Últimas Noticias

África

BLAS GHIBAUDO MONTEJO - NÍGER

 

 

Profesor de Español, graduado en Lenguas y Literaturas Modernas por la Universidad de Santiago de Compostela (USC)

“En Niamey he llegado a dar clases de español en un anfiteatro delante de 3.000 y 4.000 alumnos; y a corregir hasta 5.000 exámenes”

Al coruñés Blas Ghibaudo, profesor de español en el extranjero, la expresión de la RAE que mejor le define es la de trotamundos. El corralito y la crisis de Argentina provocaron su primer cambio de continente. A los 8 años de edad inició, junto a sus padres, una nueva vida en A Coruña, en la tierra de su abuela materna. Para completar su formación también hizo las maletas rumbo a dos destinos de Francia, primero a Toulouse y después a Rennes. Y sus etapas laborales reflejan nuevamente varios saltos de región, país e incluso de continente: Fort-de-France (Martinica), Alicante, A Coruña, Bagnères-de-Luchon (Francia) y Niamey (Níger), capital africana en la que este curso ha sido profesor de español en la universidad Abdou Moumouni y en el lycée Edmond Rostand.

Compara el día a día en Niamey con “vivir en una burbuja”, debido a la zona de seguridad establecida en la capital de Níger para combatir el terrorismo, y resume su experiencia en el país como muy positiva, pero llena de contrastes. Ha llegado a dar clases de español ante 3.000 y 4.000 alumnos, conectado a un micrófono y en un anfiteatro de grandes dimensiones. Y ha necesitado corregir 5.000 exámenes para evaluar el nivel de español de jóvenes nigerinos que aspiran a becas en España o en países de habla hispana.

Texto: Javier de Francisco ©

Tu residencia familiar está en A Coruña, aunque tus apellidos no tienen origen gallego. ¿De dónde proceden?

Yo soy argentino y el lazo familiar que me une con A coruña es mi abuela por parte de madre, que emigró a Argentina con 16 años en una época de mucha emigración desde Galicia. Después nacieron allá mi madre y mi tío, que fue realmente el primero que se vino a vivir a A Coruña. A partir de ahí, mis padres y yo empezamos a venir de vacaciones desde Argentina, hasta que hubo un momento, cuando se instaló la crisis del corralito y demás, en 2002, que nos vinimos a vivir a España. Yo tenía 8 años. Así que digamos que soy una mezcla argentino-coruñesa. En cuanto al apellido Ghibaudo, es italo-argentino. Tiene orígenes italianos. Así que soy un mix...

Después de varias estancias en Europa y una en el Caribe, en septiembre de 2022 te estableciste en Níger. ¿Qué trabajo realizas en la capital del país africano, Niamey?

En efecto, llegué el 5 de septiembre de 2022 a través de una especie de beca de la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo). En Níger soy profesor de español. El convenio es a nivel de universidad. Doy clases en la Universidad de Niamey, y al mismo tiempo soy un profesor que ofrece servicios para la Embajada y para AECID, por lo que doy clases en otros centros mediante convenios o acuerdos que tienen la propia Embajada o AECID con diferentes entidades o colectivos. Así, mediante un convenio de la Embajada, doy clases al Ministerio de Asuntos Extranjeros de Níger, en concreto a diplomáticos, y también imparto docencia en el Hospital Público Nacional de Niamey, en este caso a través de un acuerdo que tienen con la Agencia Española de Cooperación, con el objetivo de que ciertos estudiantes puedan disfrutar de una beca para ir a España y tengan ya aquí una primera introducción con nuestro idioma. Al margen de estas tres actividades, por mi cuenta y un poco en herencia de la anterior persona que estaba ocupando este puesto, estoy en un lycée (instituto de Secundaria) en el que doy clases a niños de 15 y 16 años, lo que vendría siendo para nosotros la equivalencia entre 4º de la ESO y 1º de Bachillerato. Es un instituto muy, muy humilde... Las mesas se caen por su propio peso, las infraestructuras digamos que no son las más adecuadas, los chicos van a clases cuando pueden... pero están siempre disponibles. De hecho hoy, que es uno de los últimos días lectivos, voy a verlos, a despedirme de ellos.

