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DIEGO IVÁN OCAMPO VÁZQUEZ - BURGOS

Entrenador de baloncesto profesional, actual técnico del UBU Tizona

“En la vida siempre necesitas de alguien que te apoye, ayude y forme; es muy difícil conseguir metas uno solo”

 

Los partidos de baloncesto en el Pabellón de Los Remedios y, más tarde, en el Pazo Paco Paz, con la cancha llena y con la grada entregada a jugadores de legado en Ourense como Toño García -ejecutor del ascenso a la Liga ACB con sus puntos decisivos en el quinto partido del play off ante el Cajamadrid-, Nacho Suárez, Fran Crujeiras, Douglas Arnold o Ricardo García, bajo la dirección técnica de Ángel Navarro, marcaron la infancia del ourensano Diego Ocampo, y encaminaron su futuro hacia el baloncesto profesional. Su estilo personal como entrenador tiene influencia de mitos de la canasta como Aíto García Reneses, Joan Plaza, Pedro Martínez y Salva Maldonado, de quienes fue ayudante en Sevilla, Girona y Tarragona.

En este último club, CB Tarragona, tomó la alternativa en 2005 como primer entrenador, tras la marcha de Salva Maldonado, y fue el artífice de la histórica clasificación del equipo catalán para los play-offs de ascenso a Liga ACB. Después llegaron las etapas como asistente de Pedro Martínez, Plaza y Aíto, hasta el regreso como primer entrenador en 2014, en las filas del UCAM Murcia en ACB. A continuación, el técnico ourensano dirigió en la máxima categoría del baloncesto español a dos históricos, Estudiantes y Joventut, y en LEB Oro al Manresa.

Entre 2018 y 2020 formó parte de la estructura del FC Barcelona, al dirigir al segundo equipo, en LEB Oro. La vuelta a ACB, en Zaragoza, fue el paso previo a su primera experiencia internacional, al convertirse en el técnico del Skyliners Fráncfort, de la liga principal de Alemania (Basketball Bundesliga, BBL).

En la temporada actual está iniciando un ambicioso proyecto en el UBU Tizona de Burgos, líder destacado en LEB Plata. Diego Ocampo también se ha forjado y brillado en categorías inferiores y en el baloncesto femenino. Su excelente trabajo en AB Ourense, COB-Salesianos, Carmelitas Vedruna y Extrugasa no pasó desapercibido para la Federación Española, que le eligió como seleccionador nacional Sub-16 y Sub-17.

Texto: Javier de Francisco ©

En la elección de tu futuro profesional, ¿te marcaron mucho los míticos partidos del COB Ourense (en aquella época Caixa Ourense) en el Pabellón de Los Remedios y en el Pazo, con leyendas como Fran Crujeiras, Toño García, Nacho Suárez...?

Sí. Mis primeros recuerdos de estar en un pabellón viendo un partido de élite con la grada llena son en Los Remedios, en la liga regular de lo que entonces se llamaba Primera División. Me acuerdo mucho de Crujeiras, Toño García y Nacho Suárez, y también de Nacho Estany. Yo intentaba jugar de base, era muy malo (risas), y me fijaba mucho en Nacho Suárez y en Nacho Estany. Como anécdota, después de muchos años, cuando he estado de entrenador en el Manresa he coincidido en el staff con un ayudante que era el sobrino de Nacho Estany. Eso es lo bonito de la vida, ver como todo se va entrelazando y haciendo todo muy divertido.

Y para crecer como entrenador, has forjado conocimientos al lado de entrenadores top, como Aíto García Reneses, Joan Plaza, Pedro Martínez y Salva Maldonado. ¿Ser su ayudante ha sido el guión perfecto?

