A punto de cumplir 60 años en el país, el empresario gallego Emilio González Portela prepara su inauguración más esperada. El proyecto de su vida comenzó a tomar cuerpo hace cuatro años, con el inicio de las obras del hotel más vanguardista y atrevido de Uruguay, y después de algunos contratiempos con la financiación vive ya su particular cuenta atrás. Tanto que el empresario originario de Tomiño (Pontevedra) desea hacer coincidir su cumpleaños, a comienzos de diciembre, con el estreno del majestuoso cinco estrellas El Palenque, ubicado en Punta del Este (en la Avenida Roosevelt, el boulevard que atraviesa el Balneario). Tendrá 64 habitaciones, apartamentos de 40 a 100 metros cuadrados de superficie y en la planta superior suites de 100 metros cuadrados con piscina privada. El establecimiento recibe el nombre de los dos prestigiosos restaurantes que posee el grupo familiar Portela, el más veterano en Montevideo y el más reciente (aunque ya con 15 años de recorrido) en Punta del Este, a muy pocos metros del nuevo hotel en construcción. Además, Emilio Portela abrió en 2011 el único hotel art déco náutico de la capital uruguaya, tras restaurar un edificio de tres plantas en el Mercado del Puerto. Su grupo de empresas factura 6 millones de dólares al año. A partir de 2018, con la aportación del Hotel El Palenque espera aproximarse a los 10 millones. Actualmente, la plantilla conjunta de los tres negocios en funcionamiento es de 105 trabajadores, a los que se unirán 50 más a finales de año cuando abra sus puertas el nuevo buque insignia del grupo Portela.
La compañía internacional de transporte ESPA Cargo tiene su sede en Oceanside, al este de la ciudad de Nueva York, en Long Island, cerca de uno de los destinos más populares para los residentes de la Gran Manzana, el arenal de Jones Beach. La empresa fue fundada en 1994 por José Carlos Fernández y por su esposa María José Fernández, originarios de los municipios pontevedreses de Tomiño y A Estrada, respectivamente. La familia de María José emigró a Nueva York en 1984 desde Liñares (A Estrada) y la de José Carlos en 1977 desde Taborda (Tomiño), aunque su padre -cocinero del restaurante Rincón de España, en Manhattan, durante 40 años- ya se había establecido previamente en el país, en 1966. La familia Fernández es un referente dentro de la gastronomía y de la restauración neoyorquina con raíces españolas. Rosendo Fernández, hermano del fundador de ESPA Cargo, es el propietario del Café Español, el mítico local de Greenwich Village fundado en 1976.
María José y José Carlos detectaron la oportunidad de poner en marcha su propio negocio de logística y de crear una conexión directa entre Estados Unidos y Galicia cuando ambos trabajaban como empleados de Iberia en el aeropuerto JFK de Nueva York. Después de su paso por la aerolínea española, el empresario originario de Tomiño trabajó durante dos años en el departamento de carga de la compañía aérea chilena Ladeco. Desde los inicios, el proyecto empresarial y el plan de negocio de ESPA Cargo estuvo basado en la experiencia previa y en el background de sus dos impulsores.
Con 23 años de trayectoria, la empresa familiar ha logrado una fuerte especialización. Entre sus clientes destacan entidades de la talla del Museo del Prado y del Reina Sofía, que confían en la profesionalidad de la compañía de origen gallego a la hora de transportar valiosas colecciones y exposiciones, entre ellas obras de Picasso y de Miró.
También son muy frecuentes las expediciones de coches americanos y motos de colección con destino a España y a otros mercados europeos, así como vehículos modernos (desde los monovolúmenes más demandados de Chrysler hasta el casi indestructible Hummer), repuestos de automoción y antigüedades.
En los primeros años de actividad, el negocio de la empresa giraba en torno a paquetes y pequeños útiles que los emigrantes gallegos establecidos en Estados Unidos, especialmente en el área de Nueva York, llevaban a Galicia durante sus vacaciones de verano o de Navidad. En la actualidad ESPA Cargo gestiona el envío de dos contenedores mensuales de 40 pies desde Nueva York hasta el puerto de Vigo. La mercancía más habitual está formada por coches, motos, repuestos, utillaje, productos de alimentación, mudanzas internacionales e incluso por maquinaria agrícola, tractores y equipos industriales para el pintado de carreteras.
Desde su centro logístico de Oceanside ofrece el servicio “puerta a puerta” a cualquier destino de España y de Chile. En carga aérea dispone de soluciones integrales para enlazar con todos los mercados de Europa o de Latinoamérica.
