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DANIEL CLEMENTE EXPÓSITO - ESTADOS UNIDOS

Graduado en Relaciones Laborales y mayordomo de una familia de Manhattan que figura entre las 100 mayores fortunas del mundo (lista Forbes)

“El trabajo de mayordomo es muy estresante mentalmente, y durante la pandemia lo fue aún más”

Daniel Clemente está acostumbrado a los cambios de residencia desde Vigo a Nueva York, y también cruzando el Atlántico en dirección contraria. Se instaló por primera vez en Estados Unidos a los nueve años edad, y durante cinco cursos pasó por cuatro colegios diferentes. “Vine con cero de inglés, pero no me resultó difícil la adaptación”, recuerda. Regresó a Vigo para cursar Bachillerato y Relaciones Laborales, y en 2005 se estableció de nuevo en la Gran Manzana. Él y su esposa Silvia trabajan en la casa de Park Avenue, en Mahattan, que pertenece a un matrimonio que figura entre las 100 mayores fortunas del mundo, según la lista Forbes.

Dani ejerce como mayordomo y Silvia como personal de servicio en una vivienda por la que han desfilado personalidades de la talla de George Bush, John McCain y Dick Cheney. “El trabajo de mayordomo es muy estresante mentalmente, y durante la pandemia lo fue aún más”, asegura Dani Clemente, quien se siente afortunado de trabajar para el matrimonio con el que lleva 17 años de impecable trayectoria profesional: “Que figuren entre los 100 más ricos del mundo o entre los 500 creo que poca diferencia tiene; se pueden permitir lo que quieran.

Lo importante para mí es que son muy buenas personas con sus empleados, con lo cual hacen el trabajo más fácil... porque se escucha cada cosa rara de algún millonario, que da miedo”. En 2019, Daniel Clemente y su familia estrecharon todavía más su vínculo con Galicia, y especialmente con el Real Club Celta de Vigo, el club de sus amores. Durante la enfermedad de Álex, a su recuperación contribuyeron muchos mensajes de ánimo y fuerza recibidos desde la plantilla y el cuerpo técnico del Celta. El más mediático fue el de Iago Aspas. El goleador celeste tampoco dudó en hacer de anfitrión y en fotografiarse con Álex en sus habituales visitas a Balaídos para presenciar muchos partidos de su equipo.

Texto: Javier de Francisco ©

Ante todo, Daniel, ¿qué tal se encuentra tu hijo de la enfermedad que le ha afectado hace unos años?

Se encuentra muy bien. Ya han pasado dos años y tres meses desde su trasplante de médula y todo ha ido hasta ahora perfecto. Al principio iba cada 15 días a chequeos, después cada mes, luego cada tres meses y ahora ya está yendo cada medio año. Eso sí, hasta que pasen cinco años sigues estando alerta. Hace la vida normal de un niño de 7 años y eso nos emociona mucho.

Durante tu infancia y juventud has alternado etapas en Galicia y en Estados Unidos, país al que emigraron tus padres en la década de los 80. ¿Esos cambios marcaron mucho tu vida?

Mis padres emigraron la primer vez cuando mi hermano y yo teníamos 3 ó 4 años, con lo cual yo tampoco tengo muchos recuerdos; mis abuelos nos cuidaron muy bien. Luego, a los 9 años venimos a vivir a Nueva York y durante cinco años pasé por cuatro colegios distintos: Nueva York, Florida, Westchester y Southampton.

¿Fue complicado adaptarte a los sistemas educativos de Estados Unidos y al idioma?

Vine con cero de inglés, pero recuerdo que no me resultó muy difícil la adaptación. En el primer colegio en el que estuve tenían unas clases especiales para niños que veníamos de otros países, y en 4 ó 5 meses ya estaba hablando inglés sin problema. Luego, ese mismo verano fui a un campamento, y ya hablaba como uno más. En cuanto a los estudios, no era de los chapones y no tuve problemas ninguno. Recuerdo no suspender nunca, algo distinto a cuando volví a Vigo para cursar Bachillerato. Me costó bastante sacar 3º de BUP y COU, y después en la universidad estudié Relaciones Laborales, y bien. A parte de recibir educación, conocí a mi esposa, Silvia, con lo cual siempre estaré en deuda con el sistema educativo.

¿A qué se dedicaron tus padres en Estados Unidos, y de qué zona de Galicia son originarios?

Mis padres vinieron para Nueva York y siempre se dedicaron a trabajar de pareja en casas particulares de personas adineradas. Mi madre aprendió a cocinar, y mi padre de mayordomo y llevando la casa. Él era (falleció este año) originario de A Estrada y mi madre nació en Buenos Aires, ya que mis abuelos habían emigrado allí en los años 40, y luego regresaron a vivir a Vigo.

¿En la emigración, tus padres siempre vivieron en Nueva York o también en otros estados?

Casi siempre estuvieron viviendo en Nueva York, pero también trabajaron algunos años en Francia y en el Caribe durante temporadas de verano.

En el momento de forjar tu futuro profesional y laboral optaste por Estados Unidos. ¿Ofrece muchas más oportunidades que España para los jóvenes?