En la vida siempre necesitas de alguien que te apoye, que te ayude y que te forme. Es muy difícil conseguir metas uno solo. Y yo le estoy muy agradecido a los cuatro; por la oportunidad de estar con ellos, por confiar en mí y luego por poder aprender de ellos. He tenido muchísima suerte. Pero también he tenido suerte de estar con muchos jugadores y jugadoras que me han ayudado a mejorar. Porque de los jugadores se aprende muchísimo. Y no solo de jugadores que todos conocemos, sino de otros anónimos, que ahora son maestros, padres de familia o madres de familia, que me ayudaron mucho a mejorar... cuando entrené en Carmelitas, en Salesianos... Eso para mí es muy importante. Y luego hay gente anónima que te da oportunidades, como cuando en el año 2001, Nino Santos y Augusto Estévez me ofrecen y me dan la oportunidad de pasar a un equipo profesional que se formaba en ese momento y que era el COB Universidade de Vigo. Y ahí me dieron la oportunidad de estar en los dos. De bien nacidos es ser agradecidos, y yo le agradezco a toda la gente que me dio oportunidades y que me permitieron aprender.

Desde fuera, sorprende que esta temporada hayas pasado de primeras ligas nacionales, como la ACB (España) y BBL (Alemania), a la tercera categoría profesional de España, la LEB Plata, con tu fichaje por el UBU Tizona de Burgos...

Puede ser, pero muchas veces todo va en función de dos cosas: las necesidades o finalidades que yo quiero tener como entrenador y lo que te ofrece el mercado. En su momento lo que me ofrecía el mercado y lo que yo quería convergieron en el Tizona. Éste es un club que quiere crecer poco a poco, que quiere ser un club sostenible en el tiempo, que por supuesto quiere ascender en las diferentes ligas, pero sabemos que es difícil y que hay que ir poco a poco; un club que no dependa de un jugador o de un entrenador, que dependa de un colectivo. Y eso es un poco lo que yo pretendía: ayudar a un club a ser un poquito mejor. Y mira, nos entendimos, creo que tenemos muy buena sintonía, y aquí estoy.

Aunque comparar fútbol y baloncesto nunca es lo mejor, en el primero es muy poco habitual que entrenadores consolidados en Primera División inicien proyectos menores dos categorías abajo. ¿Cuesta más mantenerse en baloncesto?

Sí, claro, porque solo hay 18 equipos en ACB y somos muchos entrenadores. La competitividad entre los entrenadores de baloncesto profesional es muy alta. Y ocurre a nivel español y a nivel europeo. En Alemania te encuentras muchos técnicos serbios y americanos, en Polonia también... La competitividad es muy grande, entendiendo que la formación del entrenador es muy buena y que fuera, en el exterior, el técnico español está muy bien considerado. Está claro que lo difícil es llegar, pero más difícil es permanecer. Para mantenerte tienes que estar continuamente mejorando, y eso debe ser una competencia fundamental en el entrenador, porque si no mejoras cosas, los demás lo están haciendo, con lo cual tú te vuelves peor. Es decir, mantener igual te hace peor. Aunque básicamente es una cuestión de número. Hay muchos entrenadores para pocos equipos, y eso te exige mejorar en diferentes dimensiones; no solo es la táctica o la técnica individual. Es también la comunicación, el dominio de idiomas y de las nuevas tecnologías... Pero eso es por lo que yo me hice entrenador. Porque todo el tiempo estás mejorando, te hace salir de tu zona de confort y eso para mí supone mucha motivación y diversión.

En el Tizona lideras un proyecto ambicioso, con más retos que el ascenso. ¿Has fichado por esa buena planificación y concepto diferente al de la mayoría de los clubes?

El UBU Tizona es un club que estuvo en la EBA, luego en LEB Plata dos años y en LEB Oro con problemas para subir. De hecho, la última vez se quedó a las puertas en el quinto partido contra el Breogán, y no subieron. Y el año pasado sí que ascendieron. Es difícil encontrar modelos así, pero yo creo que ese es el modelo sostenible. Que sea sólido y que sea sostenible económica y deportivamente, y luego no solo también con una línea de rendimiento, sino con una línea social. Un equipo que tiene una ayuda pública y una ayuda privada, no solo es rendimiento; también debes colaborar mucho en el ámbito social, e igualmente en la formación de jugadores de la ciudad, porque el deporte es salud y formación, así que es siempre una buena inversión. Y esto es lo que estamos intentando empezar a hacer, y es el objetivo del club. A ver si somos capaces de conseguirlo.

En el panorama del baloncesto, Burgos es un caso atípico, como ciudad pequeña o intermedia que compite con dos clubes profesionales. ¿Es una competencia positiva para la ciudad?

