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PETRA RODRÍGUEZ-CONDE DE NEMETH - ESTADOS UNIDOS

Presidenta de la Federación de Asociaciones Españolas en Estados Unidos (FAEUSA) y de la Asociación Cultural Española de Arizona

“Me gustaría que desde alguna universidad se hiciera un doctorado sobre los muchos pastores españoles que emigraron a Arizona entre 1835 y 1970”

Texto: Javier de Francisco ©

Centenarias o de reciente constitución, activas o en declive, muy representativas o minoritarias... En Estados Unidos mantienen actividad más de 80 asociaciones españolas de diferente perfil, que agrupan sus intereses a través de la Federación de Asociaciones Españolas en Estados Unidos (FAEUSA), constituida en 2013. Su presidenta es la zamorana Petra Rodríguez-Conde de Nemeth, vinculada durante décadas a la emigración gallega y española en Norteamérica y también en Europa. Defensora de la unión del asociacionismo y del potencial de las colectividades del exterior, es una de las principales difusoras de la cultura y de los valores de España en USA.

Además de la organización del congreso bianual de FAEUSA, que tendrá lugar en noviembre en Puerto Rico, en colaboración con la Consejería de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social de la Embajada de España en Estados Unidos, su nuevo proyecto consiste en promocionar los vinos españoles, comenzando por los de Jerez, en maridaje con la gastronomía estadounidense e iberoamericana. Sostiene que, en general, las iniciativas individuales de las comunidades autónomas solo cobran sentido en las grandes plazas del país, como Nueva York, Miami o Los Ángeles, mientras que en las demás ciudades y estados son mucho más efectivas las acciones de divulgación de España como país.

Petra Rodríguez-Conde de Nemeth alerta sobre la pérdida del idioma español ya en las segundas generaciones de emigrantes españoles y detecta mucho más interés por conservar las raíces, la identidad y el vínculo con España entre los hispanoamericanos que entre los hijos y nietos de españoles. Por otra parte, como estudiosa de diferentes colectividades en Estados Unidos, ha dedicado largos años de investigación al desconocido gremio de pastores castellano-leoneses, asturianos, vascos y navarros establecidos en Arizona desde la primera mitad del siglo XIX: “Me gustaría que desde alguna universidad alguien pudiera hacer un doctorado y se encargara de este colectivo.

Merecería un estudio por toda esta gente que estuvo y que contribuyó de una manera muy importante en la economía y el resurgimiento del Estado de Arizona, pero también en depositar aquí su cultura durante toda esa época (entre 1835 y 1970)”. La presidenta de FAEUSA y de ACEAZ (Asociación Cultural Española de Arizona) ha identificado a 400 pastores y entrevistado a muchos de los no fallecidos para estudiar las peculiaridades de un gremio que comenzó en el sector primario y que derivó -en busca de mayor prosperidad económica- hacia la especialización en diferentes áreas de la construcción, en pleno auge y crecimiento de las grandes ciudades de Estados Unidos, en las que han dejado una huella imborrable. Entre las distinciones y reconocimientos que Petra Rodríguez-Conde ha recibido a lo largo de su trayectoria destacan la de la Encomienda de la Real Orden de Isabel la Católica, la de hija honoraria de Utrera, Uno de Diez Terracampinos (Zamora), el premio Quijote 2019 (Nueva York) y la Insignia de la Cruz Roja por prestar más de 15 años de Servicio Continuado (1991).

Texto: Javier de Francisco ©

 

Su vinculación con Estados Unidos ha tenido diferentes etapas. ¿Cómo ha sido y cómo es actualmente?

Mi llegada a Estados Unidos fue porque contraje matrimonio con un norteamericano y en aquellos momentos, en los años en el que nos casamos, las mujeres perdían la nacionalidad de facto, con lo cual ni siquiera podías dársela a tus descendientes. Esa es una espinita que todavía no he podido sacarme, pero así eran las cosas entonces. Por fortuna cambiaron, pero no se acordaron de aquellas mujeres que perdieron la nacionalidad por casarse con extranjeros. Ese fue mi primer contacto con Estados Unidos. Sí es cierto que tampoco viví mucho tiempo y continuamente en el país. En total, hasta 2005 mi contacto total de residente fue de cuatro años y medio. También tuvimos que vivir en Alemania, compartiendo emigración con gallegos y asturianos, y en España. Y la última etapa en Estados Unidos se inició en 2008, cuando adquirimos casa. Nuestras hijas estaban en el país y desde entonces empezó mi actividad otra vez allí. O mejor dicho, continuó, porque mi actividad con los emigrantes se había iniciado en Alemania en 1975 y 1976, en donde estuve unos años como profesora complementaria de español en las escuelas. Los niños que asistían a nuestras clases eran emigrantes y nosotras éramos un poco como las maestras de nuestros antiguos pueblos; había que ayudarles a escribir cartas al Ministerio de Defensa para prórrogas de la mili y cosas así. Era gente muy rural y había que ayudar. Ese fue también mi primer contacto con la emigración y con la necesidad que había de ayudar al colectivo.

