Asia
BORJA MONTERO RODRÍGUEZ - CHINA
Entrenador profesional de porteros, ex técnico de la Federación China de Fútbol y licenciado en Farmacia
“En China las primeras noticias fuertes que hubo del Covid fueron justo antes de la fiesta de Año Nuevo; en todo el país hubo mucho confinamiento voluntario”
Borja Montero representa el nuevo perfil de integrante de staff técnico en el fútbol moderno, en el que se combinan los conceptos, las metodologías modernas, la capacidad analítica y hasta las tecnologías de la información. Originario de Ferreira de Pantón, salió de la cantera monfortina del Calasancio, jugó como portero hasta Tercera División, mientras completaba su licenciatura en Farmacia en la Universidad de Santiago, y en enero de este año tuvo que finalizar inesperadamente su segunda etapa en el fútbol chino por la pandemia del coronavirus. Después de ejercer como entrenador de porteros en el Sichuan Jiuniu, club de Segunda División adquirido por el mismo consorcio que ostenta la propiedad del Manchester City (City Football Group, sociedad subsidiaria de Abu Dhabi United Group), en agosto de 2019 había iniciado su andadura como técnico de la Federación China (Asociación China de Fútbol), hasta que la pandemia mundial le obligó a rescindir su contrato y a regresar a España. En el Sichuan Jiuniu CF estuvo trabajando entre enero de 2016 y julio de 2017, prácticamente dos temporadas completas. Sus métodos de entrenamiento de porteros, su formación y su capacidad le abrieron las puertas de la Federación China cuando recalaron en ella varios integrantes del equipo técnico del Sichuan con los que había trabajado en la ciudad de Chengdú, urbe de 14 millones de habitantes situada al suroeste del país, a unos mil kilómetros de Wuhan. “En China el fútbol base es muy diferente a lo que entendemos aquí. La Federación tiene sus propios equipos desde Sub-13 hasta Sub-20, que compiten con los de la cantera de los clubes”, en lo que se conoce como Superliga Joven.
Texto: Javier de Francisco ©
Antes de tu especialización como entrenador de porteros, ¿en qué clubes y categorías jugaste?
Fui portero en la cantera del Calasancio, en Monforte, y los dos últimos años de juveniles en CD Orense. Coincidí con una generación en la que estaba Félix, que actualmente es preparador físico con Pellegrini, y con compañeeros como Banana, que llegó al primer equipo, Bóveda... Esos son de mi quinta. Después fui más trotamundos. Me vine a estudiar Farmacia a Santiago, y al estar aquí jugué un año en el Compos, otro en el Lalín, en el Estradense, y después me fui para mi pueblo y estuve tres o cuatro temporadas en el Ferreira. Cuando acabé la carrera me instalé en Santiago y jugué los últimos años en el Estudiantil y en el Noia.
¿Cómo fueron tus inicios como entrenador de porteros?
Fue en el Noia. Me había cansado un poco de jugar y me tocó decidir qué hacer con mi futuro laboral. Dejé el fútbol y al año siguiente, como había estado en el Noia, cuando ascendieron a Tercera me ofrecieron hacerme cargo del entrenamiento de los porteros. Como ya había estado con la base, y era algo que me gustaba, dije que sí y empecé un poco más en serio como entrenador de porteros.
Y en muy poco tiempo diste el salto al fútbol chino. ¿Cómo te surgió esa oportunidad?
Después de la experiencia en el Noia, por medio de un conocido que estaba en ese momento entrenando en China me salió la opción de ir a un equipo profesional de ese país que en aquel momento estaba en Segunda División, y como en ese momento me podía permitir ir a la aventura, al no tener cargas familiares, me lo permití y me fui un año y medio para China. Regresé por enfermedad de mi madre y estuve un año en el Boiro y otro en el Villanovense, en Villanueva de la Serena (Badajoz), en Segunda B. Tanto en el Boiro como en el Villanovense fui el entrenador de porteros y también ejercí como asistente. Eran cuerpos técnicos cortos y a mí me tocaba hacer análisis del rival.
Luego vino tu segunda etapa en China, que fue muy diferente a la de los muchos entrenadores españoles que ejercen en ese país, ya que no estabas contratado por un club, sino por la propia Federación de Fútbol China...