Sí, es extraño que una ciudad con 175.000 habitantes tenga dos clubes en esta situación. Para entenderlo hay que conocer la historia. El Tizona estuvo en la LEB muchos años y ascendió tres veces seguidas, aunque no pudo subir de categoría porque el canon en aquel momento era excesivo. Por eso renunció la tercera vez a seguir en el baloncesto profesional, pero a la vez denunció la situación en Magistratura. Entonces el San Pablo cogió la plaza del Tizona, se crea un club nuevo y dos años más tarde asciende, con una buena estructura que había dejado el Tizona, y con la sentencia que ganó este club. San Pablo hace una carrera impresionante en la ACB y Tizona vuelve a empezar desde cero; desde Primera Nacional, Liga EBA y ahora se encuentra en la LEB Plata. Esta es la situación que hay. Ahora mismo la convivencia social es muy buena; no existe ningún conflicto ni nada de eso, más que la lucha por intereses deportivos. Y yo creo bastante en esto, es decir, en que la competitividad bien entendida ayuda a mejorar, pero nunca debe generar un conflicto, ni deportivo ni social, que es como yo lo entiendo.

Tu primera temporada en Burgos está siendo muy positiva, con un única derrota en 16 jornadas disputadas. Fue ante el Melilla, que inicialmente no es candidato al ascenso...

Bueno, pero jugaron bien, y nosotros no lo hicimos al nivel que deberíamos. A veces te preparas para un partido y el rival te hace jugar mal, o tú no estás bien. Las derrotas son necesarias; el tema es cómo las gestiones. Ahora nos toca reaccionar y observar cómo reaccionamos, porque esto es muy importante de cara al futuro. Aquí lo que estamos intentando es construir un equipo que sea competitivo. Que llegamos a tener la competencia exigida para ascender, pues genial... Pero a mí no me va a quitar el sueño si ascendemos o no. A mí lo que me quita el sueño es que el equipo rinda lo máximo posible. Porque hay factores que no puedes controlar. Uno son algunos tipos de lesiones. El rival también se prepara, ficha y hace cosas. Como entrenador he aprendido que debes centrarte en lo que puedas controlar. Lo importante es que compitamos muy bien, con esfuerzo... que realmente seamos un equipo, que seamos un club sólido que usa la crítica interna para mejorar y no para autodestruirse; e ir creciendo poco a poco, porque sé que es cuestión de tiempo. Poco a poco, si trabajas bien vas consiguiendo las cosas; evidentemente necesitas los medios, económicos y humanos, porque sin presupuesto no puedes contratar buenos jugadores. Pero con unos medios estables se consiguen los objetivos. Lo que sí es fundamental para el rendimiento es la estabilidad. Todos debemos ayudar a generar estabilidad, y eso a veces nuestro ego no nos lo permite. En todos los deportes de equipo hay que poner el ego a parte y buscar el bien común.

¿En el staff del Tizona has llevado contigo a algún otro ourensano?

Ahora mismo el único ourensano en la plantilla es Rodrigo Seoane, jugador que estuvo en Carmelitas, jugó en el COB y luego salió a Murcia y a diferentes equipos de LEB Oro y LEB Plata, y que ahora está aquí en Burgos. Tenemos también otro jugador muy joven, un junior, Sergio Val, que es de A Coruña y está becado por el club. En el staff no tengo a ningún ourensano. Está muy repartido. Mi ayudante es de Sevilla, otro ayudante es de Vitoria y el preparador físico es de Madrid, así que tenemos representado casi todo el país...

Previamente a firmar en Burgos venías de vivir tu primera experiencia en el extranjero, como primer entrenador del Skyliners Fráncfort, en la máxima categoría de Alemania (Basketball Bundesliga, BBL). ¿Repetirías en alguna liga extranjera?