¿Su formación y profesión ha sido la de profesora?

 Sí, maestra. Yo hice Magisterio. Posteriormente me hice profesora de Inglés al entrar en la Escuela Oficial de Idiomas, en una etapa en la que había mucha demanda de profesorado de esta asignatura. Posteriormente asistí a la Maryland University para tomar cursos superiores de Administración de Empresas.

 

Foto de grupo del anterior congreso bianual de Faeusa en Nueva York en 2018

¿Por qué decidieron establecerse en Arizona y no en destinos más tradicionales de la emigración española, como Nueva York, Miami, Los Ángeles...?

Arizona es el Estado al que se fue a estudiar mi hija mayor. Cursó Ciencas del Ocio. La hija pequeña también se estableció en Arizona; se quedaron allí, nosotros nos jubilamos y decidimos pasar seis o siete meses en Estados Unidos y cinco o seis en España. Antes de 2008, cuando nos mudamos si no permanentemente, si a caballo entre Estados Unidos y España, yo ya iba todos los años al país y me di cuenta de que había una necesidad de unir a los españoles de la zona. Existía una comunidad no muy grande de españoles y demasiado dispersa. El tiempo que estaba allí comencé a hacer reuniones y comidas en las que todos participáramos, y así empezó mi contacto con los emigrantes españoles en Arizona.

Usted lleva décadas siendo una de las mayores difusoras de la cultura española en Estados Unidos. ¿En qué nuevos proyectos está trabajando actualmente?

Estamos retomando las actividades y los proyectos comunitarios españoles que se habían perdido por el parón de la pandemia, como eran la fiesta de los Reyes Magos, la de la Primavera, reunirnos por Navidad y conmemorar la Hispanidad. Queremos recuperar el contacto que teníamos antes y que el covid dividió y partió. Como nuevos proyectos de trabajo, para los que estoy estableciendo contactos en estos momentos, está el de dar a conocer España. Como llevo años bajando al Puerto de Santa María y a Jerez, y me he aficionado y he estudiado los vinos de Jerez, ahora estoy tratando de organizar algún evento que dé a conocer los vinos españoles. Pero no solo como se estaba haciendo hasta ahora. Estoy intentado organizar en Estados Unidos fiestas o reuniones de estos vinos en maridaje con la comida norteamericana y con la hispanoamericana, dependiendo del grupo al que se enfoque. Sabemos que los vinos españoles, empezando por los albariños y acabando con los de Jerez, de un lado a otro de España, son posibles y flexibles de maridar con cualquier tipo de gastronomía. Esto daría a conocer España y sus productos, y ayudaría a ofrecerle una salida a lo nuestro. Y esto es en lo que estoy trabajando ahora mismo. Y luego están los otros proyectos que ya tenía antes en mente y en los que seguimos avanzando.

Tercer congreso de Faeusa

En 2015 organizó el festival de España en Scottsdale (Arizona). ¿Ese evento tendrá continuidad en el futuro?

 Tanto el Discover Spain como el Experience Spain, que hicimos en 2015 y en 2017, los organizamos en combinación con los municipios. Uno tuvo lugar en el Museo de Instrumentos Musicales y otro fue con el propio ayuntamiento, con el departamento de Cultura. Son dos festivales que queremos seguir celebrando. Todos estos proyectos siempre tienen que estar combinados con los municipios de allí, porque las ayudas exteriores son difíciles de conseguir. En España no suelen aprovechar los recursos de las asociaciones del exterior.

 

Gallegos de Arizona en el primer "Experience Spain"

¿En Estados Unidos tiene sentido la promoción individual de cada comunidad autónoma o son más efectivos los eventos de exaltación de todo el país?