Entrada a la Universidad Abdou Moumouni, en Niamey

¿El instituto de Secundaria en el que impartes clases está también en la capital o en una zona rural?

Sí, es en la capital. Verdaderamente aquí es muy complicado moverse. Nosotros vivimos en Niamey, pero en realidad vivimos en una burbuja. Yo he venido a la capital de Níger, pero lo cierto es que me había postulado para ir a Canadá. Había tenido anteriores experiencias en Francia y en Martinica, así que dije, el francés ya lo controlo más o menos, después de estar el año pasado en otro lycée en Francia, así que quise solicitar para ir a algún país anglófono. No se me dio en Canadá, y me ofrecieron la oportunidad de Níger, y la verdad es que estoy aquí porque soy una persona a la que no le gusta decir que no ya desde el principio. Mejor primero verlo y después ya surgirá... A lo que iba es que, cuando buscas Níger en Google, no son buenas noticias las que te salen. Son territorios en los que los grupos yihadistas y terroristas están bastante incrustados y en donde se están acrecentando. Niamey podríamos decir que está “segurizada”; es una ciudad en la que no hay conflictos bélicos o ataques terroristas. Pero si vas ahora mismo a zonas del oeste del país, a regiones como Tillabéri, en donde están cerrando como 900 escuelas, la situación es diferente. Se priva a muchísimos alumnos de la educación, que es aquí lo más importante y la base. Y todo es por el terrorismo. Es decir, en zonas de frontera con Mali y con Burkina Faso se están llevando todo por delante. Nosotros aquí, en la capital, no nos podemos mover. Tenemos nuestros requisitos de seguridad, de no movernos, y si lo hacemos tendría que ser en avión. Pero bueno, no quiero convertir esto en una mancha de la experiencia que estoy teniendo en este país. Y es que además, nosotros en esta burbuja no vemos nada de eso. Vemos y escuchamos noticias, pero aquí en Niamey no existe ese problema.

Blas Ghibaudo ante el Capitolio de Toulouse

¿Qué aspectos destacarías más de la experiencia que vives en Níger?

He estado fuera, y mira que estoy acostumbrado a moverme, pero ésta es sin duda la experiencia más chocante que he tenido. Para empezar es un choque cultural muy grande. Hay que tener en cuenta que estamos en uno de los países más pobres del mundo, con el PIB más bajo. En mis dos o tres primeras semanas aquí yo vivía en un shock continuo. Iba abriendo los ojos y preguntándome dónde estoy. Me refiero a un shock porque son cosas que no estamos acostumbrados a ver. Aquí lo más raro es que una carretera esté asfaltada. En la calle hay gente con muy pocos recursos, que piden lo que sea para poder comer. Hay niños pequeños en la calle que no tienen la oportunidad de ir a la escuela. Para ser la primera vez que estoy en África, el choque ha sido muy grande. Me dijeron que una vez que estés en África si has hecho Níger ya estás preparado para ir a cualquier otro país. El choque verdaderamente es con este tipo de países, en los que convives con la pobreza. Y además hay muchos contrastes. Puedes estar comiendo tranquilamente en un restaurante o en hoteles en los cuales te olvidas de dónde estás, pero cuando sales a la calle regresas a la realidad de Niamey.

Clase muy concurrida en Níger

¿El próximo curso repetirás estancia en Niamey, como profesor de español?

