Muchos de los trabajos estaban enfocados a asesorar el desarrollo de planes, políticas públicas y estrategias de inversión. Cuando pasé a trabajar en los Bancos de Desarrollo, seguí utilizando mis conocimientos técnicos y experiencia, formando parte de equipos multidisciplinares, pero con un alcance mucho mayor en cuanto a sectores, países y clientes. También tuve que desempeñarme en tareas de liderazgo y negociación con gobiernos y empresas, complementando así mi experiencia técnica. Ahora que estoy de experto independiente me concentro más en el asesoramiento técnico. Se requiere una buena disciplina y ética de trabajo. Al mismo tiempo, dadas mis experiencias previas, tengo una posición privilegiada para entender mejor las necesidades del cliente. Así puedo aportar un mayor valor añadido en los proyectos en comparación con las grandes consultoras generalistas.

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¿A qué perfiles de empresas y profesionales prestas actualmente asesoramiento y en qué sectores, actividades y tipología de proyectos?

Parte de mi trabajo consiste en la estructuración y análisis de proyectos de inversión. He participado en la preparación de inversiones por un valor total de más de tres mil millones de dólares. Estos proyectos han estado financiados por Bancos de Desarrollo y fondos de inversión como el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, el Fondo Mundial del Medio Ambiente o el Fondo Verde del Clima. En este tipo de proyectos realizo el análisis económico-financiero, para demostrar su viabilidad. Al mismo tiempo también trabajo en la identificación de la lógica del proyecto, y elaboro el marco de resultados para su posterior evaluación. Para proyectos que se han terminado, realizo auditorías de desempeño. Por otra parte, hago labores de asesoría técnica. Elaboro, principalmente, análisis de impacto regulatorio, planes de inversión, estrategias y políticas sectoriales. Para estos servicios, además de con los Bancos, trabajo como experto para organismos como la OCDE y la Comisión Europea. Los principales clientes a los que asesoro tanto a nivel estratégico como para proyectos de inversión son tanto administraciones públicas como empresas. En cuanto a los sectores, he trabajado en medio ambiente, agua, agricultura, energía, cambio climático y gestión de desastres naturales. Han sido ya más de 35 países de Europa, América, Asia y África.

 

 

¿Puedes citar algunos ejemplos de proyectos recientes en los que has trabajado?

Recientemente estoy asesorando al Gobierno de Vietnam sobre las reformas regulatorias, el fortalecimiento institucional y las inversiones necesarias para implementar su ley de medio ambiente y su ley de agua. En Indonesia estoy realizando el análisis de factibilidad económico-financiera para un programa de inversión de más de 500 millones de euros, que financiará infraestructura hídrica para mejorar el abastecimiento de agua y reducir los riesgos de inundación en varias cuencas del país. En Ruanda realicé el análisis económico-financiero de un proyecto de inversión de agricultura de 70 millones de euros donde se financiaron, entre otras, infraestructuras de riego y postcosecha, sistemas de información climática para agricultores, asistencia técnica para la introducción de cultivos de alto valor e integración en cadenas de valor, y productos financieros como microcréditos y seguros agrarios. También he completado auditorías de desempeño de varios proyectos de inversión. En el sector energético, proyectos para la expansión de la red de transmisión eléctrica en Vietnam, la construcción de plantas solares en Tailandia, o la mejora de la eficiencia y expansión de los servicios de calefacción urbana en el norte de China. En Perú, evalué un proyecto de inversión para reducir la vulnerabilidad al cambio climático del sector pesquero y las zonas costeras.

Tu destacado CV dio un salto cualitativo el año pasado con la concesión del Nobel de Economía de 2018 al profesor William Nordhaus. Como integrante de su equipo de investigación en Yale University, ¿esa circunstancia ha impulsado más tu trayectoria profesional en España y en el exterior?

Si bien ya tenía una base de clientes que conocían el tipo y la calidad de servicio que les prestaba, el premio Nobel al Profesor Nordhaus ha supuesto un mayor reconocimiento a mi trabajo, lo cual se ha traducido también en nuevos proyectos.