Yo vine aquí en el 2005 unos años después de finalizar mi carrera y lo hice porque mis padres habían vuelto aquí a trabajar. No sabía qué iba a hacer; empecé de conductor de limusinas en los Hamptons (Long Island). Me iba muy bien, los dueños estaban muy contentos conmigo, pero coincidió que para la casa de Manhattan de los jefes de mis padres había una posición abierta de mayordomo y tuve la suerte de entrar a trabajar. He tenido mucha suerte porque no he tenido que buscarme trabajo, con lo cual no puedo decir si hay más oportunidades o no. Eso sí, yo ya tenía papeles de residencia de Estados Unidos, con lo cual venía ya con todo legal.

¿Para tu nuevo salto de Vigo a Nueva York también influyó la búsqueda de una mayor calidad de vida?

No. Es que no hay nada como vivir en Vigo y en Galicia. Mahattan es muy bonita y hay muchas cosas que poder hacer, pero es muy, muy cara. Con lo cual si quieres ahorrar tienes que renunciar a mucho ocio. Lo vuelvo a repetir, no hay nada como Vigo.

He leído en algunas entrevistas tuyas para medios españoles que tu objetivo era ahorrar lo suficiente para regresar a Galicia con la familia. ¿Sigue siendo tu gran reto pendiente?

Pues sí; queremos volver a nuestra tierra. Ahora toda nuestra familia está allí y ese es nuestro objetivo a corto-medio plazo. Cuando Álex esté ya 100% recuperado puede que sea nuestro momento.

Como has comentado, en 2005 comenzaste a trabajar como mayordomo para un influyente matrimonio de Nueva York.¿Continúas ejerciendo ese cargo de tan alta responsabilidad para la misma familia?

Sí, llevamos trabajando para esta familia desde el 2005. El trabajo es muy estresante mentalmente, y durante la pandemia aún más, pero eso lo fue para todos.

¿El matrimonio para el que trabajas sigue figurando entre las 100 mayores fortunas del mundo (lista Forbes)?

Están por ahí arriba, y figurar entre los 100 más ricos del mundo o entre los 500 creo que poca diferencia tiene; se pueden permitir lo que quieran. Lo importante para mí es que son muy buenas personas con sus empleados, con lo cual hacen el trabajo más fácil... porque se escucha cada cosa rara de algún millonario, que da miedo.

Por su vivienda de Park Avenue han pasado desde George Bush hijo hasta John McCain o Dick Cheney. ¿Qué es lo más difícil a la hora de organizar encuentros y visitas de tan alto nivel en un ambiente familiar y cotidiano?

Lo más difícil es que cuando haya algún problema, ellos, los jefes o invitados, no lo sepan y no se enteren. Es contraproducente para mí especialmente, porque a veces pasan cosas importantes que logramos solucionar y ellos no lo saben y nunca lo sabrán, con lo cual no hay un gracias, que siempre viene bien, pero así es el trabajo.

¿La familia continúa recibiendo visitas y organizando eventos a ese nivel o la vida social es ahora más relajada?

Con el Covid se ha parado todo en cuanto a grandes cenas en la casa, pero siguen asistiendo a eventos por todo el mundo con personas muy conocidas.

Cuando vienes a Galicia, ¿sabemos entender tu profesión de mayordomo? ¿Te has planteado en algún momento realizar ese mismo trabajo en España?

Cuando vuelva a Vigo, si es que tengo que buscar trabajo nunca sería de mayordomo. El estrés no lo quiero tener también ahí.

Volviendo a tu vida familiar, has conseguido logros muy emotivos para ayudar y motivar a tu hijo durante la enfermedad. Y muchos de ellos con participación de figuras del Celta de Vigo, el club de tus amores, como Iago Aspas. ¿Esperabas tanto apoyo de la élite del fútbol?

Cuando Álex entró al hospital en noviembre del 2019, fue unos días antes de su cumpleaños, y ese día recibimos muchísimos mensajes de gente anónima y de miembros del Celta, jugadores y técnicos, que le dieron mucha fuerza a él y a nosotros. No nos lo esperábamos.

¿Cómo han ayudado esos actos y esos mensajes a tu hijo Álex y a toda la familia?

Recibir ánimos de gente famosa es muy bonito, pero recibirlos de gente que nunca has conocido y que lo sigue haciendo meses después, lo es igual de importante. Ya cuando el año pasado fuimos a Vigo, el Celta nos invitó al estadio y el peque pudo conocer a Aspas en persona. Eso le hizo (y a mí también) muchísima ilusión. Cuando teníamos o tenía momentos duros, mirar un vídeo o leer un mensaje de alguien que te daba ánimos te hacía mucha ilusión y te daba fuerzas. Siempre estaremos muy agradecidos a toda esa gente que se preocupó y se preocupa por nosotros.

¿Este año también harás coincidir tus vacaciones en Galicia con algún partido del Celta, al igual que en temporadas anteriores?

Para este año ya tenemos los billetes preparados para el mes de agosto y claro que al menos iremos al partido de casa que toque, y con un poco de suerte a uno de visitante. Cuando salga el calendario de la Liga haré planes.

¿Estás preparando algo especial para el verano?

No tenemos nada especial; solo ver a la familia, que Álex vaya a la mayor cantidad posible de piscinas (le encantan) y descansar, que hay que regresar a Nueva York en septiembre y volver a empezar.

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