Tenía la oportunidad de poder quedarme aquí hasta tres años, porque es así el convenio con AECID, pero en principio no he renovado, porque a nivel de la universidad no me sentía del todo productivo. Imparto dos asignaturas y he llegado a dar clases delante de 3.000 y 4.000 alumnos al mismo tiempo. Es un poco caótico. Y este caso que lo envuelve es en cierto sentido el resumen del país. He llegado a dar clases con un micrófono delante de 4.000 alumnos en un anfiteatro enorme, lo cual también es una experiencia muy buena para contar, pero al final eran asignaturas que se daban por semanas... Yo tenía clases de jueves a jueves, después hacíamos el examen y ya está. Lo de corregir 5.000 exámenes es también otra película, porque lleva su tiempo... Como digo, profesionalmente no me sentía del todo productivo y he decidido solicitar un cambio. He pedido cambiar para Costa de Marfil, para Abiyán, y estoy a la espera de saber si me lo conceden. Si no, sinceramente, aquí estoy conviviendo con mucha gente que se dedica a temas de cooperación internacional, que es algo que no conocía, y es un sector que me atrae, para poder ayudar a crecer y a desarrollar un país como Níger, con diferentes ONGs o con agencias de cooperación. Ahora que voy a regresar a Galicia, durante el verano voy a quedarme ahí, pero también voy a intentar buscar algo relacionado con este ámbito de la cooperación. Personalmente estoy muy bien en Níger; no esperaba en ningún momento estar tan bien como estoy, así que si me puede surgir algo en temas de ONGs y demás vendría de nuevo encantado de la vida. Es un territorio en el que tienes que resurgir de las cenizas, porque es una continua improvisación. Yo tengo la sensación de haber vivido en tres Niameys al mismo tiempo, básicamente por la gente. Aquí los expatriados venimos con contratos de 5 ó 6 meses, o de un año como mucho, por lo que va todo cambiando rápidamente. Yo por ejemplo llegué con un grupo, de septiembre a diciembre, y cuando regresé en enero, ya tenía otro grupo totalmente diferente porque el resto ya se había ido. Hay muy buen ambiente, si bien en el tema cultural es muy difícil entrar en la comunidad local. Podemos tener chicos y chicas que son de Niamey, pero yo veo muy complicado poder entrar en un grupo local. Entre todos los extranjeros nos llevamos muy bien y cuando llevas un año ves toda la rueda de cambios de personas que ha habido en tan poco tiempo.

Disfrutando en una pequeña embarcación

Hablabas antes de 3.000 y 4.000 alumnos a la vez en una clase de español. ¿Te sorprendió el interés que existe en Níger por aprender nuestro idioma?

Interés lo hay. Son alumnos que en términos profesionales estamos hablando de un nivel básico, A1 o A2. Hay interés pero no existe una formación correcta del idioma español. Yo lo llevaría también mucho a temas económicos. No todo el mundo se puede permitir, primero ir al colegio, y tener una educación correcta, y después, y dentro de ella, que haya enseñanza reglada y adecuada a los niveles de cada curso. Sí que es verdad que hacemos reuniones con el resto de profesores y por mi parte estoy intentando crear una asociación de profesores de español, de la mano de la Embajada, y ahora supongo que ese objetivo quedará para mi sustituta. Creamos todo esto en base a la demanda que existe. Por ejemplo, hemos hecho concursos de español, el Día de la Lengua Española hemos organizado una lectura de dos capítulos del Quijote... Son actividades que propone la Embajada y que en lo que me toca tengo que organizar. Hemos hecho también un concurso entre lycées de la ciudad, con una prueba de karaoke, una poesía y un dictado. Los alumnos, que en este caso son de 15 a 18 años, se lo pasan genial. Es otra forma de ver y de enseñar el español. Volviendo a la pregunta, el interés por nuestro idioma lo hay. Además, cuando organizamos este tipo de actividades le ponen aún más empeño. Intentamos incidir mucho en que estudien, que tengan buenas notas y que en un futuro puedan pedir una beca para ir a España o a un país hispanófono, para poner en práctica todo lo que están aprendiendo aquí. Como he comentado, he dado clases delante de 4.000 alumnos, pero a veces los recursos no son suficientes. Todos los niveles son muy básicos.

Con un grupo de docentes en Niamey

Estás viviendo tu última semana de curso en el país africano. ¿Cómo será tu despedida de los alumnos? ¿Ellos tienen mucha empatía con los profesores extranjeros?