El equipo chino en el que estuve en la primera etapa fue comprado por el mismo grupo que se hizo con la propiedad del Manchester City. Tras aquella operación, prescindieron de los entrenadores chinos y estos recalaron en la Federación China. Como yo había trabajado con ellos y habían quedado satisfechos con el trabajo, me dijeron si me interesaba irme para allí y acepté.
Hasta la irrupción del Covid...
Pues sí, coincidió que estábamos justo en las vacaciones del Año Nuevo chino; nos iban a dar seis días libres, y como no me compensaba venir, me quedé allí. Pero el día anterior a empezar de nuevo los entrenamientos me llamaron y me dijeron que si quería viajar a España que aprovechase porque íbamos a parar 15 días por seguridad debido al coronavirus. Al final esos 15 días se fueron alargando, hubo cierre de fronteras, el virus viajó por todo el mundo y ya fue imposible volver. Como se acercaba el verano, que para mí laboralmente es la época de buscar nuevas oportunidades, llegamos a un acuerdo para rescindir el contrato. Ahora mismo estoy con un par de opciones, pero no hay nada cerrado. Espero tener los contratos esta semana y decantarme. Confío en quedarme en España, si todo va bien, y si no volveré a salir fuera del país.
¿Cómo viviste la propagación del coronavirus en China?
Allí las primeras noticias fuertes que hubo del Covid fueron en el mes de enero. Aunque se sabía que había un virus en Wuhan, cuando la población empezó a coger el miedo a nivel nacional fue justo antes de la fiesta de Año Nuevo, sobre el 25 de enero. Yo estaba en la provincia de Sichuan, en la ciudad de Chengdú, que está a unos mil kilómetros de Wuhan.
Por las noticias que te llegan de allí, ¿la situación en el país está controlada?
Sí, en China tienen la situación muy controlada desde hace meses. Yo creo que lo hicieron muy bien. Sí que es cierto que seguramente empezaron tarde y avisaron con retraso al resto del Planeta, pero una vez que se pusieron las pilas en ningún momento dio sensación de apuro o de agobio. Salvo en Wuhan, que lo cerraron por completo, no hubo que decirle a la gente que hay que encerrarse en casa, sino que la población por su propia voluntad ya hacía el confinamiento voluntario. Y a los dos o tres meses, a nivel nacional estaba muy controlada la pandemia. Los equipos de fútbol volvieron a empezar a entrenar, con muchas medidas de seguridad, la gente empezó a hacer vida completamente normal y se cuidaron de que lo que después tuvimos nosotros o estamos teniendo ahora no les volviese de vuelta. Sinceramente creo que lo gestionaron muy bien, la verdad.
¿Se han reanudado las competiciones en el fútbol chino?
La Liga nueva comienza ahora, a finales de julio. En China las temporadas de fútbol son por año natural. La nuestra, con el SUB-20, que era el equipo más alto que tenemos en la Federación de China, íbamos a empezar en marzo. Las ligas que no son fútbol profesional sí que quedaron suspendidas, pero la Superliga empieza este próximo fin de semana, y la Segunda y la Tercera División lo harán en unos 15 días.
Después de lo que has vivido en China y de la paralización de las grandes ligas europeas y mundiales, ¿qué temes que ocurrirá en la temporada 2020-21?
Yo creo que la próxima temporada no se va a parar. Es un pensamiento que tengo. Creo que no se parará, ya no por ser deporte, sino porque creo que el país no aguantaría otra interrupción de actividades económicas. No sé cómo se gestionará en caso de volver a tener rebrotes o picos altos, pero yo creo que no se va a volver a paralizar nada que mueva dinero. Mi opinión es que cualquier actividad económica, entre la que se encuentra el fútbol profesional, Segunda, Segunda B y Tercera, que ya mueven dinero y puestos de trabajo, yo creo que no se va a detener. Un ejemplo es que en algunas competiciones dejaron de hacerse los PCR en las fases de ascenso, no vaya a ser que hubiera que aplazar algo... Lo que está todavía en competición se lo quieren quitar de encima y después vienen unas semanas de vacaciones, pretemporada y a empezar de cero.
Siempre se habla del potencial y del margen de mejora que tiene el fútbol chino. Con todos los recursos económicos que mueve, ¿explotará pronto y llegará a ser hegemónico a nivel mundial?