¿Qué enseñanzas principales te transmitió? ¿En qué insistía más y cuáles eran sus grandes directrices cuándo trabajaste a su lado?

Aprendí mucho del Profesor Nordhaus, en primer lugar, de su gran ética de trabajo. Durante más de un año que trabajamos juntos, nos reuníamos todos los días para revisar los avances de los proyectos y conversar de temas técnicos. Por otra parte, el rigor con el que trabajaba, su capacidad analítica y su constante curiosidad intelectual fueron aspectos que me contagió. También destaco su filosofía, que aplico todos los días en mi trabajo, y consiste en analizar problemas complejos de la forma más simple y efectiva posible.

¿El profesor Nordhaus fue decisivo en tu especialización en análisis económico aplicado al desarrollo sostenible o ya era previamente tu vocación? ¿Qué supuso para ti una experiencia de ese nivel?

Sí, en general, mi experiencia en Yale, y, en particular, mi trabajo con el profesor Nordhaus, fueron decisivos a la hora de especializarme. Con él descubrí la rama de la economía que hace análisis aplicados integrando los conocimientos de las ciencias naturales. Él fue pionero a principios de los 70 con este tipo de análisis. En la época en la que trabajamos juntos, la capacidad de computación permitía realizar análisis más elaborados. De aquellas había poca gente utilizando estos enfoques fuera del mundo académico. Ahora muchas empresas, consultoras, y hasta Bancos Centrales las usan para cuantificar los riesgos climáticos. Por otra parte, el profesor Nordhaus me animó a hacer el doctorado para sentar las bases de mi carrera profesional, siguiendo con mi formación en las herramientas de análisis económico aplicadas al desarrollo sostenible. A día de hoy, esa formación, combinada con mi experiencia práctica, hace que sea consciente del gran potencial que tienen estas herramientas analíticas para mejorar el diseño y la implementación de proyectos y políticas relacionadas con el desarrollo sostenible.

Como experto en cambio climático y desarrollo sostenible, ¿qué opinión tienes de los liderazgos actuales a nivel mundial y de las políticas de los Gobiernos y gobernantes más influyentes?

Fomentar el desarrollo sostenible y gestionar los riesgos crecientes asociados al cambio climático requiere entender la complejidad de los retos y aplicar una serie de medidas diferentes según las circunstancias. En este sentido, los liderazgos políticos actuales a nivel mundial han sufrido un retroceso. La inestabilidad de los gobiernos está dificultando también la coordinación, a nivel global, para la adopción de políticas conjuntas de largo plazo y, a nivel local, la implementación de las medidas necesarias. Se está lejos de cumplir los objetivos fijados en los planes y acuerdos internacionales. Esto significa que se avanzará más lento en temas de sostenibilidad y habrá que adaptarse a la nueva variabilidad climática. Sin ir más lejos, en Galicia se han tenido que implementar medidas para gestionar la sequía en 2017, ¡quién se lo iba a imaginar hace unos años!

 

¿Entonces al ciudadano solo le queda resignarse y asumir el cambio climático desde la improvisación de los Gobiernos?

Creo que existen tres dificultades principales para que los Gobiernos avancen en la reducción de emisiones que contribuyen al cambio climático. En primer lugar, se requiere una acción coordinada a nivel global; es decir, aunque un grupo pequeño de países reduzca sus emisiones, no sería suficiente para mitigar el cambio climático. En segundo lugar, los impactos asociados al cambio climático ocurren a un ritmo gradual. Mientras los costes de reducir emisiones serían asumidos en el presente, la reducción de los impactos del cambio climático ocurriría más adelante. Esto hace que la sensación de urgencia sea menor y las acciones se ralenticen. En tercer lugar, es necesario crear mecanismos para que los grupos afectados negativamente por las exigencias de reducción de emisiones sean compensados y puedan formar parte de un nuevo modelo económico. Los ciudadanos pueden ser parte de la solución para avanzar en los temas de sostenibilidad. Por una parte, pueden presentar a sus gobiernos propuestas de cambios regulatorios. Por otra parte, pueden contribuir a la implementación de la regulación siendo activos en la fiscalización y exigiendo rendición de cuentas. Creo que las nuevas tecnologías de la información serán unas herramientas fundamentales para que la sociedad civil se involucre más en el monitoreo de las políticas de sostenibilidad. Al mismo tiempo, los ciudadanos podemos escoger un estilo de vida y patrones de consumo que contribuyan a la sostenibilidad. Cada vez hay más información para apoyar estas decisiones.