Sí, sí, los jóvenes en general son muy amables. Pero al mismo tiempo son muy inexpresivos. Cuando hablas con ellos tienes que sacarles las palabras. Y eso como profesor complica la docencia. Ya de por sí les cuesta hablar, y si luego yo como profesor les tengo que casi obligar a hablar en una lengua que no es la suya, eso desde luego no facilita el aprendizaje. Cuando he llegado aquí a vivir estaba en una casa que me ponía la universidad -aquí cada casa tiene guardianes-, y conviví mucho con el guardián de la casa de la universidad. Y en mi despedida, pasaré a saludarle. También hay un chófer de la universidad que me acogió muy bien y que incluso me invitó a su casa en los primeros días, y también pasaré a despedirme de él, al igual que de mis alumnos. Ahora mismo tengo que ir a la universidad a depositar las llaves de mi despacho y a hablar con el decano. También veré al director del colegio. La semana pasada hicimos una ceremonia de clausura en el Ministerio de Asuntos Extranjeros; vinieron la embajadora, que por cierto también tiene raíces gallegas, y la cónsul. En esa ceremonia hemos entregado los diplomas a todos los alumnos que han completado la formación. En lo personal tengo que despedirme de todo el mundo, tengo que vender el choche, dejar la casa, hacer las maletas... Aunque estamos acostumbrados y vamos de aeropuerto maleta en maleta, no estamos preparados cuando llega ese momento. A día de hoy no soy consciente y no me hago a la idea de que en 3 ó 4 días estaré en mi casa y de que veré el mar en A Coruña. No se me pasa ni por la cabeza. Pero son etapas, eso es lo bonito.

Un grupo de alumnos durante una clase de español

Al tener coche propio en Niamey, ¿has podido viajar y conocer otras zonas de Níger?

No, no, no he viajado por el país. Aquí por consejo no te recomiendan viajar. Ha habido antecedentes. En 2020, en precovid incluso, hubo un atentado a una ONG francesa. Eran chicos y chicas que estaban viajando en coche a un parque natural, en el que hay una especie de safari, y que se encuentra a unos 30 ó 40 kilómetros de la capital. Hubo un atentado, los pararon los terroristas y los mataron a todos (en el dramático suceso acontecido en agosto de 2020 en Kouré fueron asesinados seis cooperantes franceses de la ONG Acted y sus dos guías originarios de Níger). A partir de ahí se reforzaron mucho las medidas de seguridad y por consejo no te recomiendan viajar. Te puedes mover por la ciudad en coche, que es lo recomendable, porque moverse a 45 grados todos los días no es del gusto de nadie. Después, aquí hay muy poca gente que viaja por placer. Hay quien lo hace por misión, por ejemplo el personal de las ONGs que tienen proyectos en otras ciudades y regiones de Níger. Por placer es muy complicado. Y en coche y en bus es impensable. Por el mero hecho del color de piel, si los terroristas tienen alguna orden, ya no podríamos contarlo... Todo esto lo que hace es aumentar más lo que decía de la burbuja de la capital. Estás aquí “segurizado” y bien. Pero el exterior es diferente. Hay guardianes en todos los edificios que se lo pueden permitir, aunque yo diría que si no los hubiera tal vez no pasaría nada. Hay empresas de seguridad, guardianes cumpliendo su función de día y de noche...

 

Por formación, por vocación y por estilo de vida, ¿te ves lejos de Galicia durante muchos años?