Lo que se puede destacar del fútbol chino es que técnicamente son buenos jugadores, lo que pasa es que tienen poca cultura de fútbol y a nivel táctico y de toma de decisiones están muy verdes. En todo lo que puede englobar el fútbol fuera de lo que es el desarrollo de jugador con pelota queda mucho por hacer. En todo lo que sea jugador individual con la pelota tienen muchos recursos, porque están muy acostumbrados al deporte individual, al entrenamiento analítico, y a hacer todos los entrenamientos basados en jugador con pelota de manera muy individual; todo acciones muy analíticas y muy técnicas. Por eso tienen muy buen dominio de balón, pero a la hora de tener que enfrentarse 11 contra 11 es cuando se notan las carencias. Eso se mejorará compitiendo, y con entrenadores que lleguen con una nueva metodología. Para que nos hagamos una idea, ellos están un poco como se encontraba nuestro fútbol hace 30 años. Están en ese perfil, pero aún encima con muchísima menos tradición de fútbol. Entonces, claro, les queda mucho por evolucionar y tienen mucho margen de mejora, porque es una población muy grande, que dispone de todos los recursos que quiere a nivel económico, y a nivel humano también. Si quieren traerse a un entrenador europeo o sudamericano para llevar a niños pequeños o a un equipo profesional tienen la potencia económica como para hacerlo. El margen de mejora es grande, pero les queda mucho por delante. Yo creo que el fútbol chino llegará a un buen nivell; no sé si es porque tengo un gran recuerdo de China y mantengo amistades allí, y le tengo cariño, pero yo creo que van a evolucionar, que están abriendo los ojos y se están haciendo las cosas más o menos bien, así que antes o después se verán los frutos.
¿Te ves de nuevo allí, para vivir una tercera etapa personal y profesional?
Al final, donde estuviste a gusto no puedes decir que no. En China tienen sus defectos, sus manías y sus cosas raras, pero es cierto que en general yo estuve muy a gusto, me sentí muy bien tratado y muy bien valorado. Al final en cualquier tipo de trabajo lo que quieres es que te valoren y que te traten a nivel personal con el mayor respeto y con el mayor cariño. Y yo sinceramente eso lo tuve. Y no diría que no a una tercera etapa. Habría que ver obviamente las condiciones de trabajo y la situación general, pero en principio no habría ningún problema por regresar.
¿Cuántos entrenadores españoles calculas que puede haber ahora mismo en el fútbol chino?
Hay muchísimos. Tienes entrenadores desde el fútbol profesional; en Primera División hay varios entrenadores españoles metidos; estaba hasta hace bien poco López Caro, Lillo, que ahora se fue con Guardiola, está Benítez... Es decir, hay entrenadores españoles en la Superliga, pero es que en Segunda División y en Tercera hay por lo menos tres equipos con entrenadores españoles en cada una de esas competiciones. Y de ahí para abajo tienes categorías base de equipos fuertes, de Primera División, con técnicos españoles, la propia Federación como era mi caso, y luego academias y colegios. Yo no sé cuántos puede haber, pero tienen que ser muchísimos. A cualquier ciudad que vayas, y nosotros viajábamos mucho por el país debido a los partidos, encuentras a algún español entrenando.
¿Es fácil fichar por una academia, colegio o club aunque carezcas de experiencia? ¿Solo con tener el nivel I o II recién obtenido?
Por un colegio actualmente es fácil. Los chinos lo que vieron con el paso de los años es que la situación económica y futbolística en Europa no es tan boyante como nos gustaría, y sobre todo en el fútbol base. En España es muy difícil vivir del fútbol base, salvo que estés en un club top. Lo que hace ahora cualquier colegio chino o academia es, al tener la capacidad económica para pagar no una gran cantidad a esos jóvenes entrenadores, pero sí alomejor 1.500 euros al mes más casa, es traerse a entrenadores europeos o sudamericanos. Y cuando tienes 22 ó 23 años, no tienes nada que perder, te vas a la aventura, haces contactos, ahorras dinero. Lo veo bien. Yo a día de hoy por ese dinero no iría, pero si tengo 23 años seguramente sí que lo haría también.
Y coincide además que en España están todas las puertas cerradas para los entrenadores, en especial cuando empiezas...