 La respuesta requiere una buena explicación. Hay cosas que, por ejemplo, una comunidad, como Galicia, puede hacer sola. Pero teniendo presente que, por población, los grandes números españoles en Estados Unidos se concentran en Nueva York, en Miami y solo en dos o tres puntos más, como Washington y Los Ángeles. Ahí las comunidades autónomas pueden hacer cosas por su cuenta. Las demás son poblaciones con pequeñas colectividades de españoles y en las que no tienen sentido las iniciativas individuales. En Arizona, por ejemplo, residimos pocos castellano-leoneses, gallegos, catalanes... y solos no podemos hacer nada. Tiene que ser España en su conjunto. Y con el impulso y ayuda de las diferentes comunidades es como se puede hacer. A ninguno de los grupos nos importa si lo que representamos es Andalucía, Galicia o Castilla La Mancha. Eso da igual. Y otra cosa importante es que tenemos muy pocos recursos y que trabajamos exclusivamente del voluntariado. No hay una combinación y utilización de sinergias de las consejerías de Cultura, de Educación... Es como si cada una fuese por su lado y tratase de hacer las cosas ella sola. Cuando lo ideal sería que todos trabajásemos juntos en este tipo de proyectos e iniciativas.

 

Es decir, que a la hora de abordar el mercado americano nos sobran los regionalismos...

 Yo no hablaría de regionalismos, y menos en nuestros grupos. Aquí se lleva muy bien todo el mundo. No hay ningún problema en apoyar a los andaluces cuando vienen con su flamenco, que por cierto son muy queridos en Arizona, ni a los gallegos y asturianos con las gaitas, que entusiasman y vuelven locos a los americanos... Incluso hay grupos de irlandeses, de tercera y cuarta generación, que tienen mucho arraigo en Arizona, y durante la celebración de San Patricio estuvieron acompañados por gaiteros gallegos. Y lo mismo ocurrió en el Experience Spain, en el que juntamos a nuestro gaitero con los irlandeses, tocando música gallega. La idea original del Experience era primero España, pero haciéndolo por comunidades autónomas. De esta forma los americanos pueden conocer las diferentes regiones de España. Lo que estoy contando de nuestra pequeña asociación, podría hacerse en la mayoría de los Estados del país. En casi todos hay grupos españoles y algunos cuentan con grandes casas españolas, como la de Puerto Rico. Y otras son más reducidas. En las pequeñas, como la nuestra, siempre tenemos que trabajar con alguien al lado. No tenemos sede ni recursos. Y necesitamos la cooperación de alguien que nos ceda su sede o grandes espacios.

 

Mensajes en un árbol de Arizona

¿Por qué cree que las empresas y las instituciones españolas siguen empeñadas en forjar imagen de marca de una comunidad autónoma, cuando el americano medio no conoce ni distingue esas divisiones territoriales?

 Yo creo que se puede hacer promoción regional, pero en un contenido más amplio. Es lo que decía antes. En Arizona podemos hacer el Experience Spain y dedicarlo a una región concreta, enfatizando sus vinos, su gastronomía o su música propia. Salvo en los cuatro o cinco grandes Estados, en los que se pueden individualizar o regionalizar eventos, en el resto de los Estados Unidos como no se haga en unión de las asociaciones y que ellas se unan con ayuntamientos, con universidades o con entidades culturales, y que el evento sea de España en su conjunto, los eventos carecerían de sentido.

 

En tiempos de pandemia, guerra y sucesión de crisis económicas, ¿percibe que valores como el de la solidaridad están a la baja y viven su peor momento?

 Obviamente la solidaridad ha caído a niveles mínimos en la época del covid. En nuestro caso, en Arizona nos quedamos hasta casi sin gente en la directiva de la Asociación, así que podemos imaginarnos lo que ha pasado con el voluntariado durante esa época. Ese es otro problema que tenemos que abordar. Yo ya me veo imposibilitada de seguir con estos programas yo sola, con un reducido grupo de personas. En la próxima asamblea tenemos que recuperar más gente para la junta directiva. Y en esto es en lo que estamos ahora mismo todas las asociaciones, no solamente nosotros. A nivel Federación estamos retomando los congresos que se hacían cada dos años.

 

Entrega de la encomienda

¿La Federación de Asociación Españolas en el país (FAEUSA) organiza otros eventos más allá de su gran congreso bianual?