Ahora mismo no. Pero entiendo que es una experiencia que hay que hacer en la formación de un entrenador, porque te exige mucho adaptarte a una cultura diferente y a una liga totalmente distinta. A veces, los entrenadores pensamos: voy a imponer este estilo o voy a hacer esto, pero esta percepción cada vez falla más. Es decir, a veces tenemos que imponer algo, pero la mayor parte de nuestro trabajo debe ser por convencimiento. Y no puedes convencer a nadie, ni a un equipo ni a un jugador, si no conoces bien la cultura y diferentes idiomas. Y esto es lo que te exige a salir de tu zona de confort. Eso fue lo que a mí me exigió mucho; fue una situación difícil y delicada, pero no me gustaría encontrar ni una excusa para justificar que el equipo rindió por debajo de las exigencias que se tenían. Es algo que tiene que tener claro un entrenador. Da igual lo que suceda; tienes que hacer rendir al equipo al nivel que exige el propietario, el presidente o quien sea. Y lo debes de entender así. Yo creo que buscar excusas cuando uno tiene esos resultados, básicamente te debilita porque no te hace mejorar. El equipo no rindió adecuadamente y es normal que me volviese a mi casa.

Una de tus etapas exitosas, y tal vez la más desconocida, es la de las medallas logradas para España como seleccionador Sub-16: oro en el Europeo de Kaunas, en el 2009, y bronce también en el Europeo Sub-16 en 2011, en la República Checa. ¿Se han consolidado como profesionales muchos de los jugadores que has dirigido en las categorías base de la selección española?

Ahora mismo en ACB están Lluís Costa, en Granada, Jaime Fernández, en Tenerife, y Dani Díez, en el Baskonia. También hay jugadores en la LEB, como Mikel Motos, que está en el Gipuzkoa Basket de LEB Oro, y Javi Medori, en el Ibiza de LEB Plata. Aquel oro fue un triunfo al talento de los jugadores y luego, ante la adversidad con la que jugamos la final en Kaunas, con el pabellón lleno, fue también debido a una inmensa personalidad que demostró el equipo jugando allí. Aquello denota que muchos de esos jugadores hayan sido profesionales y hayan tenido éxito.

¿Te consideras un técnico muy estudioso? ¿Pasas muchas horas al día ante el ordenador y devorando sistemas tácticos?

Sí, me gusta, pero es devoción. Ahora mismo estoy aquí en el despacho, antes de ir a comer, dándole vueltas al entrenamiento, viendo vídeos de jugadores, de entrenadores, de otras ligas... Como decía antes, viendo partidos en la cancha del Pabellón de Los Remedios fue una pasión que siempre tuve y que ha sido el guión de mi vida. Eso no quiere decir que no me importasen otras cosas, pero que sí ha sido como un hilo que me ha conducido y estoy muy contento de poder trabajar en algo que me gusta tanto.

Entrenar algún día al club de tu ciudad, al COB Ourense, ¿encaja también con ese guión y con el sueño de tu vida?

Sí, aunque siempre digo la misma frase: lo que se tiene que dar son las circunstancias adecuadas. Las cosas no hay que forzarlas. Hay veces que las cosas encajan, y cuando se dan las circunstancias por diferentes partes. Es decir, el club de mi ciudad tiene que contratarme a mí, porque hay muchos entrenadores y muy buenos, y yo tengo que estar allí. En su día me fui, y tan bien que estoy... En general, en la vida no debemos forzar las cosas. Cuando se den las circunstancias adecuadas para todas las partes, pues se dará. Pero desde todo el cariño, creo que el COB puede tener entrenadores magníficos, tiene entrenadores muy buenos, y yo soy un ourensano más que intenta hacer su trabajo lo mejor posible, y fuera de la ciudad, porque me ha tocado así.

Somos un medio digital especializado y orientado a la emigración. Como entrenador, ¿hay que estar con la maleta preparada o es mejor pensar en cumplir objetivos a largo plazo?