Es que aquí está todo muy complicado. Cuando regresé la primera vez de China, por enfermedad de mi madre, me quedaban cinco meses de contrato y el club me dio todas las facilidades para rescindir. Quería venir para aquí y seguir entrenando. Y lo primero que me salió fue un equipo gallego de División de Honor juvenil, pero el sueldo era irrisorio. Es un cargo, de cierta responsabilidad y con muchos días de entrenamiento, que solo te puedes permitir si tienes ahorros, y para matar el gusanillo mientras no te sale otra cosa. Es lo que decimos. Chavales de 23 o 24 años que quieran intentar vivir del fútbol base, en España ahora mismo es inviable, inviable... Así que hacen bien. Todo lo que sea salir fuera, a parte de que te pueda aportar experiencia deportiva y de que vas a crecer, que eso ya dependerá de tu valía y a dónde vayas, es una experiencia vital que hay que saber valorar.
¿En tu caso te tentó trabajar en otras ligas asiáticas?
De otras ligas asiáticas, en su momento, cuando me fui al Villanovense, tuve la oportunidad de salir al Ali Gal, de Arabia Saudí, pero volvemos a lo de siempre. Económicamente compensaba mucho, y sobre todo comparado con la Segunda B española, pero yo ya había dado la palabra, y aunque aún ho había firmado el contrato con el Villanovense, no iba a dejar colgado al club a tres días de empezar una pretemporada, ni mucho menos. Pero sí que no me importaría salir de nuevo. Siempre dependería de las condiciones del país al que vaya. Hay países y ligas en los que aunque solo sea por la experiencia vital de conocer otras culturas y otras formas de pensar, lo haría encantado; siempre me gustó ese tipo de experiencia.
¿Tu próximo objetivo es convertirte en primer entrenador?
No lo tengo en mente a medio plazo. No sé qué puede pasar de aquí a unos años... Tal vez más adelante. Fue una cuestión que me plantearon también cuando estuve en Boiro, ya que por circunstancias de cese del entrenador me tuve que hacer cargo del equipo dos o tres semanas, pero sigo pensando lo mismo; no me veo de primer entrenador. Creo que no estoy todavía preparado como para poder ser la cabeza visible de un equipo, y tampoco es algo que me produzca curiosidad ahora mismo. Me encuentro muy cómodo y disfruto mucho desde mi posición.
El sur de Lugo es una zona con tradición reciente de buenos porteros de fútbol..
Sí, la verdad es que de esa zona salió gente muy interesante. Roberto, Diego López ya no es de la comarca, pero sí de Lugo. Y hubo chavales que por unas circunstancias u otras no terminaron de salir, como Sergio Cabanelas, hijo de un entrenador de la zona, que estuvo en el Real Madrid hasta juveniles o el Real Madrid C, luego vino al Rácing de Ferrol y al romperse la rodilla ya no salió; Diego Penas, que estuvo en el Depor hasta el filial y luego fichó por el Montañeros cuando militaba en Segunda B... Salieron porteros a los que les faltó la suerte de dar ese último paso, pero que en categorías inferiores destacaban mucho. Muchos chicos de esta zona jugaron en el fútbol base del Depor y del Celta. No terminaron de explotar, pero salieron muchos porteros para canteras buenas.
¿Y la cantera de fútbol de la comarca de Lemos sigue conservando su buen nivel?
Por desgracia diría que el nivel bajó mucho. Es cierto que ahora estoy demasiado instalado en Santiago y tengo un poco abandonada aquella zona, pero veo que el nivel bajó bastante. Por ejemplo, en mi época y en años posteriores, los cadetes y juveniles del Calasancio siempre estaban en las máximas categorías, al menos en la competición autonómica; en División de Honor subíamos o bajábamos, y cadetes, infantiles... siempre estábamos en lo más alto. En los últimos años pegó un bajón. Desde hace años la cantera está muy dividida; se montó el Monforte, y en una población de 20.000 habitantes hay dos clubes de base -Calasancio y Monforte- que mueven 200 ó 300 niños cada uno. En los pueblos cada vez hay menos juventud para jugar al fútbol y por eso es más difícil que salgan buenas generaciones.
Para finalizar, Borja, ¿llegaste a ejercer tu licenciatura en Farmacia?
Sí, ejercí seis años, en una farmacia en Santiago. No fui un gran estudiante, acabé la carrera con 26 años, y trabajé al margen del fútbol hasta que me fui para China, cuando tenía 32 años.