 No, la única actividad presencial que hace son los congresos de asociaciones españolas en Estados Unidos y Puerto Rico. Precisamente ahora estamos preparando el quinto en colaboración con la Consejería de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social de la Embajada de España en Estados Unidos. En ellos el objetivo siempre es promover el asociacionismo. Porque si no aunamos sinergias, y no solo entre asociaciones, sino con las autoridades de consulados y embajadas, y con las consejerías de los diferentes Gobiernos, los resultados de promoción y difusión que podamos conseguir serán menores. Es inimaginable el impulso que podría tener España si todos los grupos y todas las entidades e instituciones funcionáramos juntos. Por ejemplo, cuando las empresas españolas han venido a Arizona, ¿quién conocía la ciudad y el Estado? ¿Quién conocía a las personas? Pues los grupos y las asociaciones de españoles, que están muy bien preparadas y posicionadas. Estadísticamente los españoles estamos por encima de la media económica (renta) del resto de la población en Estados Unidos. Ahí hay muchos profesionales españoles trabajando. Pues bien, hasta las empresas que venían promocionando sus vinos, con quien se ponen en contacto es con la Asociación. Porque son listos. E hicimos ese trabajo para ellos. Vinieron, les ayudamos y realizaron un montón de contactos con distribuidores del país. Como asociación y con los medios que tenemos, a los promotores de vinos les presentamos la sociedad de españoles en Arizona y conocieron la percepción que tiene nuestro colectivo sobre los vinos de España y su consumo. Y los empresarios salieron encantados de la vida. Por eso a organizaciones como la Cámara de Comercio Estados Unidos-España en todos los congresos les propongo que utilicen a las asociaciones de españoles, que es lo primero que se ve de España. En vez de reunir esfuerzos para el mismo objetivo, en ocasiones estamos trabajando en paralelo, lo que incluso puede dar una mala imagen en Estados Unidos.

 

¿Ya hay sede para el próximo congreso de FAEUSA en noviembre de 2022?

 Este año toca en Puerto Rico. Tienen una sede espectacular, que es una preciosa mansión de la época colonial. Ya lo hemos celebrado allí. Y en dos ediciones en la Casa Galicia de Nueva York y una en la Embajada de España en Washington. La quinta edición será en San Juan de Puerto Rico.

 

¿Cuántas asociaciones españolas estarán representadas?

 Tenemos censadas en Estados Unidos más de 80 asociaciones de españoles. Son de diferentes perfiles. Al ponernos en contacto con ellas para el evento, unas responden y otras, sobre todo las que llevan más tiempo luchando, ya ni quieren hacerlo. Es que éste es otro problema. Se aburren un poco y piensan para qué vamos a pedir subvenciones, si conllevan impuestos, lían un montón para recibir una pequeña cantidad de dinero y aún por encima está el tema burocrático; se sigue trabajando como si estuviéramos en el siglo XVIII, con papeles firmados para un lado y para el otro. A pesar de la digitalización, seguimos mandando, firmando y sellando papelitos. Y las asociaciones, a excepción de la gallega, la ourensana, la nacional, la de Puerto Rico, la de Miami... no tenemos administrativos. Somos todos voluntarios que combinamos ese trabajo con otras actividades. Es decir, quedan todavía muchas deficiencias en las relaciones con las instituciones.

 

Petra de Nemeth durante la entrega de la orden de Isabel la católica

¿Es suficiente el apoyo que se presta desde España a colectivos como FAEUSA y ACEAZ? ¿Se sienten relativamente desatendidos y olvidados?

 

A eso me refería. A veces no merece la pena por lo complicado que nos lo ponen. Pero tenemos que seguir adelante con motivación. Antes olvidé citar un programa que me gustaría que alguien continuara adelante con él. Entre 1835 y casi 1970 llegaron a Arizona muchos ovejeros de origen español. Llegaron incluso vascos de California, es decir, americanizados después de varias generaciones en el país. Y vinieron también americanos y holandeses. En Arizona siempre dijeron que los pastores españoles dedicados a la trashumancia eran los mejores para la forma de criar las ovejas en un desierto como éste, en donde hay que subirlas al norte en los veranos, en busca de pastos, y bajarlas en el invierno porque hay mucha nieve. Así empezaron a llegar pastores asturianos, navarros y vascos, pero en su mayoría castellano-leoneses. Yo ya tengo recuperado y entrevistado a unos 400.

 

Al igual que en otros gremios y profesiones en diferentes zonas de Estados Unidos, ¿la mayoría de los pastores españoles emigrados a Arizona se establecieron definitivamente en el país o retornaron?