Los entrenadores normalmente o nos vamos o nos echan. Sobre el 70% de las veces te echan y el 30% te vas. Por eso debes tener siempre la maleta preparada, porque alomejor te echan. Esa es para mí la mentalidad adecuada. Eso no quiere decir que tomes decisiones pensando solo que vas a estar dos días, porque sería un error. Como entrenador debes tener un plan en el medio-largo plazo, con una finalidad. Y luego, un plan en el corto plazo, pero que sea coherente con el del medio-largo plazo, porque necesitas obtener victorias para poder desarrollar este último plan. Es como conseguir crédito. Si no consigues victorias vas perdiendo tu crédito. Tener esos dos planes en la cabeza y ser coherente con ellos es fundamental. Y esto es entender la vida del entrenador, porque en cualquier momento te puedes ir a la calle, y la manera de seguir es obteniendo victorias, para lo cual tienes que hacer que el equipo compita muy bien, y poder ir consiguiendo que ese plan a medio plazo se vaya realizando. A ves lo consigues y otras no. Muchas veces te equivocas, porque cometemos errores, y también puede ser que a veces no tenemos la preparación para acometer esas situaciones, y otras veces no es que te equivoques, sino que hay situaciones que no puedes controlar o que el otro equipo juega mejor y no puede ser. Por eso el juego del entrenador versa sobre estas ideas.

Al igual que otros muchos trabajadores y profesionales que están lejos de su tierra de origen, ¿el deportista de élite también sufre momentos de debilidad y distancia de los suyos, y la necesidad de estar cerca de la familia y amigos?

Sí, claro, no difiere mucho de gerentes de la gestión de diferentes empresas o de muchos otros trabajos. Al final hay bastante similitud. La sociedad tiende a trabajos que exigen más movilidad, que hacen que te tengas que desplazar, que sean proyectos a corto plazo con una gran exigencia... Yo creo que laboralmente cada vez va a haber más trabajos de este tipo, que te exigen tener esas competencias: de idioma, de adaptación... Y el entrenador es uno más. Pero claro, eso exige también saber regular y gestionar tus emociones. Y necesitas ayuda, de tu familia, y por supuesto, de especialistas. A veces tú te puedes gestionar, tu familia y tu entorno cercano te pueden ayudar, y es muy bueno tenerlos, porque te aportan mucha estabilidad, pero en otras ocasiones necesitas la ayuda de psicólogos. Cada vez en el deporte hay más, y bienvenidos son, porque lo que está dentro de la cabeza no se ve y se desconoce mucho, así que nos damos cuenta que cuanta más ayuda tengas, mejor para gestionar todo esto.

¿En el baloncesto profesional son frecuentes episodios de estrés y de ansiedad en jugadores y cuerpo técnico?

Sí que hay, sí. Los jugadores, entrenadores y equipos de máximo nivel saben gestionar muy bien la presión y crecerse ante ella. Hablamos de meter un triple, de defender en la situación de uno contra uno..., pero es muy importante tener las herramientas para gestionar este tipo de cosas. Y eso lo tienes que ir aprendiendo, y lo vas adquiriendo. No hay nadie que nazca con eso aprendido. Bueno, puede haber gente que lo aprende más fácil o más intuitivamente, pero es algo que vas adquiriendo. Y yo creo que cada vez es una competencia más importante para rendir al máximo nivel.

Por último, los apasionados del baloncesto en Ourense sienten sana envidia de Obradoiro y Breogán, que han resurgido. En la élite del básket gallego faltan históricos, como COB y Ferrol.

Es cierto, pero también hay ciclos. En el baloncesto gallego ha habido ciclos, y actualmente está volviendo uno muy bueno. En su momento estuvieron Breogán, Ourense y Ferrol, y ahora está muy asentado el Obradoiro, y el Breogán lo está haciendo. Además Coruña está peleando fuerte por estar ahí y Ourense aguantando. También hay que entender los medios de que dispones; y a veces no hay que mirar lo que no tienes, y sí disfrutar lo que tienes. A mí me gustaría que en Ourense el baloncesto fuese un medio más, con muchos practicantes, porque hay muchos aficionados a este deporte, y que el ambiente fuese muy sano. Evidentemente siempre se necesitan referentes. Lo ideal es que hubiese un equipo masculino, y un equipo femenino, que echo de menos, porque el Pabellón fue muy importante y llegó a estar en la Liga Femenina 2, y Carmelitas también ha estado muy bien. Yo creo que el referente masculino y femenino son vitales para motivar a los niños y a las niñas para practicar. Necesitas ver referentes para practicar, para fijarte en alguien, para tener modelos a seguir. Y yo lo que un poco echo de menos es la estabilidad de esos referentes. Y por el contrario, esa inestabilidad veo que genera más crispación.

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