La facturación media de la compañía se sitúa en 3,5 millones de dólares. Tiene una plantilla formada por 15 trabajadores y dispone de sucursales en Miami y Los Ángeles. Originariamente, su operativa estaba centrada en el transporte aéreo, modalidad que ahora mismo representa menos del 10%, frente a un peso relativo superior al 90% para el transporte marítimo. Para las expediciones nacionales, en el territorio de los Estados Unidos, cuenta con una flota de camiones que recorre de norte a sur la costa este, desde Boston hasta Miami. Su logística incluye rutas diarias con el aeropuerto JFK y con las grandes plataformas portuarias de New York y de New Jersey, los dos puntos de partida de la gran mayoría de los contenedores que envía a Europa y a Latinoamérica.
José Carlos Fernández relata su experiencia profesional en la siguiente entrevista, en la que el lector hallará más detalles sobre la trayectoria y la cualificación de ESPA Cargo:
Su proyecto inicial era vivir durante tres meses una estancia de formación en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, referente mundial en la lucha contra el cáncer, pero su experiencia vital y profesional en Nueva York ya ha superado el año y medio de duración. David Aramburu Núñez reside en Nueva York desde mayo de 2015, a donde llegó a través de un programa de intercambio entre la Sociedad Española de Física Médica (SEFM) y su homóloga estadounidense (AAPM). Tras esa rotación, le surgió un contrato de trabajo “irrechazable”, al lado de prestigiosos expertos de numerosas nacionalidades. El investigador ourensano define su etapa actual como “una gran experiencia y una suerte”, por el hecho de trabajar “en un ambiente con tanta diversidad cultural y de conocimiento”. Su línea de investigación está centrada en la utilización de herramientas diagnosticas como la resonancia magnética o la tomografía por emisión de positrones para adelantar cómo serán los efectos y la respuesta de la radioterapia en cada paciente individual durante el tratamiento de tumores cancerígenos. El reto de David Aramburu es regresar a Galicia para ejercer aquí su especialización. Mientras, detecta importantes carencias en el sector público de España y de Galicia, ya que las Administraciones “no han sabido entender lo importante de la renovación tecnológica en el campo de la Radioterapia y de la Física Médica en general. Es cierto que recientemente en Galicia se ha hecho una gran inversión, necesaria pero no suficiente. Tampoco han sabido entender la importancia que tiene la alta especialización”, matiza. En su reflexión desde Nueva York va más allá y subraya que “cuando las inversiones en Ciencia den votos, España será uno de los mejores países en investigación”. Recuerda que una de las recientes campañas del Memorial Sloan Kettering Cancer Center empleó como lema “More Science. Less Fear” (Más cienca. Menos Miedo). El físico médico ourensano, con raíces familiares en Vilardevós (Ourense) y Ribadeo (Lugo), confía en que “llegará un momento en el que todos los gallegos y gallegas que están fuera, por obligación o no, podrán volver para ejercer sus altas especializaciones, para emprender, para enseñar, para experimentar, para mostrarnos y para que aprendamos lo bueno de los lugares de los que provienen. Todas las lágrimas derramadas tendrán una recompensa, y Galicia y los gallegos tendrán lo que se merecen y por lo que han trabajado tan duro”, asegura.
El fundador de Hacienda María Luisa, en La Chorrera, provincia de Panamá Oeste, emigró desde el municipio ourensano de A Merca en la década de los cincuenta. Desde su llegada al país, Bernardo Corbillón Docampo siempre trabajó en empleos vinculados a la alimentación: fue vendedor de pescado, empleado de una tienda de ultramarinos, carnicero... Y con los primeros ahorros abrió uno de los supermercados pioneros en su provincia de acogida, hasta que a mediados de los ochenta vio materializado el sueño de dedicarse a la ganadería, el oficio por el que sentía pasión desde sus primeros pasos en A Merca, la tierra por excelencia de ganaderos y de tratantes. Así surgió Hacienda María Luisa, que debe el nombre a su esposa panameña. Tras el fallecimiento del fundador, hace ocho años, sus hijos continúan al frente del grupo empresarial, formado por una explotación de porcino, una lechería que alcanza los 5.000 litros semanales de producción y por una fábrica de piensos para alimentación animal. Su hijo Bernardo Corbillón Sánchez combina la gerencia con otra pasión familiar, los deportes del motor. Esa afición vivió su momento estelar el pasado verano, con la inauguración del Circuito Internacional de Panamá, el primer autódromo del país y uno de los más importantes de Centroamérica. La familia Corbillón es la promotora del proyecto y el circuito, de 3,2 kilómetros de longitud, está ubicado en plena Hacienda María Luisa.