 Muy pocos retornaron; la mayoría se quedaron en Estados Unidos y después se dedicaron a la construcción, sobrevivieron y florecieron, porque las ciudades se hicieron inmensas y había mucho trabajo en las constructoras. Fueron listos; unos se especializaron en cimentaciones, otros en piscinas y cada uno en diferentes trabajos. Además, como se sindicaban para construir estuvieron muy bien, se quedaron en el país, formaron sus familias y prosperaron. Como curiosidad, había un frontón que desde la Asociación hemos conseguido recuperar gracias al interés de los cónsules generales. Ese frontón ocupaba unas ruinas emblemáticas que se estaban cayendo. Este año hemos celebrado el día de los pastores, el 14 de mayo. Pero hay una gran historia detrás de todo esto. Fueron muchos hombres que se quedaron y que construyeron sus empresas. Algunos continuaron con la ganadería. Merecería un estudio por toda esta gente que estuvo y que contribuyó de una manera muy importante en la economía y el resurgimiento del Estado de Arizona, pero también en depositar aquí su cultura durante toda esa época. En los años 70 dejaron de venir porque España ya estaba mejor y porque se abrió la emigración a Alemania y a otros países de Europa. A mí me gustaría que desde alguna Universidad alguien pudiera hacer un doctorado y se encargara de este colectivo. Hay mucho material en ruinas, en mensajes que se dejaban unos a otros en los árboles de las zonas de pasto... cosas muy interesantes. Me gustaría que alguien lo continúe.

 

Ruinas del frontón español en Arizona

 

Frontón español recuperado en Arizona

 

Su conocimiento del asociacionismo, como presidenta de la Federación de Asociaciones Españolas en USA (FAEUSA) y de la Asociación Cultural Española de Arizona (ACEAZ), y su cercanía con otros colectivos de españoles en el mundo, ¿le hace ver que el vínculo de las nuevas generaciones de residentes en el exterior es cada vez más débil y que puede llegar a perderse la identidad con el país de origen, sobre todo en las segundas, terceras y posteriores generaciones de emigrantes?

 Sí, se nota absolutamente. Y no solo eso. Uno de los grandes problemas que tenemos en todas las asociaciones es el envejecimiento de los socios. Primero, hay muchos matrimonios jóvenes que emigran a Estados Unidos, bien porque sus empresas van allí o porque ellos mismos van buscando otro futuro que no encuentran en España. Estos son muy difíciles de captar. Siempre estamos tratando de hacer cosas para las familias, pero es complicado. Este año incluso hemos hecho un programa literario para que los niños conserven su idioma. En octubre entregaremos los diplomas y trofeos que se han ganado. Y en segundo lugar, los de segunda generación han perdido casi el español y eso a mí, como profesora, me preocupa mucho. Pero cuando llegamos a la tercera generación, solo tienen algún vínculo excepcionalmente, cuando han estado por España o han hecho algún trabajo ahí. Y también encontramos más jóvenes en los sudamericanos de origen español que quieren continuar vinculados a España que en los propios españoles, porque para los primeros es como un privilegio o un honor ser descendiente de españoles. Y sin embargo los nuestros no tienen ningún interés. Éste es un grave problema. ¿Cómo se arregla? Pues es muy complicado. Si ellos no tienen interés, por mucho que nos volvamos locos no se conseguirá. Voy a poner un ejemplo. En nuestra Asociación se celebra desde hace muchos años el día de los Reyes Magos. A esta celebración acude un gran número de niños, hijos de matrimonios jóvenes, pero ahí se queda todo; solo vienen ese día y ya no participan en nada más durante el resto del año. Por este problema, muchas asociaciones, como las de Texas, sobreviven porque hay más hispanos que españoles. Entonces empiezan los gustos a cambiar, y no porque sean mejores o peores, pero digamos que ya no son el tronco de España. Se olvida lo español. Y también desconozco cómo se puede solucionar este problema.

 

¿Usted preside FAEUSA desde los inicios de esta federación?

 Sí, sí, fui fundadora. Yo todo lo que presido, todo lo he fundado. Cuando veo una necesidad, allí me meto. Presido FAEUSA desde la asamblea constituyente de 2014 y presido la Asociación de Arizona también desde la asamblea fundacional, que fue en febrero de 2010. La verdad es que ya estoy un poco cansada.

 

¿Durante estos ocho años en la Federación le ha tocado vivir muchos cierres de asociaciones de españoles?

 En este tiempo he visto de todo. He visto asociaciones que no quieren pertenecer a la Federación. Por ejemplo, una del norte de Florida, que tiene sus eventos y en la que casi todos los socios son mujeres de militares. No les interesa federarse y hacen sus propios grupos. Otro caso es que las asociaciones se agotan y se acaban. Y un ejemplo es el de Austin. Pero también las he visto renacer, como la propia de Austin, o una de Minessota, que llegó a estar disuelta.

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