¿En el sector empresarial va en aumento la sensibilización con el medio ambiente o aquí también hay retroceso?

El sector empresarial ha avanzado en este sentido por las exigencias de las regulaciones para la protección del medio ambiente. También se ha avanzado por las exigencias de los consumidores, que cada vez están más informados sobre el consumo de productos responsables con el medio ambiente. Los financiadores privados también están contribuyendo. Muchos bancos y fondos de inversión han adoptado los principios de inversión responsable y consideran la sostenibilidad de sus inversiones. El mayor reto a nivel empresarial son las pequeñas y medianas empresas, y aquellas que operan en países emergentes donde los estándares de regulación ambiental son menos estrictos, o no están debidamente fiscalizados. Por otra parte, las empresas son cada vez más conscientes de los riesgos climáticos y cómo estos afectan a su negocio. Por ejemplo, he trabajado con empresas de agua que han hecho inversiones en sus cuencas de abastecimiento para mejorar la disponibilidad y la calidad del agua. En el sector del agronegocio también se está invirtiendo en conservar y hacer un mejor uso del agua.

Algunas de sus tesis doctorales y publicaciones

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Ya a nivel personal, ¿tienes previsto prolongar tu etapa actual en Madrid o contemplas nuevas experiencias fuera de España, después de haber trabajado en una treintena de países?

Por el momento tengo pensado seguir en Madrid puesto que he encontrado un buen equilibrio. A pesar de vivir en España, me toca viajar a menudo por trabajo, tanto en Europa como en el resto del mundo. Seguir trabajando en proyectos en el extranjero me permite mantenerme al día de lo que está pasando en el resto del mundo y seguir aprendiendo de las experiencias exitosas de otros países que podrían ser útiles para España.

¿Y el regreso definitivo a Galicia forma parte de tus planes? ¿Te gustaría dedicarte a la docencia en alguna universidad gallega?

Trato de escaparme a Galicia para desconectar y disfrutar de todo lo bueno que ofrece, pero hasta ahora no me he planteado regresar definitivamente. ¿Docencia en una universidad gallega? ¿Por qué no? Actualmente estoy dando clase en la Universidad de Navarra, cuando mis proyectos me lo permiten. Allí colaboro en temas de sostenibilidad y enseño casos prácticos donde se aplican herramientas como el análisis coste-beneficio, así como métodos de evaluación y marco lógico para estructuración de proyectos de inversión y estrategias sectoriales. Creo que la docencia es una profesión con gran impacto en la sociedad, puesto que permite formar a las nuevas generaciones y transmitirles el conocimiento y las habilidades que le sirvan para desarrollarse y realizarse en un mundo cada vez más competitivo. Después de haber trabajado en tantos países he observado algo que se repite habitualmente. Los países que invierten en formar en habilidades y son capaces de retener el talento, suelen ser los que más prosperan. Por eso creo que el papel de la docencia es tan importante.

David en su despacho del Departamento de Economía de Yale (Foto: Fundación Barrié de la Maza)

¿Se acuerdan de ti las instituciones gallegas y las entidades de esta Comunidad o, en cierto modo, te sientes olvidado, a pesar de tu reconocida trayectoria académica y profesional?

Sinceramente no tengo mucho contacto con instituciones gallegas porque me fui de Galicia a los 18 años, y solamente regreso puntualmente para visitar a mi familia. Al mismo tiempo, creo que hay muy buenos profesionales gallegos dentro y fuera de Galicia. Me considero uno más. Por otro lado, he tenido la suerte de recibir el apoyo de entidades de la Comunidad para poder formarme. La Fundación Barrié de la Maza y Caixagalicia me otorgaron becas para realizar mis estudios de posgrado en Estados Unidos y siempre estaré encantado de apoyar a las instituciones gallegas en temas en los que pueda aportar.

 

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