Xaime Arias Rodríguez (Ourense, 1977) ha pasado de ser el rostro amable de los informativos de la Televisión de Galicia a vivir su particular sueño americano como profesional de la información en Nueva York, en donde “si te sabes mover, la demanda es enorme”, asegura. En la Gran Manzana combina las facetas de productor de televisión, organizador del Galician Cinema & Food Festival y director de comunicación de Generación Code, entidad con sedes en Madrid y Nueva York que se ha marcado el reto de transformar y adaptar a los nuevos tiempos el sistema educativo de España y Latinoamérica, introduciendo la programación informática en las aulas y fomentando la educación STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). En Generación Code, Xaime Arias comparte proyecto con prestigiosos directivos y profesionales como Fran García del Pozo, ex gerente de patrocinios a nivel mundial de Telefónica; Belén Amatriain, consejera de Euskaltel y de Evo Bank; y Pedro Moneo, ingeniero nuclear, fundador de Opinno y editor de la versión española de Technology Review. El ex presentador de los informativos de fin de semana de la Televisión de Galicia (ejerció esa tarea entre 2007 y 2013) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca y completó su formación en el sector con un Postgrado en Edición Digital Audiovisual en la Universidad de Santiago de Compostela. Su trayectoria incluye desde su paso por la sección de economía de un diario vigués hasta la narración de los partidos del Deportivo de La Coruña para la Radio Galega. Para explicar sus cambios en la profesión, tira de filosofía de vida: “ Siempre hay que salir de la zona de confort y buscar retos, y después de seis años seguidos presentando informativos… ¿qué mayor reto que venir al centro del mundo de la información a empezar casi de cero? Dice la canción que si lo puedes hacer en Nueva York lo puedes hacer en cualquier lado, y es cierto, la exigencia es máxima, pero, si lo consigues, la recompensa también”.
Sus apellidos sitúan en el País Vasco y en el interior de Galicia el origen familiar del empresario argentino Sergio Echebarrena Rábade. Sus dos ramas familiares emigraron rumbo a la provincia de Buenos Aires a comienzos del siglo pasado desde el municipio guipuzcoano de Alegi (Alegría de Oria) y desde la propia localidad lucense de Rábade. El actual presidente de Capipe, la cámara o asociación de empresas argentinas que son proveedores de la industria del petróleo, del gas y de la energía, es el propietario de Imastec, empresa con recorrido desde 1982 y dedicada a la fabricación de equipos (con diseño propio) y al desarrollo de tecnologías como sistemas de telemetría, de protección catódica y de controladores para el aprovechamiento de energía fotovoltaica y eólica. En la cartera de clientes de esta pyme con sede en la localidad de Caseros, situada al noroeste de la capital, figuran compañías de la talla de YPF, Petrobas, Total, Chevron, Pan American Energy o la española Gas Natural Fenosa. Aunque el contacto con Galicia ya se diluyó en las generaciones anteriores, Sergio Echebarrena nunca ha perdido las raíces gallegas y vascas, hasta el punto de que este mismo verano ha dedicado sus vacaciones a conocer en profundidad los encantos de los municipios de Rábade y Alegi, desde donde emigraron sus abuelos. Su proyecto empresarial se basa en mantener el alto grado de especialización de Imastec, en ampliar posicionamiento en las energías renovables (el Gobierno de Argentina ha diseñado un plan para que las energías limpias representen en 2017 el 8% del consumo total y en 2025 el 20%) y en seguir poniendo el foco en la internacionalización (la empresa exporta con regularidad equipos rectificadores e instrumentos de protección catódica a Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia).
Hasta los diez años vivió a orillas del Atlántico, en su parroquia natal de Canido (municipio de Vigo) y a esa edad puso rumbo hacia otras latitudes del mismo océano, en Canadá. En Montreal tiene un poco más lejos que en Canido las aguas atlánticas, pero no los buenos “frutos” del mar, a los que se dedica en la parte gastronómica desde hace 40 años. En 1977, cuando Montreal aún vivía la resaca de sus Juegos Olímpicos (la XXI Olimpiada se celebró en 1976), el vigués Lorenzo Oliveira y su esposa, María da Silva, originaria de Ponte de Lima (Portugal), abrieron en pleno Quartier Latin (Barrio Latino) de la ciudad, en la calle Saint Denis, el Restaurante Casa Galicia. Cuatro décadas después, este emblemático local continúa en el mismo lugar y sigue siendo uno de los grandes referentes de la cocina gallega y española en Norteamérica. Dispone de dos plantas, tiene capacidad para 120 personas y los fines de semana mantiene su cita con los espectáculos de flamenco. En su carta no faltan platos tan característicos como el pulpo a la gallega, las vieiras, las almejas a la marinera o la parrillada de mariscos, ni tampoco buenos vinos Albariño y Valdeorras. El 80% de su clientela son canadienses y el 20% restante turistas estadounidenses y europeos.
“Fun de luna de mel a Caracas á casa da miña cuñada e xa me quedei en Venezuela, onde levo 52 anos. Non viñen por necesidade, pero gustoume o país”. Así resume su cambio de vida Guillermo Pérez Álvarez, originario de Grixó (Ramirás) y personaje muy querido por toda la Hermandad Gallega de Venezuela, colectivo en el que se inició como profesor de karate en 1974. Ha sido uno de los seis fundadores de la Federación Venezolana de Karate y su escuela-gimnasio, de la que han salido más de cien cinturones negros y numerosos representantes del país en competiciones internacionales, es un referente tanto en la alta competición como en la práctica más popular de este deporte. El maestro Guillermo Pérez, cinturón negro 7º Dan, fue durante más de 20 años formador de agentes de la Guardia Nacional, de la Policía Metropolitana y de las tropas de la Armada. En la actualidad, a los 75 años de edad, continúa impartiendo cinco horas diarias de clases -de lunes a sábado- en su gimnasio de Chacao, a más de un centenar de alumnos “desde os máis pequeniños, de 4 anos, ata adultos que superan os 70 anos”, resalta con orgullo. Se define como amante de la naturaleza y del deporte, y en su filosofía de vida están muy presentes valores como la perseverancia, la perfección, el respeto y la autoconfianza. En un mundo dominado por el materialismo y el consumo, asegura que “saber vivir é solo para escollidos”. Su estilo en el karate es el denominado Nihon Koden Shindo Ryu (Casa del Camino a Dios), en el que ejerce como director técnico para Venezuela. Desde hace unos años, cambió su residencia en Caracas por una casa de campo en San Antonio de Los Altos, en la que dedica tiempo al cuidado de palomas, loros, tortugas, gallinas... pero en especial de su perra mastín napolitana de casi 80 kilos de peso. El shihan Guillermo vive con cierta inquietud las actuales restricciones de alimentos en Venezuela: “Falta a graxa para o corpo porque hai carencia dalgúns alimentos. Aínda que hai carne e verduras, hai tempo que non podemos facer postres. E ademais, os que traballamos fóra da casa e non podemos estar horas nas colas, temos que pagar polos produtos na revenda cinco ou seis veces máis cos prezos que marca o Goberno”, explica.
Tres años de formación en París y en Bruselas, para adquirir bagaje internacional y dominio de idiomas, impulsaron y ampliaron el foco laboral de la ourensana Gema Pérez, que acaba de cumplir un año en su nuevo cargo como analista de operaciones corporativas en la sede central de The Bank of New York Mellon, una de las mayores corporaciones bancarias del mundo, con 232 años de historia. Después de finalizar los estudios de Empresariales, abrió la carrera profesional en su propia ciudad, formando parte de la plantilla de dos líderes sectoriales a nivel local, una empresa de programación y hardware, y un centro médico de referencia. Gema Pérez se anticipó a la fuga de talento que aún arrastran Galicia y España desde el inicio de la crisis, y que se agudizó a partir de 2009. En su caso, vive en el exterior desde el año 2005. Durante su estancia en la capital europea forjó su primera vinculación laboral con la multinacional financiera para la que trabaja actualmente, The Bank of New York Mellon. En Bruselas ejerció durante tres años y medio (hasta diciembre de 2012) como experta en acciones corporativas. Ya en Nueva York, se reincorporó a la propia corporación BNY Mellon en agosto del año pasado, como analista de acciones corporativas, después de otra experiencia financiera -de algo más de un año de duración- en uno de los departamentos técnicos de Bloomberg LP, la compañía estadounidense de software financiero, datos y noticias. De su ciclo profesional en la mayor plaza financiera mundial, destaca el cambio de cultura empresarial en contraposición a Europa, en un país en el que “no parece tan importante tener cuantos más títulos universitarios mejor, como realmente mostrar en el trabajo qué es lo que sabes hacer y hásta donde puedes llegar. Se necesita una cierta preparación académica, por supuesto que sí, pero se requieren resultados”. Gema Pérez matiza que un currículum americano nunca se encabeza con los títulos y méritos académicos, sino con los resultados tangibles conseguidos en el trabajo: “La experiencia laboral no se describe en tareas sino en resultados y ésta siempre encabeza el currículum. Los títulos académicos se ponen a continuación”, aclara. Formar parte de una de las corporaciones de liderazgo le permite vivir, en primera persona, la verdadera dimensión de la operativa financiera mundial: “Trabajar en una empresa que ofrece servicios financieros en numerosos mercados le hace a uno consciente del altísimo volumen de transacciones internacionales que se dan en los mercados accionarios”. Y también le posibilita comprobar la permanente evolución del perfil de trader: “Hoy es mucho más importante tener conocimientos informáticos avanzados de lo que lo era hace tan solo diez años”, comenta.
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