Sí, por mi filosofía de vida. Hice Erasmus en Francia dos veces, en Toulouse y en Rennes, y por mis estudios y demás siempre he tenido claro que me gustaría vivir en el extranjero. Aunque es cierto que la morriña es una realidad y siempre acabas volviendo. Después de mi experiencia en Martinica, en donde también estuve con una beca del Ministerio para auxiliar de conversación, que es una especie de ayudante del profesor de español, me fijé precisamente como objetivo la docencia del español, porque vi que me atrae. Yo estudié Lenguas y Literaturas Modernas en la Universidad de Santiago, y dije voy a Martinica, porque después de haber estado en Francia habrá más vínculos. Martinica es Francia y el idioma es el francés. Sin embargo, puedo decir que la isla tiene más cosas en común con África que con Europa. Disfrutando de esa experiencia allí, vi que la docencia del español me gusta. Cuando volví hice un máster on line, durante el covid, justamente en enseñanza del español para extranjeros, y a partir de ahí me marqué el objetivo de viajar y de ser profesor de español en el extranjero. Sabiendo obviamente que si me quedo en España las posibilidades de ser profesor de español son mínimas. Así que hice ese máster para darme ese empujoncito, para viajar hasta tener una edad más asentada e instalarme de nuevo en Galicia o donde sea. Pero sí, mi idea es estar en el extranjero unos años. No sé si mis padres estarán muy de acuerdo, porque además soy hijo único, pero esa es la idea. Y sé que siempre me desean lo mejor.

Para finalizar, y casi como curiosidad, tu trayectoria laboral incluye un tiempo de vinculación al Basquet Coruña, precisamente durante la pandemia. ¿Cuál era tu función en el club de tu ciudad?

Estuve desde finales de 2020 hasta el 2021, justamente cuando lo compaginaba con el Máster que estaba haciendo. En el Basquet Coruña trabajaba en la oficina, de cara al público, y por facilidad con las lenguas, mi vinculación con el equipo y mi función era la de team manager. Es decir, yo estaba pendiente y me ocupaba de todo lo extradeportivo de los jugadores de la primera plantilla. De aquella época siguen estando Javi Vega y poco más... Lotanna, que ahora volvió, y estaba en esos años. También coincidí con Álex Hernández. Yo me ocupaba de todo lo del jugador menos de lo deportivo. Es decir, de buscarles casa, del tema visas con los extranjeros, de buscarles vuelos y de resolver todos sus problemas. Era el nexo entre el jugador y la directiva. La verdad es que estaba contento; había un ambiente espectacular también en la oficina, teníamos muy buen grupo, de hecho siguen estando, y mantengo muy buena relación con todas las personas que continúan en el club. También tenía muy buena relación con el cuerpo técnico, con Sergio, con Román, que sigue ahora... Siempre me gustó el deporte, soy un gran amante del deporte, y ese fue un año muy bueno. Por covid no pudimos disfrutar de tener el Forno de Riazor lleno muchas veces, pero bueno... Ah!, también era mi ocupación el tema de la organización de partidos en casa... Como excelente recuerdo, viajamos todos los chicos de la oficina a Granada al partido de la semifinal. Fue un año espectacular y tuvimos el ascenso ahí, a puntito de caramelo. Eso te hace tener muy buena relación con jugadores, como Javi, que es un crack, o como Dago. Fue un año que se salió de lo que me une con mi lado profesional, pero me ayudó mucho a quedarme en A Coruña cuando estaba cursando el Máster. Y me ayudó también a pasar por esa época difícil del covid. Estoy muy contento y orgulloso de esa etapa.

Como buen amante y practicante del deporte, ¿jugabas a baloncesto?

No, a baloncesto no. He jugado al fútbol toda mi vida. He jugado en equipos de A Coruña, en el Orillamar, en el Victoria... Cuando tenía 15 años estaba jugando en la mejor liga en la que podía jugar a esa edad, que era la División de Honor cadete. He jugado toda mi vida al fútbol, soy amante y forofo del Deportivo, en el que otra temporada más no tenemos nada que celebrar y estamos tristes y tocados, sobre todo por cómo se desarrolló el playoff (eliminatoria de ascenso entre el Depor y el Castellón)... En A Coruña no fallo un día al estadio, a Riazor, pero en Níger me fue difícil poder seguirlo esta temporada. El deporte es la pasión, es lo que me une. Incluso sigo jugando aquí también; tenemos un campito en el que jugamos un partido todos los lunes y el próximo será el de mi despedida.

Financiado por la Unión Europea, NextGenerationEU
Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia